Stephan Micus: “Hago la música que suena en mi interior”
Stephan Micus es un viajero. Su curiosidad por la música e instrumentos ancestrales lo han llevado a recorrer todo el mundo. Sencillamente, Micus vive para la música.
Dulce María Ramos Ramos
La primera vez que Micus visitó Colombia, fue gracias a la fascinación que sintió por los libros de Gabriel García Márquez, en especial por “El amor en tiempos de cólera”. Ahora, regresa nuevamente al país gracias a una invitación del Goethe Institut y Experimenta Sur con su proyecto Humboldt en las Américas, que lo llevará al Río Orinoco, la Reserva Ecológica Bojonawi, la Laguna del Pañuelo, el Parque Nacional el Tuparro, para finalizar en el municipio Acandí. De su experiencia, escribirá las nuevas composiciones de su próximo proyecto musical.
En esta nueva visita a Colombia, Micus también promocionará su nuevo álbum “White Night”, publicado por el sello alemán ECM Records, y ofrecerá un concierto en Bogotá, organizado por Rey Naranjo Editores, Nova et Vetera y la Dirección de Patrimonio Cultural de la Universidad Nacional de Colombia, el martes 7 de mayo en el Auditorio León de Greiff.
¿Cómo nació en Stephan Micus su interés por la cultura musical del mundo?
No sé cómo surgió ese interés por la música y los instrumentos que no pertenecen a mi cultura. No tengo una respuesta exacta. Fue algo que empezó desde muy pequeño. Recuerdo una vez que en la casa de mis padres tocaban la guitarra flamenca, de ahí empezó mi curiosidad. Apenas terminé la escuela comencé a viajar por todo el mundo. En esos viajes me conecté con profesores que me enseñaron algunos instrumentos, otros los aprendí de forma autodidacta. No fue algo planificado.
¿Se considera de alguna manera un cronista musical?
Yo no soy un académico, ni musicólogo, solo me guio por mi instinto. Me fascinan estos instrumentos antiguos, tenerlos en mis manos y poderlos tocar. Me motiva mucho crear mis propias composiciones para estos instrumentos. Algo que me gusta explorar en mi trabajo es combinar instrumentos de diferentes culturales y que nunca han sonado juntos; por ejemplo he hecho composiciones donde he combinado una flauta de Japón con un instrumento de cuerda de los Alpes y con un xilófono de Indonesia. Y así tengo muchísimas composiciones, siempre con el interés de mezclar instrumentos de distintos rincones del planeta. Estoy claro que para la gente que consume música contemporánea lo que hago es desconocido, pero cuando escuchan por mi primera vez mi música, se dan cuentan que existen estos instrumentos. Mi gran satisfacción es que muchos de estos instrumentos han desaparecido y que de alguna manera los revivo. Simplemente vivo para componer y tocar música, ese es mi interés primario.
¿Qué ha hecho para que sus producciones musicales se conozcan en un mayor público?
No he hecho absolutamente nada. Siempre he tocado lo que he querido tocar. Soy consciente que mi música no es tan popular como la de Michael Jackson, pero eso no me quita el sueño, no le doy importancia. Lo que realmente me importa es crear algo verdadero, auténtico. No me interesa la fama o ganar mucho dinero. Pensar en la fama o el dinero es algo superficial, no me interesa. Tuve la posibilidad de convertir mi música en un producto más comercial y popular, pero no quería eso. Hago la música que suena en mi interior.
¿En verdad, no le interesa el éxito?
Un verdadero músico no busca el éxito, solo debe buscar los sonidos que están en su ser e intentar expresarlo lo mejor posible. Si la música tiene fuerza y es original tarde o temprano la gente lo apreciará. La música verdadera es la que sobrevive con el paso del tiempo.
De su amplia discografía, ¿qué recomendaría para aquel que aún no ha escuchado su trabajo?
-“Nomad Songs” y mi último álbum “White Night”, ambos publicados por ECM Records.
En el libro "Between sound and space", su autor Tyran Grillo reseña los mejores álbumes del sello alemán ECM Records e incluye su disco Desert Poems. ¿Cómo se siente al ser considerado en este libro?
Es un honor. Cada uno de mis discos es distinto y tienen algo especial, además de una selección de instrumentos diferentes. Es muy difícil para mí hablar de mis discos, son con mis hijos, todos tienen su valor y su historia.
Y finalmente, ¿cómo es la ventana por donde mira Stephan Micus?
