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La poeta rumana Ana Blandiana, Premio Princesa de Asturias de las Letras en 2024, pensó en abandonar su país el pasado noviembre ante el posible triunfo de un candidato ultranacionalista prorruso en las elecciones presidenciales, según confiesa en una entrevista publicada este martes.
“En noviembre, pensando en la posibilidad de que Georgescu ganara, me pregunté: ¿Podría suceder que ahora me vea obligada a emigrar?”, señala en una charla publicada por el portal News.ro, en relación con la victoria de un candidato ultranacionalista en la primera vuelta de las elecciones, que fueron anuladas luego por el Tribunal Constitucional.
La poetisa, que cumple este 25 de marzo 83 años, pudo publicar y tuvo reconocimiento durante la dictadura comunista en su país, contra la que comenzó a protestar en los años finales del régimen. De hecho, en la entrevista afirma que antes de la violenta revolución que acabó con el régimen comunista en 1989 nunca había pensado en dejar su país.
En esa charla advierte que está surgiendo un nuevo “orden mundial que está evolucionando claramente hacia poner las dictaduras en primer plano”. La escritora asegura que “hace tres años nadie en Europa habría creído algo así”.
Los últimos sondeos prevén que un candidato ultra, aliado de Georgescu, gane la primera vuelta de las elecciones presidenciales del próximo día 4 de mayo, aunque perdería en la segunda y definitiva frente al europeísta Nicusor Dan.
La poetisa también afirma que Rusia ejerce una fuerte influencia aún en Rumanía, que estuvo vinculada a la Unión Soviética y hoy pertenece a la Unión Europea y a la OTAN.
Blandiana relaciona esa nueva influencia con la evolución del progresismo y critica lo que califica de “corrección política” que va contra “la naturaleza humana”. ”Apoyar a las minorías todo el tiempo es en realidad una forma de contradecir el principio de la democracia, que es lamayoría”, argumenta.
De hecho, afirma que el triunfo electoral del presidente estadounidense Donald Trump de debe "al modo en que evolucionó la corrección política, 'woke' y la cultura de la cancelación, provocando que la sociedad estadounidense se volviera aberrante".
Ante ese empuje, afirma, sólo presenta batalla una Europa que “pierde velocidad”. “Si no renunciamos a la cultura, tenemos la oportunidad de salvarnos. Porque, al final, el éxito de Georgescu es también una cuestión de cultura, o más bien de falta de cultura”, asegura.
Por EFE
