Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.

Ser colombiano o el atractivo de la frustración

Con la dirección, dramaturgia y actuación de Fabio Rubiano, quien comparte escenario con Marcela Valencia, el Teatro Petra presenta su nueva obra “El interrogatorio”.

Laura Camila Arévalo Domínguez

20 de mayo de 2021 - 09:00 p. m.
“El Interrogatorio” forma parte de la pentalogía “La Mansión Gualteros”, de la que también hacen parte las obras “Las huéspedes” y “Buenos y malos”; además de la acción plástica “El gabinete de las curiosidades” y la historia “La séptima versión”, que se estrenarán a lo largo del año “.
Foto: SaraZuluaga
PUBLICIDAD

“Encontrarle el encanto a ser colombiano implica una acidez cruda. Es casi como encontrarle el atractivo a la frustración, como si uno quisiera elogiar la dificultad de haber nacido en semejante precariedad humana”, dijo un hombre después de tomar un sorbo de café que pidió al terminar su almuerzo. Estaba en un restaurante de “corrientazos” y había terminado un plato de lentejas con arroz, churrasco, ensalada, plátano, papa y un postre de maracuyá. Se tomó su tinto viendo el noticiero de la tarde y esa frase la soltó después de ver una noticia en la que recordaban (por algún aniversario, tal vez) la bomba que estalló en la Plaza de San Antonio de Medellín el 10 de junio de 1995. Para ser más exactos y cruzar su gesto con la imagen del televisor: la frase la soltó después de ver el monumento “El pájaro”, de Fernando Botero, que quedó destruido después de la explosión. Y la dijo a través de una sonrisa con dejos de resignación y humor negro. Se reía de su suerte: seguía vivo y veía el encanto del que hablaba. Seguía vivo y algo de humor encontraba entre la miseria. Seguía vivo y, a pesar de todo, aún quería estarlo.

Gánale la carrera a la desinformación NO TE QUEDES CON LAS GANAS DE LEER ESTE ARTÍCULO

¿Ya tienes una cuenta? Inicia sesión para continuar

Le sugerimos leer: Una cabra reemplaza la estatua de Sebastián de Belalcázar en Cali

La conclusión de ese hombre, que además fue dicha con todos los olores, sonidos y colores de la cotidianidad colombiana, es probablemente lo que uno podría pensar después de salir de una obra escrita por Fabio Rubiano: para vivir en Colombia hay que desarrollar ciertos niveles de descaro, de insolencia. Hay que apelar al cinismo más crudo y aferrarse al encanto de recorrer el camino difícil. Hay que reírse y encontrar belleza en este lugar, que es una eterna suma de carencias, casi que un absurdo. Y puede que cinco minutos después de salir de cada obra uno se libre de un gran porcentaje de esa acidez. Y puede que al salir del teatro uno se cure casi que por completo, pero la incomodidad sigue rondando y entonces la indiferencia sobre lo que ocurrió y sigue ocurriendo en el país comienza a repugnar por su distancia y su desconexión. Conexión, esa palabra es casi que otro personaje en las obras del Teatro Petra: hay un llamado, pero no de atención, no es un regaño, sino más bien un pedido humano a asumir la responsabilidad de ser cómplices de esta historia.

Read more!

El interrogatorio no es sobre un hecho concreto. No es una clase de historia ni mucho menos una crítica o una denuncia. Hay un comisario llamado Fabián que investiga las muertes de unos actores de circo pobre. Su experiencia lo manda a una mansión en la que estuvieron las víctimas antes de su muerte, y entonces llega y la dueña, una actriz de cine mudo, le abre, y comienzan a medir fuerzas entre preguntas y respuestas sobre las pistas que esta mujer, quien comienza a mostrar indicios de culpabilidad, podía aportar para las pesquisas.

Podría interesarle: Crónica de una muerte anunciada”, de Gabriel García Márquez: Ángela Vicario, la escritora oculta

“A nosotros no nos gusta hacer alegorías ni similitudes, buscamos crear universos con elementos de la realidad, pero que tengan unos códigos internos concretos. Empezamos a investigar ese tipo de personajes, grandes figuras vestidas de finura, bondad y elegancia, que cautivan, pero a la vez son protagonistas de grandes crímenes. Nos interesó el cinismo con el que ostentan el poder, pero no solo me refiero al poder político, también frente a la vida humana, la muerte o la corrupción. En la realidad este tipo de personajes son horrorosos, pero para el teatro son muy atractivos”, dijo Fabio Rubiano sobre la obra en la que interpreta el papel del comisario. Marcela Valencia, por su parte, es Augusta Jonás, dueña de la mansión en decadencia que será investigada.

Read more!

El Interrogatorio forma parte de la pentalogía La mansión Gualteros, de la que también son parte las obras Las huéspedes y Buenos y malos, además de la acción plástica El gabinete de las curiosidades y la historia La séptima versión, que se estrenarán a lo largo del año. Son apuestas de resistencia. Los símbolos de que, a pesar de la inclemencia de estos tiempos (sobre todo para el sector cultural), el arte se sostiene. Y se sostiene porque esa es su función más vital: soportar los embates del tiempo y dar soporte a otros, que usan una línea o una escena como barandas, como apoyos.

Le sugerimos: Historia de la literatura: Martín Lutero

En la mansión en la que se encuentran Augusta Jonás y el comisario Fabián o, mejor dicho, en su conversación, sobresalen los tantísimos personajes siniestros que gobiernan, administran, sabotean e ignoran los rumbos de esta tierra. Ella, tan deshumanizada, vanidosa y fría, se aferra a las únicas convicciones que la mantienen a flote: los demás son menos que ella, sus derechos son merecidos y deben ser garantizados, y sus posesiones más valiosas son su belleza (solo reconocida por ella) y su dinero. Él se divide entre el desencanto y el deber, así que trata de buscar justicia: se deberán respetar las leyes que dictaminan que matar es malo y, por lo tanto, los culpables tendrán que pagar. Al final, la realidad no es más que un invento, y entonces el sinsentido de vivir entre tanta precariedad humana, como lo dijo aquel señor del comienzo del texto, vuelve a desfigurarse.

Por Laura Camila Arévalo Domínguez

Periodista en el Magazín Cultural de El Espectador desde 2018 y editora de la sección desde 2023. Autora de "El refugio de los tocados", el pódcast de literatura de este periódico.@lauracamilaadlarevalo@elespectador.com
Conoce más

Temas recomendados:

Ver todas las noticias
Read more!
Read more!
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta  política.