Publicidad

Una velada con Armando Manzanero

Está próximo a cumplir 80 años y su suave pero vibrante voz sigue conquistando el corazón de los enamorados. Hoy se presenta en el Teatro Jorge Eliécer Gaitán, junto a su hijo, Juan Pablo Manzanero.

Diana Hernández
17 de octubre de 2015 - 03:59 a. m.

Un piano suena. La tonalidad es una balada de notas que dan color a la canción que compuso y grabó Armando Manzanero al lado de Bobby Capó, cantautor puertorriqueño, en 1959, Llorando estoy. Quizá, quienes escucharon esta canción por primera vez no imaginaron que el hombre de piel trigueña, ojos nostálgicos y sonrisa tímida pero encantadora flecharía con el susurro de su voz a más de medio planeta. Como esta canción que dice “Es el timbre de tu voz, lo que perdura en mi memoria”, su versos han permanecido y han sido entonados por las voces de artistas como Roberto Carlos, Ricardo Montaner, Rocío Durcal y Andrea Bocelli. Por este último guarda una gran admiración. “Bueno, últimamente me grabó Andrea Bocelli, y, quizá porque lo admiro y lo oigo mucho, me gusta su versión de Te extraño”.
 
A los ocho años, Armando Manzanero Canché inició sus estudios de música en la escuela de Bellas Artes de Mérida, ciudad donde nació y vio por primera vez un circo, del que luego sería integrante. “Alimentaba los animales y limpiaba el circo.
 
Después comencé a trabajar en el trapecio, pero lo dejé porque era muy cortito y terminaba con mucha frecuencia en la red”. Pero no duraría mucho su aventura. Los azares de la vida lo llevarían a la Ciudad de México con el propósito de hacer carrera en la música. Consiguió trabajar como pianista en el bar Candilejas. Allí la gente tenía la oportunidad de escuchar y fantasear con la intensidad y vibración de sus notas musicales, que tocaba durante diez horas diarias, el frenesí de su amor por el amor y las mujeres. Su nombre ya era conocido.
 
Animado por el maestro del mariachi, Rubén Fuentes, quien había trabajado con Pedro Infante y José Alfredo Jiménez como productor y compositor, Manzanero interpretó con una gran orquesta en 1967 su álbum Mi primera grabación. En el disco incluyó canciones como Voy a apagar la luz, Tu indiferencia, Nunca en el mundo, primera canción que compuso en el año 50, y siete canciones más que rápidamente lo llevaron a la fama, lo cual para ese entonces resultó ser toda una proeza en medio de un movimiento tan fuerte como el rock and roll de los Beatles, los Rolling Stones y el desenfreno de Elvis Presley, quien finalmente fue seducido por la letra de Somos novios y haría una versión en inglés que tituló It’s imposible. “No alcancé a conocer a Presley. Él grabó mi canción y, lamentablemente, después se murió. Lo admiro mucho, hizo parte de un movimiento que fue el rock and roll, que por cierto me encanta”. La tapa de su primer elepé confirmaría que el cantautor mexicano es el artista del bolero: “Cuando la música romántica atravesaba la peor etapa de su vida, cuando los ritmos trepidantes y electrónicos invadían la atmósfera de norte a sur, y de oriente a poniente (…) cuando la juventud en masa volvía la espalda al espíritu y se entregaba en cuerpo y alma al vértigo de ritmos monocordes y exóticos, surgió Armando Manzanero”.
 
Desde esa época y hasta el sol de hoy, Manzanero ha grabado más de 30 discos, entre los que sobresale Duetos, álbum que grabó al lado de artistas como Olga Tañón, Alejandro Sanz y Miguel Bosé, en el año 2000, y que lo llevó a ganar al siguiente año el Latin Grammy en la categoría a mejor dúo o grupo pop vocal. Incursionó como productor en 1991 con el trabajo discográfico Romance, de Luis Miguel, para el que también incluyó algunos temas de su autoría como No sé tú.
 
Su éxito es el resultado de toda una vida de trabajo, en el que se ha comprometido con sus seguidores hasta en su fecha de cumpleaños. “Este año cumplo 80, ese día estaré trabajando en Panamá. Nunca festejo mis cumpleaños, porque, fíjese, soy el animal más raro, un perro verde, soy muy raro. Tengo nochebuenas, pero no navidades. Las nochebuenas se pueden dar cualquier día, del mes que sea. Tengo cumpleaños todos los días, todos los días le doy gracias a Dios porque me dio un día más. No soy de festejos, porque mi vida ya es un festejo desde que amanece hasta que anochece”.
 
Encuentra fascinación en cada una de sus composiciones, pero se atreve a decir que, por el momento, la canción que más le gusta es Por debajo de la mesa, interpretada por Luis Miguel y con la que, seguramente, conquistó a muchas mujeres al cantar: “Y es que no sabes lo que tú me haces sentir, que no hay momento que yo pueda estar sin ti. Me absorbes el espacio y despacio me haces tuyo, muere el orgullo en mí y es que no puedo estar sin ti”. Si tuviera que escoger entre el piano o cantar, no podría elegir: el piano es su cómplice cuando tiene la necesidad de decir algo, además, su gusto y sus conocimientos en la música parten de este instrumento. “Tengo la influencia de la música de origen, la música clásica. Empecé a estudiar música desde muy chavito y mis músicos fueron Chopin, Tchaikovsky, pero a medida que va pasando el tiempo me voy enamorando de otros compositores, como María Grever, Carlos Gardel, y si me pregunta de algún artista colombiano que me enloquezca, le respondo Carlos Vives. Y así me enamoro de todas las gentes de cada país”.
 
En el mes de julio de este año aseguró que le gustaría compartir escenario con Vives, pero mientras eso se concreta, estará de nuevo en nuestro país, hoy, en el teatro Jorge Eliécer Gaitán. En esta ocasión acompañado por su hijo Juan Pablo Manzanero, con quien grabó el disco De Manzanero a Manzanero en 2013.
 
Por ahora no da más detalles de la velada, pues “no es un hombre de sorpresas”. Tan sólo hará lo posible para que los asistentes disfruten de la noche y dejará entrever su amor por este país. “Todo el mundo del espectáculo dice que viene siendo como su segunda casa el lugar donde trabaja. Como que es una política conocida y aprendida. Pero lo digo de corazón y lo digo en serio. Imagínese, yo voy a Colombia desde el año 68, estamos hablando de 47 años, con lo cual cada día me siento muy amañado, la paso maravillosamente bien. He tenido grandes amigos en Colombia. Lamentablemente hoy en día ya se me fueron, porque no pudieron aguantar los años que he aguantado yo. Estoy enamorado de barrios como Usaquén, el barrio de mis sueños, de mi corazón y de mi dulce pasado, el centro histórico de Bogotá, Cartagena. En fin, donde usted me mande, yo soy feliz”.
 

Por Diana Hernández

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar