Lambert Wilson protagoniza “El prodigio”, una partitura cinematográfica
El actor francés interpreta a Pierre Geithner, el director de un conservatorio que descubre a un talentoso músico en un suburbio. Para el intérprete, esta cinta es una historia de esperanza y humanidad.
Protagonizada por Kristin Scott Thomas (nominada al Óscar), Lambert Wilson y Jules Benchetrit, El prodigio, del director francés Ludovic Bernard (Lupin), es ante todo una declaración de amor por la música.
Gracias por ser nuestro usuario. Apreciado lector, te invitamos a suscribirte a uno de nuestros planes para continuar disfrutando de este contenido exclusivo.El Espectador, el valor de la información.
Protagonizada por Kristin Scott Thomas (nominada al Óscar), Lambert Wilson y Jules Benchetrit, El prodigio, del director francés Ludovic Bernard (Lupin), es ante todo una declaración de amor por la música.
La película narra la historia de Pierre Geithner (Lambert Wilson), director de un conservatorio de música que un día descubre a Mathieu, un joven de los suburbios con un talento especial para el piano, y decide encargarse de su formación.
Le puede interesar: James Gunn confirma “Elsewords”, las nuevas películas independientes fuera de DC
Conversamos con Lambert Wilson, un apasionado por el mundo de la música, sobre su participación en la cinta El prodigio, que Cine Colombia estrenará este jueves 22 de diciembre.
¿Cómo llegó a participar en la película “El prodigio”?
Como conozco muy bien el mundo de la música clásica, debo decir que al principio tuve mis reservas sobre la forma en que se podría tratar este universo en el cine. Así que me resistí al guion, pero el encanto y la pasión de Ludovic Bernard funcionaron: es tan benévolo, simpático y persuasivo que me dejé convencer. Y cuando Kristin Scott Thomas estuvo de acuerdo, me entusiasmó volver a trabajar con ella. Al mismo tiempo, tuve la grata sorpresa de descubrir en Jules Benchetrit a un joven y apuesto actor.
Dice que se resistió al guion, ¿qué lo cautivó de él entonces?
Es obvio que este tema tiene intrínsecamente un valor que genera esperanza y humanidad: facilitando el acceso a todos los lugares de la cultura y demostrar que los sueños más salvajes son posibles. Esta película cuenta la historia de un joven de los suburbios condenado por su origen social. Pero como es increíblemente talentoso, se reconcilia con un mundo privilegiado —del que se ha sentido excluido—, porque encuentra a las personas adecuadas en el camino. Esta historia y su mensaje positivo me conmovieron mucho.
Pierre Geithner, su personaje, es un hombre roto que solo parece poder ponerse de pie gracias a la música...
Los antecedentes familiares de este hombre se mantienen en secreto, pero intuimos su origen familiar, percibimos al hombre devastado que proyecta una relación casi paternal con el joven, con una fuerte implicación dramática. Y agradezco que su dolor personal sea palpable sin ser demasiado evidente. Podría haber sido solista, pero le apasiona la enseñanza. Su matrimonio va a la deriva y él solo se levanta cada mañana por la música y la pasión por educar dando lo mejor sin reservarlo para una élite.
Le puede interesar: James Cameron desea revivir la saga de “Terminator”
¿Qué impulsa a su personaje a querer sacar a la luz el talento de Mathieu?
Tuve la oportunidad de acercarme a grandes intérpretes, grandes músicos y grandes directores. Hay misterio y una parte de misticismo en ellos. Cantar, por ejemplo, es un deseo de elevación y una forma de oración. Pierre siente que Mathieu está habitado por esta gracia y que es talento en estado puro. Es decir, no solo fruto del esfuerzo y del trabajo, sino de un espíritu muy particular. Es una experiencia que se acerca a una forma de misticismo. Es, de hecho, absoluta, de un orden superior, casi divina.
Está dispuesto a correr todos los riesgos y poner en peligro su carrera...
Es una lucha personal e irracional. Tan pronto como escucha a Mathieu, queda asombrado por su increíble don. Este destello de brillantez es tan raro que está dispuesto a correr todos los riesgos como si tuviera que evitar que escape de la humanidad. Además, no tiene nada que perder, y dar vida a un virtuoso le dará nuevas y extraordinarias fuerzas para luchar contra los prejuicios burgueses y las reticencias del joven al que se tomó el tiempo de observar.
¿Imaginó su pasado? ¿Trató de entender por qué él mismo no se convirtió en pianista?
Ludovic Bernard (el director) y yo elaboramos una biografía muy precisa. Para nosotros era importante que Pierre fuera un músico consumado —tocaba el violín— y el director musical de una escuela prestigiosa. Sigue dirigiendo, pero para él la enseñanza es fundamental: no se refugia en la pedagogía tras un fracaso o una frustración, sino que la eligió por convicción. Es un ambiente que conozco muy bien: no solo voy a los mejores sitios musicales, sino que mis amigos, que son grandes músicos, sacan tiempo para enseñar en el Conservatorio Nacional y les hice muchas preguntas para esta película.
¿Cuál es la relación de su personaje con la condesa, que interpreta Kristin Scott Thomas?
No son antiguos amantes, sino muy buenos compañeros de una misma generación que se formaron juntos en el Conservatorio y tocaron juntos. Se conocen muy bien, se tienen en alta estima, conocen sus defectos y sus encuentros están llenos de humor. Pierre sabe que ella es una excelente pianista y que aún carga con el dolor de no haber sido solista y tal vez fue él quien consiguió que la contrataran como profesora.
¿Cómo fue aprender a tocar el piano para asumir este personaje?
Estudié piano algunos años y para Shostakovich no estoy dotado, pero tuve que trabajar mucho porque fue muy difícil sincronizar la mano izquierda y la mano derecha hasta tocar de manera convincente. Estas sesiones de trabajo con Harry Allouche me permitieron entrar en la realidad de la película, sentir físicamente mi papel mientras pasaba horas frente a la partitura.
Le puede interesar: Natalia Reyes, nueva presidenta de la Academia Colombiana de Cine
¿Cómo fue el trabajo con sus compañeros de escena?
Jules (Benchetrit) es maravilloso, es muy modesto en sus emociones e increíblemente gentil, pero es un chico complejo cuyo hervor interior y la fuerza de sus sentimientos es contundente. Es joven y demostró estar siempre dispuesto a escuchar nuestros consejos y sugerencias. Y su trabajo en el piano es asombroso: su energía, su implicación personal y la calidad de su aprendizaje son absolutamente impresionantes. Y además, es muy fotogénico, como los actores estadounidenses de los años 50, a lo James Dean y Brando. En cuanto a Kristin (Scott Thomas), la conozco bien por haberla dirigido en la obra teatral Berenice. Ella es impresionante, inquieta a veces, pero es muy divertida.
¿Cómo dirige Ludovic Bernard a sus actores?
Ludovic está acostumbrado a trabajar en el escenario y conduce a su equipo a una velocidad vertiginosa: hace el trabajo de director y de primer asistente. Es muy positivo, está atento al grupo, al estado de ánimo y a la energía del set. Su presencia es amistosa y cálida con todos, incluidos los extras y suele mostrarse entusiasmado, asombrado, molesto o seducido. Pero como soy inquieto, a veces tuve problemas con su entusiasmo porque nunca estaba seguro de que yo estuviera haciendo bien las cosas.