Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.

“Que escribir libros cubra tus gastos es el unicornio que todos queremos cazar”

“Que pase lo peor” es la más reciente novela de Antonio García Ángel, publicada por Penguin Random House. En ella, un escritor fracasado, que ya no cree en nada, termina viviendo una extraña aventura. Su autor, Antonio García Ángel, conversó sobre la obra y el oficio de escribir.

Juan Sebastián Lozano

11 de julio de 2025 - 04:34 p. m.
Antonio García Ángel obtuvo un grado en Literatura y otro en Comunicación, ambos en la Universidad Javeriana de Bogotá.
Foto: Penguin Random House
PUBLICIDAD

Nelson Camargo es un profesor de una universidad de garaje que es echado como perro de la institución —eso sí, de manera diplomática— por un nuevo rector “progre”. Escribió una novela en su tierna juventud, pero ya nadie se acuerda de ella, ni él quiere recordarla. Rehúye volver a escribir; no quiere seguir atentando contra la literatura, que no le ha hecho nada. Sin embargo, está condenado a escribir, así como está condenado al desastre de Colombia. Siempre hay posibilidades de escapar a los problemas, de encontrar una redención.

Gánale la carrera a la desinformación NO TE QUEDES CON LAS GANAS DE LEER ESTE ARTÍCULO

¿Ya tienes una cuenta? Inicia sesión para continuar

El gordito atormentado conoce a Reynaldo Mestizo, un vendedor de telas que quiere ser concejal de Bogotá y que tiene un hijo muy particular. En el mundo de estos personajes, la vida de Nelson cambiará de manera radical, al igual que la experiencia del lector: de una narración clásica en primera persona, al estilo Bukowski, pasaremos a un universo kafkiano y borgeano, retorcido y, sobre todo, hilarante.

Que pase lo peor es un libro que engancha, sorprende y puede gustarle tanto a un lector de policiales como a uno de Corín Tellado —por qué no— o a un consumidor de series. Está lleno de referencias literarias, es un gran homenaje a la literatura. La narración no es un Bukowski traducido por Anagrama; más bien, es exquisita, incluso flaubertiana, pero de un Flaubert bajo los efectos del cannabis: los verbos y adjetivos que usa García Ángel son precisos, “la palabra justa” para hacernos estallar de risa.

Antonio García Ángel nació en Cali en 1972. Que pase lo peor es su cuarta novela. Ha publicado Su casa es mi casa (2001), Recursos humanos (2006), Déclive (2016), el libro de cuentos Animales domésticos (2010) y el ensayo Jumma de Maqroll el Gaviero (2015). En 2004 fue elegido en el Programa de Maestros y Discípulos de la firma relojera Rolex, lo que le permitió contar durante un año con la tutoría de Mario Vargas Llosa. En 2007 formó parte de Bogotá 39. Ha escrito guiones y colaborado en distintas publicaciones.

Read more!

¿Cómo surgió la idea de la novela?

Desde Déclive, mi libro anterior, publicado en 2016, estaba pensando en una novela que fuera literaria y divertida al mismo tiempo. El personaje escritor fue surgiendo como protagonista natural de este tipo de historia. La idea se fue madurando a lo largo del tiempo hasta que, a finales de 2019, pude empezar a escribirla.

Me reí mucho leyéndola...

Creo que el humor es un rasgo de mi estilo y todas mis obras, en alguna medida, lo tienen. Es curioso porque a veces he querido ser grave y sombrío, pero el humor se ha colado hasta integrarse a la obra que estoy escribiendo. Cuando ha pasado, no lo trato como un intruso indeseable, pues termina conviviendo con esos rasgos graves, tétricos o tristes que pretendía explorar y, a veces, engrosando su efecto.

Háblenos de la tradición del humor en la literatura en español. Se ha relacionado el humor, sobre todo, con la literatura anglosajona. Nosotros tenemos a Cervantes y a Quevedo, nada menos.

