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Una imagen dice más que mil palabras, la ilustración desde Corea (Letras de feria)

En el marco de la convivencia que refleja el pabellón de Corea del Sur, los tres autores de libros ilustrados, Park Yeoncheol, Jung Jinho y Suzy Lee conversaron con la crítica literaria Kim Jeun sobre su trabajo y los libros ilustrados como la voz del arte.

Andrea Jaramillo Caro
26 de abril de 2022 - 04:03 p. m.
De derecha a izquierda: Park Yeoncheol, Jung Jinho, Suzy Lee y Kim Jeun. Los autores de libros ilustrados hablaron sobre algunas de sus obras y el proceso detrás de ellas.
De derecha a izquierda: Park Yeoncheol, Jung Jinho, Suzy Lee y Kim Jeun. Los autores de libros ilustrados hablaron sobre algunas de sus obras y el proceso detrás de ellas.
Foto: Archivo particular

¿Cómo se dibuja o se traduce una melodía a imágenes? ¿Cómo poner la sensación de una canción en una imagen? La coreana Suzy Lee, autora de libros ilustrados, respondió esta pregunta para la audiencia de la Filbo el domingo 23 de abril mostrando un video con apartes de su libro, mientras de fondo sonaba Verano de Antonio Vivaldi. Cada uno de los autores de libros ilustrados que participaron en esta charla se enfoca en diferentes temáticas, pero todos van de la mano con el tema o concepto que le otorgaron al pabellón del país invitado: la convivencia.

La charla empezó con una cita: “el arte es la forma de comunicación más efectiva que existe en este mundo”. La moderadora y crítica de literatura infantil Kim Jeun afirmó que la forma en que los niños tienen su primer acercamiento al arte es a través de los libros ilustrados que doblan como juguetes.

En este conversatorio los estilos de cada uno de los autores fueron presentados y conversados más allá de las imágenes. Los creadores de libros ilustrados dieron a su audiencia una mirada íntima a su proceso de creación y sus intereses en el mundo de la ilustración.

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Una de las inspiraciones para Suzy Lee fueron las olas del mar, el entrar en su mundo y jugar con ellas para su libro “Ola”. La autora contó que son esas experiencias de buscar e interactuar con algo nuevo las que han inspirado algunos de sus trabajos, la curiosidad del ser humano se ve reflejada en el personaje de una niña que habita en sus páginas y que cuenta una historia con la que el lector se puede sentir identificado. “En la vida los niños y adultos se enfrentan a cosas nuevas que pueden ser preocupantes. Creo que la mejor manera de solucionar esos problemas es pasar ese límite, sin tener miedo como lo hacen los niños. En estos libros plasmo mi idea y mi deseo de que todos seamos niños y adultos valientes”, pero más allá de la valentía se encuentra la aventura que Lee invita a buscar a través de sus ilustraciones y la lectura.

“Verano” es otra de las obras de Lee, en la que sin palabras lleva al lector a través de una travesía musical carente de sonido, pero llena de incentivos visuales. “Mi aventura fue representar gráficamente la música. Me gusta mucho la música, pero no sé mucho de eso y creo que mi ignorancia ha hecho que la representación gráfica sea mucho más libre y mucho más diversa”. Para este libro, Lee dibujó sobre las cinco líneas de una partitura tomando como punto de partida a Beethoven, a quien describe como un “artista muy apasionado y de cierta forma loco. Lo que veía en sus partituras era precisamente esta reputación de muy desordenado y reconocí que algunas de las cosas que el escribía parecían dibujos. Quise, de alguna forma, imitar esas partituras y representarlas gráficamente y, al ser un libro de música, no quise añadir más texto”.

Más allá de la aventura y la música, Jung Jinho ilustra temas que abordan la diversidad y la tolerancia en medio de la sociedad en la que vivimos. El personaje principal de su primer libro, “Mira hacia arriba”, es una niña con discapacidad y en su segundo libro, “Pared”, explora los obstáculos en las relaciones humanas. Jung cuenta que la razón por la que estos temas se repiten en su obra tiene que ver con una experiencia propia que vivió durante su infancia. Al mostrar su mano derecha a la audiencia, una cicatriz se distinguía a la distancia entre los dedos del autor.

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“Es la cicatriz que me dejó una quemadura. Cuando era niño tenía dos dedos pegados, tuve que someterme a varias cirugías para poder separarlos y por eso pasé mucho tiempo en el hospital cuando era niño. Los niños que conocí en el hospital y que se convirtieron en mis amigos eran como yo, enfermos. Para nosotros el hospital era un patio de recreo, andábamos por los pasillos empujando la cama de uno de los niños que no podía levantarse, hicimos carreras en sillas de ruedas, jugábamos con todo lo que nos encontrábamos. Esta experiencia fue muy valiosa para mí, porque gracias a ella aprendí que las diferencias visibles no son tan importantes. Mi intención no era crear libros ilustrados sobre diversidad e infantilizar ese valor, sin embargo, me alegro mucho si los lectores perciben este tema en mis obras”.

