“La proliferación de medios de comunicación virtuales, sin control alguno, no solo se ha convertido en un ataque a la ética, la verdad y el rigor, sino también en un peligro para el uso correcto y apropiado del idioma”, manifestó el periodista y escritor Juan Gossaín.
El periodista se refirió a los problemas con el idioma que a diario enfrentan los medios tradicionales e indicó que “ese drama comenzó con la decisión de eliminar el corrector de estilo”, de los que dijo que “han ido desapareciendo y hoy son cosa del pasado”.
Durante una tertulia con el también escritor colombiano Fernando Ávila Gómez, titulada “La voz de la experiencia. Diálogo entre dos defensores de la lengua”, Gossaín afirmó que “ese peligro que corre el idioma puede verse en los medios virtuales todos los días”.
Gossaín, autor también de novelas como “La mala hierba” y “La balada de María Abdala”, calificó de “daño monstruoso” lo que a diario se hace en algunos medios de comunicación y agregó que “para el rescate del periodismo colombiano es fundamental recuperar el espacio para el corrector de pruebas”. Le invitamos a leer: Miguel de Cervantes y “El ingenioso caballero don Quijote de la Mancha”
En su opinión, ese fenómeno se da no solo en el periodismo pues hasta en los libros se empieza a notar el descuido en el uso correcto del idioma.
“Ha decaído la calidad de las empresas editoriales debido a las incorrecciones, errores e impurezas. Los libros también han pagado el pecado de la eliminación del corrector”, dijo.
Por su parte Ávila, uno de los colombianos más consultados sobre el correcto uso del idioma, aseguró que la dinámica con la que evoluciona la lengua española en la actualidad es mucho más veloz.
“Antes, las ediciones del diccionario de la Academia de la Lengua Española se hacían cada diez o quince años; hoy se está haciendo casi que anualmente y podríamos afirmar que en el futuro esas actualizaciones las realizarán a diario”, indicó.
Ávila puso como ejemplo la preposición hasta (que hoy también puede significar “no antes de”), para destacar la forma rápida en que la lengua española está evolucionando.
Fernando Ávila, que fue delegado para Colombia de la Fundación del Español Urgente (Fundéu), es autor de obras como “Español correcto para Dummies”, “Dónde va la coma”, “Cómo se escribe” y “Dígalo sin errores”, entre otros.
Una de las ponencias titulada ¿De qué herramientas se sirve el corrector?, fue liderada por el licenciado en Filología Hispánica (1993) y doctor en Léxico y Diccionarios (2012) por la Universitat Rovira i Virgili (URV, España), José Antonio Moreno Villanueva, quien hizo referencia a la capacidad de dudar a la que se aferra el corrector de estilo.
“Los profesionales de la corrección deben hacer frente al error y la duda en su trabajo diario. De hecho, una de las cualidades que se suele atribuir a los correctores es su capacidad para dudar, esto es, para poner en tela de juicio los usos y las características lingüísticas de los textos que se confían a su mirada.
Para ello, hasta hoy se han servido de obras muy diversas, mayoritariamente publicadas en papel: ortografías, gramáticas, diccionarios de distinto signo —en particular los de usos y dificultades—, libros y manuales de estilo y obras complementarias de variadas características. En los últimos años, sin embargo, a esas obras se han venido a sumar numerosos recursos digitales que, tanto por su gratuidad y accesibilidad como por ofrecer una respuesta ágil e inmediata, parecen estar desplazando a las anteriores como primera fuente consulta.”, se lee en la página oficial del evento.
Más allá de esta constatación y de identificar los recursos más empleados por los profesionales encuestados, los datos obtenidos permiten ofrecer algunas reflexiones acerca de la obsolescencia de las fuentes de consulta en papel, el paulatino abandono de algunos recursos tradicionales, la falta de fiabilidad de ciertos recursos digitales y la necesidad de disponer de algunas obras de referencia en formato electrónico. En definitiva, permiten conocer las demandas de los correctores y, por tanto, aproximar el futuro de los recursos destinados a la resolución de dudas lingüísticas.