Creo que hay una tradición de alta literatura cargada de humor, empezando, como lo mencionas, con Cervantes y Quevedo. Monterroso, en todos sus textos, y Cortázar, en muchos de los suyos, comparten ese rasgo, así como el Vargas Llosa de Pantaleón y las visitadoras, Elogio de la madrastra y La tía Julia y el escribidor. Podemos seguir citando nombres como Aurora Venturini, Eduardo Mendoza, Nicanor Parra, Roberto Bolaño, Mario Levrero y Enrique Vila-Matas. Si uno mete el bisturí más adentro, encuentra otros nombres. Nuestra tradición en esto es rica, variada y exquisita. Borges tenía un gran sentido del humor y lo deslizaba de manera sutil, para no ir más lejos. Hay libros muy buenos y divertidos que lees sonriendo, como El año de Gracia de Cristina Fernández Cubas, las novelas de Pedro Mairal, las novelas más bufas de Mercedes Estramil o, acá en Colombia, Alfredo Iriarte y algunas piezas en los primeros libros de Daniel Samper Pizano. La mía es una más.

Read more!

Su novela tiene elementos fantásticos, extraños. Está en boga el “weird fiction” latinoamericano. Que pase lo peor encaja en esa tendencia. Un experto en el tema, muy visible, dice que en esta época ya no tiene mucho sentido narrar desde el “realismo” o lo mimético, que es el tiempo de lo weird, el sci-fi, el terror.

Creo que un autor como Felisberto Hernández ya venía siendo weird desde los años 40 del siglo pasado y, como él, muchos otros. Creo, eso sí, que desde hace unas décadas se vienen resquebrajando los límites entre lo culto y lo popular, de manera que subgéneros como el terror y la ciencia ficción están siendo cultivados por escritores con gran calidad literaria. También hay más espacio editorial para propuestas como esas, lo que las hace más visibles y podría pensarse que se apoderaron del panorama literario, aunque no sea del todo cierto. El realismo sigue siendo muy poderoso y válido. A veces es necesario referirse a la realidad sin los ropajes de lo extraño y lo fantástico. Decir que no tiene sentido narrar desde el realismo parece el tipo de frase para ganar likes en las redes sociales.

Hecha esta aclaración, mi novela sí podría pertenecer a esa tendencia por la que me preguntas.

En la novela hay un conocimiento sobre lo que hacen los personajes, por ejemplo, sobre el mundo de la venta de telas. ¿Cómo fue el proceso de trabajo de campo para este libro? Ha dicho que es juicioso para la investigación previa a una novela.

Lo soy. Investigo mucho. Para una novela como esta, que es tan estrafalaria, necesitaba anclarla a la realidad de todas las maneras posibles. Quizá eso parte de una inseguridad, pues no me siento capaz de inventar todo desde el escritorio. Entonces, tengo que tomar notas, tomar fotos, leer sobre el tema y entrevistar a expertos o personas que han tenido la experiencia de lo que quiero escribir. Todo eso es necesario para mí, desde empaparme de la música que escucha el personaje y analizar las letras de las canciones hasta asuntos más técnicos relacionados con biología, por ejemplo.

No ad for you

Ha dicho también que le interesa narrar lugares de Bogotá no frecuentados por la literatura colombiana.

Me da la impresión de que Bogotá es más amplia de lo que la escritura capitalina ha logrado reflejar. Me gusta salirme del croquis que ha venido trazando la producción literaria situada en Bogotá, aunque muy de la mano de las necesidades narrativas que se me plantean, como responder a la idiosincrasia de los personajes o las particularidades de la trama: si mi personaje tiene un negocio de telas, debe estar ubicado en alguno de los barrios donde existen esos comercios, como Policarpa o Alquería.