El corazón, aquello que todos tenemos en nuestro cuerpo, y su acción de bombear sangre a través de los latidos es lo que le da el título al nuevo libro de Jung: “Latidos”. “Es sobre una carrera, en el libro un niño comienza a correr y corre a lo largo de todo el relato. Y se da cuenta de que otras personas corren junto a él, unas para ejercitarse, otros para divertirse, para volar una cometa... por varias razones las personas corren, pero ninguno corría por la razón que el niño corría. Llega un punto en que le falta el aire y se detiene a sentir los latidos de su corazón”, la cual es la razón por la que corría en primer lugar porque, de acuerdo con Jung, ahí podía sentir aquello que extrañaba más. En el libro está implícito que su protagonista buscaba ese recuerdo primario de su madre, de los latidos del corazón de la madre que son el primer recuerdo de un feto. “Este libro es sobre ese primer recuerdo que todos tenemos”.

Los dibujos de Jung tienen una particularidad que pareciera que los pudo haber hecho cualquier persona y esto lo toma como un cumplido, “cuando me encuentro con niños siempre me dicen que mis dibujos son feos, pero ese es el mejor cumplido que puedo recibir”. Y su razonamiento para tomar aquello que otros podrían no recibir bien, es que los niños podrían imitarlo. Para Jung los libros ilustrados juegan un papel importante y es que cualquiera, niños y adultos, pueden disfrutarlo y, tal vez, ver en sus obras que también pueden dibujar. “Esa es mi forma de hablarles, de hacerles conversación a todos ustedes que llevan dentro un niño. Para mí un buen libro ilustrado es un libro que no margina al niño”.

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Entre los tiempos que juegan en la obra de Jung, Park Yeoncheol enfoca su estilo gráfico a unir las prácticas del pasado con el presente. Este es un autor que, según Kim Jeun, “desaparece de vez en cuando y cuando reaparece, reaparece con algo muy interesante y nuevo”. El autor une estas prácticas en un esfuerzo por mostrar que hay un punto de encuentro entre las artes folclóricas y las artes profesionales. “Sentí curiosidad por esas pinturas hechas por personas que no han sido formadas para hacerlas. Como dijo el autor Jung Jinho, son pinturas que un niño puede hacer, estos son libros que alguien que no sabe pintar puede hacer. Debo confesar que nunca fui formado oficialmente en pintura y así llegué hasta aquí”.

Park comentó que lo que él quiso hacer es plasmar su experiencia de no haber sido formado en artes en sus libros. A través de una imagen presentada en la que un niño es regañado por su maestro, en un ambiente cómico en vez de angustiante, el autor afirmó que su objetivo era tratar esos temas con la sátira de por medio y a través del arte gráfico. “En mis libros yo trato de basarme en la idea del humor y representarla de la manera más libre posible”.

El autor de libros ilustrados no solo trata sus temas con humor, también les da una arista adicional, pues en sus libros siempre hay un mentiroso. Pero como Jung, su relación con esta práctica comunicativa y la forma en la que la expresa en sus libros también viene de infancia, reveló que de niño mentía mucho y por eso se ganó varios regaños. “Yo creo que hay tres tipos de mentira. En Corea a las mentiras malignas se le dice ‘mentira roja’ y hay otro tipo de mentira que son: “¡Oh, eres muy listo! Algún día serás presidente”, esas mentiras blancas que decimos. Pero yo quiero añadir otro tipo, las mentiras rosadas, aquellas que cuentan los niños como un juego, como Pinocho. Yo creo que la mentira es algo que viene del instinto del hombre y es algo que pasa más frecuentemente en los niños. No es algo maligno, sin embargo, todo niño tiene ese instinto de mentir porque eso les divierte, no es algo malicioso”. Estas mentiras, aquellas que divierten que se hacen como un juego, anunció que son las que tomarán el protagonismo en sus futuras obras.

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Su obra está relacionada con los estilos de los artesanos y la forma en que ellos crean, Park comentó que “yo creo que la artesanía guarda un espíritu de una cultura o un pueblo, por tanto, contiene también una historia” para relatar una anécdota en la que recuerda haber creado marionetas a partir de unos zapatos viejos que vio en un mercado y que, de acuerdo con él, le hablaban. Algo que tuvo en cuenta fue que cada objeto que utilizó tenía su propia historia y “yo creo que un artista es la persona que presta atención a esas historias y las traduce para que todos puedan conocerlas. Por eso siempre me esfuerzo por escuchar todas esas historias que me llegan y guardarlas en mi corazón y transmitirlas en mis libros”.

Cada uno de los ilustradores invitados mostró que este es un oficio que tiene tan diferentes formas de hacerlo, como temas para abordar. Y que su trabajo manual tiene impreso en sí mismo parte de su propio espíritu.

Andrea Jaramillo Caro

Por Andrea Jaramillo Caro

Periodista y gestora editorial de la Pontificia Universidad Javeriana, con énfasis en temas de artes visuales e historia del arte. Se vinculó como practicante en septiembre de 2021 y en enero de 2022 fue contratada como periodista de la sección de Cultura.@Andreajc1406ajaramillo@elespectador.com

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