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“Uno nunca se consuela ni se conforma con lo que tiene en el presente”

A lo largo de sus nueve años al frente del Icontec, Roberto Enrique Montoya Villa ha enfrentado grandes retos. En esta conversación se refirió a cómo la autocrítica, la serenidad y la estrategia se han convertido en sus mejores aliados para gestionar la organización.

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Samuel Sosa Velandia
11 de febrero de 2025 - 12:00 p. m.
Roberto Enrique Montoya estudió ingeniería civil en la Pontificia Universidad Javeriana.
Roberto Enrique Montoya estudió ingeniería civil en la Pontificia Universidad Javeriana.
Foto: Cortesía: Roberto Montoya
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Cuénteme sobre su rol en el Icontec.

Me corresponde dirigir la organización y responder como la máxima autoridad del equipo administrativo y directivo, dando cuenta de nuestras acciones a la junta directiva, en cumplimiento de la misión y razón de ser de la organización, que actúa como el organismo nacional de normalización y certificación. En resumen, es una función de gerencia, presidencia, CEO y liderazgo general.

¿Qué ha sido lo más retador de esta labor?

Lo que ha sido fundamental en estos cerca de 10 años al frente de la organización es que hoy veo con mucha satisfacción que he logrado consolidar un verdadero equipo de trabajo, que además de ser competente profesionalmente, está compuesto por buenos seres humanos. Si logras reunir un equipo a tu alrededor que tenga esas dos características, las tareas se pueden desarrollar sin tantas dificultades y los retos a los que uno puede aspirar se elevan sustancialmente. Sin embargo, eso ha sido un proceso que ha tomado tiempo y que no ha sido fácil. En gran parte, mi labor es tratar de identificar a una persona que se destaque por su perfil, experiencia y formación, y eso puede ser complejo, porque también pasa por una revisión de las condiciones como ser humano del aspirante. Pero vale la pena dedicarle tiempo a esa tarea cuando se ven los resultados, porque esto no se trata de una persona, sino de un equipo.

¿Cuáles son sus “no negociables” con su equipo de trabajo?

Los “no negociables” están en los principios y valores fundamentales. Me interesa trabajar con personas íntegras y honestas, que son cualidades esenciales en cualquier ámbito de la vida. La falta de transparencia o la incapacidad de reconocer errores no son aceptables. Todos cometemos errores, pero lo importante es asumir las consecuencias y aprender de ellos. Otro aspecto “no negociable” es el maltrato. No tolero las faltas de respeto o las groserías. Puedo ser exigente y orientado a resultados, pero siempre con respeto y sin ofender. Estos principios son los “no negociables” que trato de transmitir con el ejemplo, porque es esto lo que motiva a los demás a replicar estos valores en sus propios equipos.

La esencia del Icontec es evaluar y analizar a las empresas para ver si cumplen con ciertos estándares de calidad y buenas prácticas. ¿Esa labor lo ha hecho ver y entender el mundo de una manera distinta?

Sí, esa es una de las razones por las cuales uno se enamora de esta organización. La razón de ser del Icontec está profundamente vinculada a valores, principios y a hacer las cosas bien. Cuando hablamos del concepto de calidad, que es el fundamento desde el cual se despliegan las normas, los estándares, las buenas prácticas y, por consiguiente, las certificaciones, lo que realmente estamos describiendo es el esfuerzo diario por mejorar. Eso se alinea a una tarea por ser cada día mejor en tu ámbito personal. Hay una conexión profunda entre la misión de la organización y el desarrollo humano, que va más allá de la laboral. De hecho, las normas y las buenas prácticas realmente transforman la cultura de la empresa. No es algo que se hace solo cuando llega un auditor, sino algo que surge de forma espontánea, porque se vive a diario.

Antes de esta entrevista estaba en una reunión de balance con su equipo, pero ahora quisiera preguntarle cómo le va con el ejercicio de la autocrítica.

Me cuesta mucho trabajo la valoración que les doy a los buenos resultados. El reconocimiento que se tiene por ellos es mucho menor y pasa mucho más rápido que cuando se enfrentan fracasos. Es decir, la trascendencia que les damos a las cosas negativas perdura mucho más en el tiempo; se quedan en la cabeza y les damos más vueltas. A veces me pregunto, ¿por qué no logro vivir más esos momentos y disfrutarlos por más tiempo, con mayor impacto? Lo otro es que siempre trato de hacer algo más y de ver qué más podemos alcanzar: terminamos un mes con buenos resultados, pero al día siguiente llega un nuevo mes y está el mismo reto, que se debe cumplir e incluso superar. Esto es algo propio de la naturaleza humana. Uno nunca se consuela ni se conforma con lo que tiene el presente y está aspirando a algo más, que no se reduce solo a lo material.

Volvamos a cuando todo comenzó: ¿qué recuerda de su primer día en el cargo y qué ha cambiado en usted desde entonces?

Han pasado cerca de 10 años, y aunque algunos recuerdos se desvanecen, aún recuerdo la llegada al Icontec. Fue una mezcla de emoción y expectativas, pero también de temor al asumir la responsabilidad de liderar, con un conocimiento parcial de lo que hacía la organización. Como con todo lo desconocido, el miedo era natural. Venía de ser segundo en grandes instituciones, y ahora debía liderar. Con los años he madurado. Ahora soy más sereno y tengo mayor capacidad para manejar situaciones difíciles, pensando antes de reaccionar. La experiencia me ha convertido en un directivo más estratégico, priorizando la reflexión sobre la impulsividad.

¿Cómo su experiencia en la academia ha influido en lo que hace ahora?

Mis años en el mundo académico fueron muy especiales, con recuerdos positivos y momentos difíciles, como sucede en toda experiencia. Sin embargo, lo que más me marcó fue cómo, en ese entorno, la toma de decisiones se basa más en el convencimiento que en la imposición. Cuando trabajas con personas altamente formadas no basta con ordenar, sino que es necesario tener argumentos sólidos para respaldar lo que se decide. Este enfoque me ha sido muy útil en el mundo empresarial. Aunque hay situaciones en las que las decisiones deben tomarse y ejecutarse rápidamente, trato de que las personas asuman las decisiones, porque entienden las razones detrás de ellas. No espero que todos estén de acuerdo, pero sí considero importante dar una explicación clara y transparente. Esto no solo ayuda a que la gente las comprenda, sino que también reduce los resentimientos y el malestar dentro de la organización.

Samuel Sosa Velandia

Por Samuel Sosa Velandia

Comunicador social y periodista de la Universidad Externado de Colombia. Apasionado por las historias entrelazadas con la cultura, los movimientos sociales y artísticos contemporáneos y la diversidad sexual. Además, bailarín de danza folclórica en formación.@sasasosavssosa@elespectador.com
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