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A propósito del Doodle del día de Google, que recuerda a la autora debido a su aniversario de nacimiento, hacemos un recuento breve de su vida y obra.
Fue hasta la década de 1990 que Soledad Acosta de Samper comenzó a ser tenida en cuenta para los estudios y para la historia. A pesar de las novelas, notas periodísticas, obras de teatro y biografías escritas por la autora, que fueron aportes determinantes para la literatura del siglo XIX, su imagen durante el siglo XX dejó de mencionarse. Además de sus creaciones, Acosta de Samper tradujo textos del inglés y francés al español. Su figura es una de las más relevantes con respecto a la evolución de los estudios sobre la mujer en Colombia.
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Nació el 5 de mayo de 1833 en Bogotá. Hija de padre colombiano y madre anglosajona, la autora tuvo, desde muy temprana edad, dos visiones del mundo que contribuyeron a su curiosidad por la ciencia, las palabras y su contexto. Su padre, el coronel Joaquín Acosta, fue nombrado como Encargado de Negocios de la Nueva Granada ante el gobierno de Ecuador cuando ella tenía cinco años, así que desde esta época salió del país y su visión del mundo comenzó a expandirse. Cuando cumplió 9 años, viajó a Estados Unidos y Canadá, países en los que vivió con su abuela materna. A los trece años se fue a vivir a París con su familia y solo hasta 1849, regresaron a Colombia.
Su padre murió en 1852 y un año después, conoció al escritor y político colombiano José María Samper, un lazo que la condujo a escribir el primer texto del que se tiene registro: su diario. También se cuenta que sus primeros pasos en la escritura se dieron en 1878, año en el que fundó La mujer, un periódico en el que difundía temas enfocados hacia mujeres que quisieran formarse en temas relacionados con la política y la moral.
Alphonse de Lamartine, Jules Michelet, Jean-Marie Duhamel, Alexander Von Humboldt, entre muchos otros, fueron personajes que pasaron por la cotidianidad de Acosta de Samper, que fue la única hija del matrimonio entre el ya mencionado Joaquín Acosta y Catalina Kemble, quienes procuraron que su hija contara con la mejor educación de la época, además del dominio de los idiomas que aprendió gracias a su trasegar por distintos países.
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Su unión con José María Samper se formalizó en 1855. El escritor, que valoró sus capacidades como autora y pensadora, la acompañó en su proceso de producción intelectual, que cuando comenzó a delinearse con más claridad, resultó en textos periodísticos para los periódicos El Comercio, de Lima, y El Mosaico, de Bogotá. Esto lo realizó desde Londres y París, las primeras ciudades en las que se radicó con su esposo. Los textos se enfocaron en temas artísticos, literarios y de moda. Este paso a la escritura en diarios latinoamericanos, determinó el futuro de su obra, que más adelante le daría forma a sus novelas.
“De regreso en Bogotá, en 1864, además de entregar sus traducciones y crónicas a los periódicos, comenzó a publicar relatos de ficción. Publicó dos novelas y cinco relatos breves (aparecidos entre 1864 y 1869), los primeros de las veintisiete novelas y numerosos cuadros que escribiría a lo largo de su vida. Su interés por los temas históricos afloró también en esos años, y tomó protagonismo a partir de 1878, cuando comenzaron a predominar las novelas históricas. Como historiadora escribió numerosas biografías, estudios históricos y dos manuales de historia patria”, anotó el portal de la Universidad de los Andes sobre Acosta de Samper.
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Por su parte, la Enciclopedia del Banco de la República, registró: “En 1891 murió José María, su esposo, y Acosta de Samper se trasladó a París en compañía de sus dos hijas. Desde ahí siguió escribiendo, trabajó para dos revistas españolas y continuó haciendo traducciones. En 1892 representó al gobierno de Colombia en la Exposición Americanista de Madrid que celebraba el cuarto centenario del “descubrimiento de América”. Ella y Emilia Pardo Bazán fueron las dos únicas mujeres invitadas (Alzate, 2003). En 1896 regresó de nuevo a Colombia, donde se dedicó a proyectos editoriales con motivo de la celebración por el Centenario de la Independencia. (Biblioteca virtual Soledad Acosta de Samper, 2019). Algunos años después, en 1902, se creó la Academia Colombiana de Historia, de la cual fue nombrada miembro honorario. Murió en Bogotá, en compañía de su hija Blanca, el 17 de mayo de 1913″.
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