Se complica la coalición de la derecha

Los tres aspirantes de esa alianza: Alejandro Ordóñez, Marta Lucía Ramírez e Iván Duque, no logran un consenso para llegar unidos a primera vuelta presidencial. Algunos dicen que el ego es lo que está dificultando el diálogo entre ellos.

Lorena Arboleda Zárate y Germán Gómez Polo
10 de enero de 2018 - 10:03 p. m.
El candidato de la coalición representará los intereses de los sectores que apoyaron el No en el plebiscito del 2 de octubre de 2016.
El candidato de la coalición representará los intereses de los sectores que apoyaron el No en el plebiscito del 2 de octubre de 2016.

Si algo ha quedado evidenciado en materia política, es que cuando se juntan los verdaderos pesos pesados en ese campo no hay objetivo común que valga más que sus propios egos. Y eso, en el pasado, es lo que ha evitado que las grandes alianzas de cara a los debates electorales en Colombia se vean fortalecidas y logren llegar unidas a las urnas, pues, al final, imperan las diferencias y terminan resquebrajas. Es lo que le está ocurriendo a la denominada coalición de la centro-derecha, en la que comenzaron a trabajar los expresidentes Álvaro Uribe y Andrés Pastrana, quienes impulsados por el triunfo del No en el plebiscito se trazaron como nuevo objetivo buscar en unión el poder en las elecciones presidenciales de 2018.

Por eso, cada sector empezó a definir a su propio candidato. Así ocurrió en el Centro Democrático que, luego de una serie de encuestas, determinó que el que representaría las banderas del uribismo en la carrera presidencial sería el actual senador de esa colectividad Iván Duque. Mientras tanto, la exministra Marta Lucía Ramírez también decidió repetir candidatura, pero sin el apoyo de su partido, el Conservador, al que renunció. Y recogió las firmas como independiente echando mano de la experiencia que ya había obtenido en las elecciones de 2014, con la certeza de que las bases de su antiguo partido la terminarán apoyando.

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A su vez, el exprocurador Alejandro Ordóñez, en parte victimizado por su abrupta salida del Ministerio Público, decidió también acudir al apoyo ciudadano que decía tener para reivindicar, como tantas veces dijo, los valores familiares en Colombia. Con más de dos millones de firmas se convirtió en candidato´, pero sin una colectividad tras de sí que lo respaldara. Asunto que le ha pasado cuenta de cobro dado que tampoco cuenta con el “guiño” de ningún dirigente político —como los mismos Pastrana y Uribe—.

Así pues, el país tiene ante sí tres figuras políticas que, de alguna manera, han logrado un reconocimiento importante entre la opinión pública, pero que no están dispuestos a ceder de cualquier manera. Y ese ha sido el meollo que tiene enfrascada a la gran alianza de la centro-derecha. La razón es obvia, y es que ningún mecanismo que se defina para elegir al candidato único entre ese trío será considerado lo suficientemente “justo” o “legítimo” para que los aspirantes decidan dar un paso al costado, renunciar a sus pretensiones electorales y sumarse a la campaña de un ajeno, con ideas heredadas de sus propios competidores.

“Las mejores reglas son las acordadas por los candidatos”, dijo el expresidente Uribe, mientras que el reloj indica que en nueve días vencerá el plazo para que ese mecanismo se defina. El lío es que las discrepancias entre ellos siguen arreciando mientras más cerca ven las elecciones. ¿Lograrán salvar la alianza? Esto es lo que quiere cada uno de los aspirantes.

Alejandro Ordóñez

El exprocurador estará en la contienda por la Presidencia sin importar las circunstancias, más aún luego de señalar, en entrevista con W Radio, que había intenciones por parte el expresidente Pastrana de sacarlo “de taquito” de la coalición. Por eso, para Ordóñez, el mejor mecanismo de elección del candidato que represente los intereses del No en la campaña del plebiscito es una consulta abierta el próximo 11 de marzo, para que lo derroten con votos y no con artimañas. Ordóñez irá por los votos más radicales del uribismo, las reservas de la Fuerza Pública y los cristianos.

Marta L. Ramírez

La exministra ha pedido con insistencia un diálogo directo entre los aspirantes para definir el mecanismo de elección y no centrarse en un debate público. Sin embargo, considera que una consulta abierta demoraría la consolidación del candidato de la coalición y generaría gastos al Estado, por eso prefiere un consenso. Sectores cercanos a Ramírez consideran que una consulta abierta la pondría en desventaja frente a Iván Duque, quien cuenta con toda la estructura del Centro Democrático y decenas de candidatos a Senado y Cámara haciendo campaña a su favor.

Iván Duque Márquez

El candidato del Centro Democrático sabe que cuenta con el apoyo de gran parte de su partido y ha defendido la idea de hacer una consulta popular en marzo. En las últimas semanas se ha concentrado en pedir a los otros dos aspirantes la concertación de las bases programáticas de la coalición, ya que, para él, el mecanismo de elección es un asunto secundario. Este hecho ha sido considerado por los sectores de Rafael Nieto, María del Rosario Guerra, Luis Alfredo Ramos y Óscar Iván Zuluaga como una dilación del proceso que perjudica el objetivo de contar con 
el candidato más fuerte electoralmente.

Por Lorena Arboleda Zárate y Germán Gómez Polo

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