A las ocho y media las pantallas laterales del escenario mostraban un reloj que decía que en 30 minutos Britney Spears comenzaba su show. Como si fuera la celebración del Año Nuevo, los asistentes del Simón Bolívar gritaron la cuenta regresiva faltando 10 segundos y la frase insignia de ella, "it’s Britney, bitch", dio inicio oficial al espectáculo.
Al igual que en cada concierto del "Femme Fatale Tour", que empezó el pasado 16 de junio en California, Estados Unidos, la presentación de Bogotá comenzó con "Hold It Against Me", el primer sencillo del disco que presta el nombre al tour.
Spears salió de la mitad del escenario vestida de blanco con plateado. Inmediatamente prendió la fiesta pop bailando con hombres vestidos de policías y chicas encerradas en jaulas. "Up n' Down", "3" y "Piece of Me" fueron las canciones entonadas en la primera parte del show, en la que la artista también lució un antifaz plateado, así como un abrigo y sombrero blanco.
No necesitó cinco minutos para bajar, ir a su camerino y cambiarse. El escenario industrial de dos pisos que contaba con una gran pantalla arriba y tres abajo, una escalera a cada lado y una puerta en la mitad de donde saldría un carro y un barco, estaba decorado con luces rojas y violetas, que combinaban perfectamente con el vestido rosado y negro que ahora tenía Britney.
A la tarima había salido nuevamente en unos grandes bafles rodantes que servían para amenizar "Big Fat Bass", tema en el que originalmente colabora el cantante de Black Eyed Peas, Will.i.am., quien estuvo presente gracias a las pantallas.
Si para ese momento el público estaba cautivado con el espectáculo gracias a las luces, el montaje y las pantallas, el equipo de producción de Britney Spears tenía una sorpresa: un carro rosado en el que ella y sus coreógrafos jugaban al ritmo de "How I Roll".
Uno de los momentos más esperados del concierto era la interpretación de "Lace and Leather", pues reinaba la curiosidad por saber qué hombre sería el afortunado de subir al escenario y ser el invitado de Spears en el baile del tubo. La curiosidad también se sentía por saber si este chico haría lo mismo del brasileño que mordió a la cantante hace una semana. Lógicamente, esta vez estaba todo calculado y no sucedió nada extraordinario. Germán (así se llama el invitado) fue un joven sumiso que disfrutó esposado el sensual baile.
The Temptress fue el nombre para el segmento del concierto que ambientado al mejor estilo del antiguo Egitpo, Britney y sus coreógrafos salieron a la tarima en un barco. El color que entonces predominaba era el dorado, y el traje que la princesita del pop usaba ocultaba bastante bien el cuerpo que falta trabajar un poco en el gimnasio.
"Gimme More", "Drop Dead (Beautiful)", "Boys" y la balada "Don't Let Me Be The Last To Know" (que cantó subida en un columpio), fueron las canciones de este segmento en el que también hubo una invitada gracias a la tecnología: Sabi.
Para ese entonces el primer concierto que Britney Spears ofreció en Bogotá ya iba en la mitad y el público estaba bastante extasiado. Era el momento perfecto para dejar salir a la artista que refleja "it’s Britney bitch", aquella que durante años enamoró a sus fans por ser una de las mujeres más sensuales y bellas de la escena musical. Por eso, vestida de negro y fucsia, interpretó "Baby one More Time", "Trouble for Me", "I'm a Slave 4 U", "I Wanna Go" y " Womanizer". En este segmento también cantó el cover de su colega Rihanna "S&M", tema que interpretaron juntas en los premios Billboard 2011.
Siguiendo con el juego de "Femme Fatale", un detective se apoderaba de las pantallas cada vez que Spears y sus bailarines abandonaban el escenario. Él seguía las pistas de esta chica mala que lo sorprendió finalmente en su oficina, amarrándolo a su silla.
Cómo no, Sexy Assassin se llamaría el acto final del show. Con vestidos y elementos de la cultura japonesa cantaron "Toxic", dejando para lo último "Till The World Ends", canción que estrenó en abril pasado. La invitada esta vez fue Nicki Minaj, quien acompañó a Spears en el tramo estadounidense de esta gira. Una hora y veinte minutos después, subida en un trapecio y rodeada de papeles brillantes volando, una Britney muy sexy vestida de negro y con alas de ángel se despidió de Bogotá.