Los Simpsons es una narrativa maestra. Recuerdo que disfrutaba mucho la serie de niño y, con los años, entendí su complejidad, las intertextualidades y referencias cinematográficas que tiene. La serie le puede gustar a un niño, a un cinéfilo o a un académico. ¿Le interesa lograr esto con su narrativa?

Por supuesto. Quería hacer un libro que tuviera diferentes niveles de lectura, que nadie se quedara por fuera. Que estuviera cargado de referencias literarias, pero que estas no fueran un obstáculo para gozar las peripecias narradas en él. Hay muchos ejemplos de esa síntesis, entre ellos Cien años de soledad, de nuestro santo patrono Gabriel García Márquez.

Franz Kafka es una gran influencia para usted. También está muy presente en la novela Jorge Luis Borges.

Ambos escritores han sido grandes influencias para mí. Borges y Kafka también son inspiración para Recursos humanos, otro de mis libros, y Déclive es una novela 100% kafkiana. Me fascinan los mundos que crea Kafka, los laberintos materiales, burocráticos y existenciales que agobian a sus personajes. Entre más lo leo, más lo disfruto.

No ad for you

¿Qué otros artistas, escritores y de otras artes, son importantes para usted?

Podría gastarme todo el espacio de esta entrevista enumerándolos, pero digamos algunos. Escritores: Elmore Leonard, Jane Austen, Cabrera Infante, García Márquez, Virginia Woolf, Raymond Chandler, Baudelaire, Tolstói, Hebe Uhart y Annie Ernaux. En el cine, soy devoto de Tarantino, Sofia Coppola y Scorsese. En la música, muchos, pero sin duda Dylan, Cerati, la Sonora Ponceña, Serge Gainsbourg, Depeche Mode, The Cure, Björk y, particularmente, Radiohead.

Lo relaciono bastante con el mundo audiovisual, también ha escrito guiones. Pero su novela es muy literaria, su mayor fuerza, a mi parecer, está en el lenguaje. ¿Cómo piensa sus novelas respecto a una posible adaptación a lo audiovisual?

Me honra que alguien quiera invertir su tiempo y dinero en hacer una versión audiovisual de alguna novela mía, pero no me preocupo por si puedan ser adaptadas o no: es un problema de quien se aventure a hacerlo. Cuando escribo guiones, tengo otro enfoque, porque no es el producto final, sino una especie de partitura al servicio de otra obra que no es enteramente mía.

¿Es disciplinado para escribir, a lo Vargas Llosa, que fue su mentor para un libro?

No tengo horarios ni rutinas. Compenso la disciplina con la terquedad, pues no abandono el proyecto y, de tanto trabajarlo, así sea de manera discontinua, termino acabándolo. En la actualidad, trato de escribir todos los días.

No ad for you

¿Es posible vivir de la literatura hoy en Colombia?

Todos los escritores que conozco deben hacer algo más. Yo también. Es lo normal en este oficio. Que escribir libros cubra tus gastos es el unicornio que todos queremos cazar.

Hay gente por ahí, lectores, académicos, escritores, que hablan de la crisis de la narrativa escrita y de la novela en la actualidad (No comparto esto, por supuesto), como si la ficción literaria fuera insuficiente, innecesaria o anacrónica para abordar el mundo de hoy. ¿Qué piensa del tema?

Cada tanto viene un profeta del Apocalipsis a decretar el fin de esto o de lo otro. La novela no ha sido la excepción. Además, la novela podría ser insuficiente para contar la realidad y seguir viviendo, o podría ser anacrónica y persistir, como las óperas o los cantos gregorianos. De la importancia de hacer literatura se ha hablado mucho y con todo estoy de acuerdo. Yo creo que, más allá de eso, es un goce escribir historias y leerlas. Mientras sigan siendo actividades placenteras, como jugar billar, hacer el amor o charlar, no veo por qué leer novelas fuera a desaparecer.

Por Juan Sebastián Lozano

Conoce más

Temas recomendados:

Ver todas las noticias
Read more!
Read more!
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta  política.