“Wild Cards”, la saga de superhéroes que nació de papel, lápiz, una taza de leche y un cereal

Hace 30 años, un grupo de escritores se dio a la tarea de crear “Wild Cards”, un universo dividido entre personas con habilidades sobrehumanas y humanos deformes. Hablamos con Melinda Snodgrass, un miembro del grupo desde el principio y coeditora de la saga.

Juliana Vargas / @Jvargasleal
30 de marzo de 2018 - 04:56 p. m.
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Hay veces en que un escritor no tiene potestad sobre sus personajes. Hay veces en que los personajes, incluso teniendo superpoderes, no logran atarse a su creador, no pertenecen a su autor. Esta tragedia empieza a brotar de risas y alegría, cuando un grupo de amigos se mantiene despierto hasta las tres de la madrugada jugando juegos de rol. Después de unas cuantas noches imaginando ser mutantes emitiendo ondas sísmicas o paladines capaces de controlar la mente, alguien sufre de un ataque de responsabilidad. “Debe haber alguna forma de monetizar esta obsesión”, dice este integrante una mañana con la mente despejada, después de su sagrada noche de juegos. 

Papel, lápiz, una taza de leche y cereal. Estos fueron los ingredientes que eligieron para crear un nuevo universo. Pensaron en personas con superpoderes y villanos,  en aliens y en un virus intergaláctico. Después de revisar su fórmula, agregaron una última sustancia: los paria, los rechazados, aquellos que el virus les había otorgado deformidades en lugar de superpoderes. Y así nació “Wild Cards”, el universo compartido por cuarenta escritores que, a día de hoy, ya cuenta con 24 volúmenes publicados y tres más en camino.

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En este proceso creativo muchos escritores han ido y venido desde 1987, dejando como recuerdo su personaje. En el momento en que los crean, los personajes se desprenden de su autor, como si se les hubiera olvidado tener infancia, y pasan a ser propiedad del consorcio de autores que comparten el universo. Así, adquieren vida propia y pueden continuar dentro del universo incluso si su creador abandona el proyecto. Melinda Snodgrass, co-editora de la saga junto con George R.R. Martin, ha estado en este universo desde el principio. Desde mujeres aladas hasta hombres con poderes telepáticos, desde chicas invisibles hasta políticos manipuladores en más de un sentido, desde metamorfos hasta magos tántricos, Melinda los ha visto crecer y evolucionar a todos. Ella misma es la creadora del personaje cuyas acciones desencadenaron la trama general de Wild Cards. El doctor Tachyon, un príncipe alinígena, intentó detener la liberación de un virus creado por su propia familia y falló. Ahora, vive en la Tierra para estudiar las habilidades especiales o los cambios físicos que causó el virus Wild Card en los humanos.

Tachyon es un personaje noble, pero débil en muchos sentidos. Es un personaje que carga con la culpa de millones de personas desgraciadas y no tiene reparos en ahogar sus penas en alcohol. Parte de esta naturaleza no la ideó Melinda desde un comienzo, sino que la descubrió en el camino gracias a lo que hace de Wild Cards algo único: los jokers. No todo es superfuerza y telequinesis en este universo. El virus Wild Card también creó mujeres con pieles cristalinas cuyos órganos y músculos son visibles, sacerdotes con apariencia de calamar y gigantes verdes que recuerdan al sapo más feo de los cuentos de hadas. Está bien hablar de acción y aventuras con quienes llaman “ases” en este universo, pero es con los jokers que se puede explorar el corazón humano en conflicto consigo mismo. ¿Cómo deben ser tratados estos seres deformados?, ¿qué es ser humano?, ¿quiénes son ahora y cuál es su lugar en el mundo? Estas son las preguntas que carcomen el alma de los jokers y los hacen personajes fascinantes, tan hermosos por dentro como desagradables por fuera.

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En medio de los ases y los jokers se encuentran los “nats”, humanos que permanecieron normales a pesar de la presencia del virus; sin embargo, no por esto son menos interesantes. De hecho, uno de los personajes favoritos de Melinda es  Francis Black, un oficial de polícia tal y como los que usted encuentra a una cuantas cuadras de su casa. La única diferencia es que, si Francis quiere sobrevivir en un mundo donde es común caminar junto a cocodrilos humanoides y gente capaz de teletransportarse, debe ser inteligente y astuto. También debe ser impermeable a los ataques que pueda recibir de ciertos ases y mantener su cordura creyendo aún en la nobleza, la justicia y la bondad. La historia de los nats no es una película de acción y tampoco es un viaje de redescubrimiento. Es la historia del esfuerzo humano día a día. Es la historia de cómo estas personas logran sobreponerse a las dificultades y superarse como si tuvieran poderes por sí mismos.

Con un mundo pleno en claroscuros, no es de extrañar que una serie televisiva se estrene dentro de poco. Hace año y medio, Universal Cable Productions compró los derechos para llevar Wild Cards a la pantalla chica y Melinda es una de sus productores ejecutivos. Con tantos volúmenes y personajes creados desde 1987, se deberán escoger las tramas más interesantes y quienes tengan poderes visualmente impactantes para desarrollar la serie. Asimismo, Melinda espera que la presentación de los jokers sea algo grandioso. Al fin y al cabo, los jokers son parte esencial del alma de la saga, e incluso si el mundo a presentar se torna un poco oscuro, el objetivo es explorar fielmente la manera en que sería la Tierra si tuviera ases, nats y jokers en ella.

En suma, Wild Cards es una saga de superhéroes, sí; pero también del humano mismo, de lo que nos duele, de lo que nos impulsa, de lo que nos hace mejores. Por tanto, lo invito a leer esta obra de ficción capaz de alejarlo de la realidad, algo que se necesita de vez en cuando, pero también capaz de mantenerlo soldado a ella, como las raíces de un árbol al suelo. De igual forma, Wild Cards es una serie que durante tres décadas ha mantenido consistencia y calidad a pesar del amplio número de sus colaboradores. Si bien Melinda y George R.R. Martin comunican la historia general, son todos los escritores quienes envían historias para alimentar ese marco de referencia, y así, los editores pueden corregir y organizar los textos luego. Por consiguiente, por simple curiosidad literaria también sería interesante echarle un vistazo.

Finalmente, Melinda tiene un mensaje para todos, seamos ases, jokers o nats: “Por favor, no pierdan la esperanza en Estados Unidos todavía. Sé que parece que nos hemos vuelto locos, pero hay más personas buenas que acogen la diversidad y las diferentes culturas que aquellas que quieren aislarnos del resto del mundo. Esa es la razón por la que siempre me ha encantado la ciencia ficción. Miro hacia el futuro y creo que podemos alcanzar las estrellas juntos, como una sola raza humana. Recuerden, escribí para “Star Trek: The Next Generation” y realmente quiero esa federación de planetas y gente unida”. 

Después de todo, tal vez todos seamos jokers de alguna u otra forma. Aun con todos nuestros defectos; aún suponiendo que tuviéramos una trompa de elefante como nariz, piel calcificada o tres pies; incluso con las diferencias raciales y culturales que existen alrededor del planeta, al final del día, al unísono le gritamos al mundo lo mismo que Xavier Desmond, uno de los jokers de Wild Cards, escribió en su diario: “Hablen de mí a sus hijos. Soy Xavier Desmond y fui un hombre”. 

Por Juliana Vargas / @Jvargasleal

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