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Tres estampillas y el suéter de Enrique Grau que salieron a recorrer el mundo

La tarde cartagenera era fresca y sobre una mesa resguardadas y aseguradas de la brisa, estaban las nuevas estampillas que desde la semana pasada ya le dan la vuelta al mundo.

Pedro Mendoza
10 de marzo de 2021 - 05:00 p. m.
La fotografía de Enrique Grau que aparece en esta estampilla fue tomada por Olga Lucia Jordán.
La fotografía de Enrique Grau que aparece en esta estampilla fue tomada por Olga Lucia Jordán.
Foto: Cortesía 472

Delicadas, en un papel de 4 x 3 centímetros en policromía con una tinta especial fluorescente invisible se encontraban estos nuevos sellos que pertenecen a la emisión filatélica Personajes colombianos de todas las épocas.

Los protagonistas, Enrique Grau, Alejandro Obregón y Cecilia Porras. Estas tres estampillas de artistas y colecciones del museo de Arte Moderno de Cartagena estarán expuestas en 192 museos postales del mundo que forman parte de la Unión Postal Universal (UPU) y lógicamente en las cartas que se envíen por correo.

Todo pasa en el Baluarte de San Ignacio ubicado en el centro amurallado, donde una puerta en la parte arriba permite la entrada sigilosamente al museo. La entrada principal se encuentra abajo y da paso a dos emblemáticos edificios que albergan colecciones permanentes de obras de artistas representativos a nivel local, regional y nacional. A esto hay que sumarle que tiene su propio cuento escrito por García Márquez.

Si le interesa leer sobre la situación actual del arte en Colombia, lo invitamos a leer la primera parte de la investigación La humanidad y el arte en crisis: ¿Qué sigue para nosotros?

Antes del viaje

Yolanda Pupo de Mogollón es la directora del museo, no podía evitar su felicidad de tener familiares de los artistas en esta reunión de apostillamiento de las estampillas. Es un acto cálido, cordial, solemne dijo mientras recordaba que se escapó de su casa con sus más de ochenta años, para estar en el evento.

“A mí personalmente me llena de alegría y de orgullo” dijo mientras agradece el apoyo del Ministerio de las TIC y 4-72, el operador de los servicios postales Colombia.

Las estampillas o sellos de correo son diminutos papeles engomados que siempre llevan un mensaje y sus emisiones filatélicas son consideradas actos de soberanía de los países por su contenido histórico y cronológico.

Carlos de la Rosa, vicepresidente comercial de 4-72, le dijo a El Espectador que este evento “tiene una estrecha relación con Cartagena y de ahí la importancia de hacerlo en esta ciudad”. Afirmó que la emisión filatélica Personajes colombianos de todas las épocas también tiene otros artistas como Rodrigo Arenas Betancourt, Fernando González Ochoa y Manuel Zapata Olivella.

El uso de las estampillas va más allá del romántico momento para acompañar el sobre. Además de portear la correspondencia llevan conocimiento del arte, flora, fauna, mensaje de paz, entre otros elementos. La primera estampilla que se emitió en el mundo fue hecha en Inglaterra en 1840, no pasaron muchos años para que en Colombia en 1859 se hiciera el primer sello. Se estima que en el mundo hay aproximadamente 150 millones de coleccionistas de filatelia.

La tarde seguía fresca y en la mesa donde estaban las estampillas se hizo el apostillamiento, esa magia de lo antiguo, un sello y firmas que le dan vida a la estampilla.

En medio de la alegría los familiares de los artistas fueron los primeros en recibir la carpeta con un sobre y los sellos. Muy pocas se entregaron, eso forma parte de filatelia. Esta colección solo tiene 120.000 estampillas.

Ahora se deben comprar -el valor quinientos pesos- y pegarlas en las cartas escritas a mano o impresas que nos devuelven a ese bello oficio antiguo de comunicar usando el papel, un viaje literalmente por varias manos a un destino final.

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Grau, Obregón y Cecilia, ahora viajando en los sobres

“Él me decía Amelia del Carmen”, le cuenta a El Espectador la sobrina del maestro Enrique Grau mientras observa la estampilla donde la foto del artista está acompañada de su firma y parte de sus obras.

Con los ojos húmedos por el recuerdo se da cuenta que el suéter que tiene la foto, le fue colocado al maestro Grau cuando murió e inició su viaje a la eternidad.

“Este suéter él lo compró en Nueva York y siempre decía: el día que yo me muera me entierran con ese suéter, porque le encantaban sus colores y así fue, ¡fíjate tú! ¡qué linda la estampilla con ese suéter!”.

Liliana Foschini Porras miraba la carpeta con el juego de sellos filatélicos, estaba en representación de la pintora Cecilia Porras, la artista plástica cartagenera que frecuentaba La Cueva en Barranquilla. Su obra se caracterizó por retratar la luz, formas de los colores del Caribe. En la estampilla está la artista en Blanco y negro y una de sus obras.

Por esta magia del Caribe no está el payaso que pintó Cecilia Porras, pero en el Museo hay un bello regalo en letras que le hizo el Nobel García Márquez. “Un payaso pintado detrás de la puerta”. Este museo tiene su propio cuento además de las estampillas.

