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Sagitario es un libro escrito en el año 1957 por la escritora italiana Natalia Ginzburg. Al iniciar la lectura, inmediatamente surge la pregunta: ¿por qué el título? ¿Estará relacionado con algo esotérico o con la carta astral de alguien? Sin embargo, Sagitario es un nombre que se comprende solo con la lectura atenta del texto. Una de las cosas que más me llama la atención de los libros es descubrir por qué se llaman como se llaman. A veces, cuando uno empieza a leerlos, pareciera que no hubiera ninguna relación entre el título y el contenido. Aun así, en todos los libros hay una relación entre estas dos cosas. Tal vez solamente hay que buscarla, como si se estuviera buscando una aguja entre un pajar. Al encontrar la respuesta se siente una gran alegría.
El título no tiene mucha relación con el contenido del libro, Sagitario tiene que ver con una conversación entre dos de sus personajes principales: la madre de la narradora y una mujer llamada Antonietta Grossi. Sagitario, es el signo zodiacal de Grossi y el nombre que le quieren dar a un proyecto de vida y de negocio para ambas. Entre estas dos mujeres se narra la construcción de una amistad, una relación íntima.
En el libro hay una reflexión disimulada sobre la amistad, sobre cómo se construyen nuestras relaciones y sobre el fracaso que conduce a ellas. La novela refleja con ironía y universalidad algunos vicios de las relaciones humanas. Algunas fallas que no permiten que haya una amistad y una relación genuina.
Uno de esos vicios es el calcularlo todo para sacar provecho de la amistad. En la novela hay uno de los personajes —no voy a decir quién— que descubre que alguien tiene una carencia, una necesidad muy grande de hacer amigos, de entrar en ciertos círculos, y se aprovecha de esa debilidad para su beneficio propio. Dice el pensador inglés Timothy Radcliffe, que uno sabe que es amado, o que el amor existe, cuando la otra persona descubre la debilidad más grande de uno y no la utiliza para su beneficio propio.
En esta época de utilitarismo y de tanta soledad, sería bueno que nos preguntemos cómo construimos nuestras relaciones humanas. Si lo hacemos a partir del cálculo para sacar algún beneficio del otro, o si realmente existe la gratuidad. Tal vez es en la gratuidad, en no esperar nada del otro en el sentido de un beneficio, es en donde se puede construir la verdadera amistad. Este es uno de los problemas que plantea Sagitario de Natalia Ginzburg.
También el libro trabaja otros temas. Hay un personaje bondadoso, llamado Chaim. Un judío sobreviviente, seguramente, de la Segunda Guerra Mundial. Chaim, pese a su compasión, deja ver las heridas de la guerra y del exilio. Las cicatrices gritan desde la tristeza y el desánimo de vivir.
Sagitario es un libro que permite descubrir todas estas cosas a través de la voz de una narradora que parece silenciosa, que también es personaje en la obra, pero que escucha, que observa, que ve, y que tal vez —a diferencia de su madre— sí logra conocer qué es la amistad.
* Profesor de la Universidad Santo Tomás