Mi ventana es la naturaleza. En ella encuentro vitalidad, fuerza y paz interior para trabajar mi música.
La primera vez que Micus visitó Colombia, fue gracias a la fascinación que sintió por los libros de Gabriel García Márquez, en especial por “El amor en tiempos de cólera”. Ahora, regresa nuevamente al país gracias a una invitación del Goethe Institut y Experimenta Sur con su proyecto Humboldt en las Américas, que lo llevará al Río Orinoco, la Reserva Ecológica Bojonawi, la Laguna del Pañuelo, el Parque Nacional el Tuparro, para finalizar en el municipio Acandí. De su experiencia, escribirá las nuevas composiciones de su próximo proyecto musical.
En esta nueva visita a Colombia, Micus también promocionará su nuevo álbum “White Night”, publicado por el sello alemán ECM Records, y ofrecerá un concierto en Bogotá, organizado por Rey Naranjo Editores, Nova et Vetera y la Dirección de Patrimonio Cultural de la Universidad Nacional de Colombia, el martes 7 de mayo en el Auditorio León de Greiff.
¿Cómo nació en Stephan Micus su interés por la cultura musical del mundo?
No sé cómo surgió ese interés por la música y los instrumentos que no pertenecen a mi cultura. No tengo una respuesta exacta. Fue algo que empezó desde muy pequeño. Recuerdo una vez que en la casa de mis padres tocaban la guitarra flamenca, de ahí empezó mi curiosidad. Apenas terminé la escuela comencé a viajar por todo el mundo. En esos viajes me conecté con profesores que me enseñaron algunos instrumentos, otros los aprendí de forma autodidacta. No fue algo planificado.
¿Se considera de alguna manera un cronista musical?
Yo no soy un académico, ni musicólogo, solo me guio por mi instinto. Me fascinan estos instrumentos antiguos, tenerlos en mis manos y poderlos tocar. Me motiva mucho crear mis propias composiciones para estos instrumentos. Algo que me gusta explorar en mi trabajo es combinar instrumentos de diferentes culturales y que nunca han sonado juntos; por ejemplo he hecho composiciones donde he combinado una flauta de Japón con un instrumento de cuerda de los Alpes y con un xilófono de Indonesia. Y así tengo muchísimas composiciones, siempre con el interés de mezclar instrumentos de distintos rincones del planeta. Estoy claro que para la gente que consume música contemporánea lo que hago es desconocido, pero cuando escuchan por mi primera vez mi música, se dan cuentan que existen estos instrumentos. Mi gran satisfacción es que muchos de estos instrumentos han desaparecido y que de alguna manera los revivo. Simplemente vivo para componer y tocar música, ese es mi interés primario.
¿Qué ha hecho para que sus producciones musicales se conozcan en un mayor público?
No he hecho absolutamente nada. Siempre he tocado lo que he querido tocar. Soy consciente que mi música no es tan popular como la de Michael Jackson, pero eso no me quita el sueño, no le doy importancia. Lo que realmente me importa es crear algo verdadero, auténtico. No me interesa la fama o ganar mucho dinero. Pensar en la fama o el dinero es algo superficial, no me interesa. Tuve la posibilidad de convertir mi música en un producto más comercial y popular, pero no quería eso. Hago la música que suena en mi interior.
¿En verdad, no le interesa el éxito?
Un verdadero músico no busca el éxito, solo debe buscar los sonidos que están en su ser e intentar expresarlo lo mejor posible. Si la música tiene fuerza y es original tarde o temprano la gente lo apreciará. La música verdadera es la que sobrevive con el paso del tiempo.
De su amplia discografía, ¿qué recomendaría para aquel que aún no ha escuchado su trabajo?
-“Nomad Songs” y mi último álbum “White Night”, ambos publicados por ECM Records.
En el libro "Between sound and space", su autor Tyran Grillo reseña los mejores álbumes del sello alemán ECM Records e incluye su disco Desert Poems. ¿Cómo se siente al ser considerado en este libro?
Es un honor. Cada uno de mis discos es distinto y tienen algo especial, además de una selección de instrumentos diferentes. Es muy difícil para mí hablar de mis discos, son con mis hijos, todos tienen su valor y su historia.
Y finalmente, ¿cómo es la ventana por donde mira Stephan Micus?
Mi ventana es la naturaleza. En ella encuentro vitalidad, fuerza y paz interior para trabajar mi música.