“Hace más de treinta años, la pintora Cecilia Porras pintó un payaso de tamaño natural en el revés de la puerta de una cantina del barrio de Getsemaní, muy cerca de la calle tormentosa de la Media Luna, en Cartagena de Indias, pintó con la brocha gorda y los barnices de colores de los albañiles que estaban reparando la casa, y al final hizo algo que pocas veces hacía con sus cuadros: firmó”, así comienza Gabo su cuento que escribió en 1982, luego de leerse termina así: “Casi tanto tiempo como el que necesitaron los cuadros del Museo de Arte Moderno de Cartagena para encontrar un muro donde quedar colgados para siempre. Ahora lo tienen. Sin embargo, aún sigue faltando un cuadro: un payaso pintado detrás de una puerta”.

El Tercer sello tiene al maestro Rodrigo Obregón, su hija Silvana estaba junto con el nieto del artista, Martín Pescador. “Orgulloso de revivir el legado de mi abuelo y más con un medio que no necesariamente es de los más utilizados hoy en día”, dice mientas afirma que usará las estampillas más seguido “porque eso se hace de corazón”.

Las fotos de las estampillas de Rodrigo Obregón y Enrique Grau, son de la fotógrafa Olga Lucia Jordán. Esta artista le contó a El Espectador la historia de la foto del suéter de colores del Maestro Grau. “Estaba húmedo y así se lo puso, a él le gustaban mucho las fotos”, dice Jordán, quien recuerda que fue una sesión larga pero muy alegre en Bogotá. Afirma que sus fotos en las estampillas representan, “mi felicidad y un honor muy grande, significativo”.

La foto de la Cecilia Porras es de otro gran maestro, Nereo López. Las obras incluidas en los tres sellos postales hacen parte de la colección del Museo de Arte Moderno de Cartagena.

Dentro de los invitados estaba la historiadora Albertina Cavadia Torres, especializada en museos. Dice que los artistas Grau, Obregón y Porras crecieron con la ciudad y se encargaron de perfilar una vanguardia del arte del caribe y su nivel de experimentación “fue tal que cultivaron y potenciaron ideas sobre el arte moderno y se abrieron paso al continente con un universo visual que nos representa”. Para la experta la estampilla es una herramienta que permite que estos artistas además de estar en el Museo, “salgan a recorrer el mundo y, bueno, nos acompañen en nuestro correo postal, hagan parte de nuestros archivos o incluso lleguen a sorprender a muchos usuarios cuando investigan su procedencia”.

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La estampilla, un sello del corazón al escribir

Luego de unos cortos días del lanzamiento en el Museo de Arte Moderno de Cartagena, este mundo de la filatelia, estuvo en un proyecto desarrollado por el Instituto de Cultura y Turismo de Bolívar, en el que aparecen entre otros sellos, el maestro Adolfo Pacheco, compositor de La Hamaca Grande y Totó la Momposina.

Iván Sáenz, director del Instituto de Cultura y Turismo (ICULTUR), le dijo a El Espectador que esta serie de estampillas buscan visibilizar al Departamento de Bolívar, su cultura, personajes, ”mostrar Cartagena, Mompox, Cantagallo, las tejedoras de Mampuján, los dulces de Palenque, entre otros”. El funcionario reconoce el valor de la estampilla en la serie filatélica Departamentos de Colombia.

Al final del día, todos propios y extraños, reconocieron la importancia de escribir, tal vez como lo dijo con cierta nostalgia el subdirector de Asuntos Postales del Ministerio de las TIC, Jairo Marulanda: “Volver a mandar el sobre, volver a colocar la estampilla. Que los colombianos tengamos la iniciativa de escribir cartas como lo hacían en antaño, sus padres, sus abuelos, es una forma bonita de contar una historia, de enviar un mensaje. La tecnología: maravilloso, pero perdemos el corazón”, sostiene este hombre joven a El Espectador y recuerda que la conectividad es también el correo por los servicios postales de 4-72.

Y es que recibir una carta puede ser el inicio de un viaje o el término del mismo, lo importante es recibir el correo estampillado, ese que nunca le llegó a El Coronel no tiene quien le escriba, de García Márquez.

“-Cuál es el apuro de salir a la calle -preguntó. -El correo.

La última fue la lancha del correo. El coronel la vio atracar con una angustiosa desazón. En el techo, amarrado a los tubos del vapor y protegido con tela encerada, descubrió el saco del correo. Quince años de espera habían agudizado su intuición. El gallo había agudizado su ansiedad. Desde el instante en que el administrador de correos subió a la lancha, desató el saco y se lo echó a la espalda, el coronel lo tuvo a la vista. Lo persiguió por la calle paralela al puerto, un laberinto de almacenes y barracas con mercancías de colores en exhibición. Cada vez que lo hacía, el coronel experimentaba una ansiedad muy distinta pero tan apremiante como el terror… El coronel observó la casilla que le correspondía en el alfabeto. Una carta aérea de bordes azules aumentó la tensión de sus nervios”.

Por Pedro Mendoza

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