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¿Y cómo contarla apenas con cien palabras si las palabras ni siquiera alcanzan para nombrar sus calles? Lo primero sería verla como la vemos todos los días y ahí empezar a notar las diferencias. Es la misma cuadra, pero con árboles reverdecidos. Es el mismo tráfico, pero con nuevos gestos contra el vidrio del bus. Es el mismo vecino, pero nunca lo hemos escuchado.
Después habría que hablarle como se le hablaría a un viejo amigo. Buscar su mirada y preguntarle de dónde viene, cuáles son sus pesadillas. Fijarse en sus brazos, sus arrugas, su tono de voz. Escucharla tarde en la noche a ver si dice algo más que ladridos en el barrio y sirenas en las autopistas.
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Es importante llamarla con otros nombres, unos a los que no esté acostumbrada. Reparar en algo más que la lluvia, el trancón y el afán. Ir al detalle. El joven que borda en un parque, la mirla que mata por instinto, la estampilla en el baúl del abuelo. Eso, hacerla más familiar, más de casa. Bogotá puertas para dentro. Bogotá piel adentro.
Sería válido también ir más allá de lo real. Una ciudad no solo es la que se vive sino la que se imagina. Como el hombre que se enamoró de La Rebeca creyéndola de carne y no de piedra, como la niña que esperaba a que nevara después del granizo, o el viejo que sigue esperando el tranvía.
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Al final, dejar solo las palabras que cuenten, no las que adornen con exceso de adjetivos, no las que divaguen, no las que pretendan contar otra historia que no sea la principal. Y que no se olvide que las palabras, las cien palabras, también se pueden usar para disentir, para dejar constancia de que algo duele, de que algo tiene que cambiar. Así lo escribió Tatiana Asprilla para su relato No es cuento: “Cuando Blancanieves pasaba por el CAI, una manzana podrida la mató”. Solo bastaron once palabras. Ella fue parte de los ganadores de la IV versión del concurso Bogotá en Cien Palabras, que desde el 11 de agosto hasta el 11 de octubre de este año convoca las palabras de cientos de personas que tienen sus propios modos de ver y resignificar una ciudad