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Live-action de anime, el engaño de Netflix

Para hacer llegar su oferta de anime a sus usuarios, la compañía ha optado por producir películas que recrean las tramas de las series de anime más famosas. Para quienes ven el género, la aparente mala calidad de estas películas afectan el producto en general. Sin embargo, la estrategia parece estar rindiendo frutos.

Juliana Vargas / @Jvargasleal

11 de marzo de 2018 - 05:43 p. m.
Imagen del tráiler de Fullmetal Alchemist.
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Imagino que la película Death Note de Netflix surgió después de una conversación de pasillo. Imagino que nació de aquellos comentarios que nos gusta lanzar al aire sin razón aparente. Imagino que a quien se le ocurrió la idea sólo estaba hablando con su compañero de al lado para romper con la rutina de la oficina.

⎯Ayer por fin vi Coco.
⎯¿Viste una película infantil?
⎯Muchos adultos ven películas de Disney y Pixar. Además, como si no vieras “muñequitos”.
⎯Claro que no.
⎯Ves anime. Eso es ver “muñequitos”.
⎯…Mmm…no lo había pensado así.
⎯¿Es que el anime te parece muy real?
⎯Es sólo que…me siento identificado con algunos personajes.
⎯¿Por eso has insistido en ampliar nuestra oferta en la sección de anime?
⎯Pero supongo que las personas no ven porque creen que son lo tú llamas “muñequitos”.
⎯Es que lo son.
⎯Igual que Wall-e o Buscando a Nemo. 
⎯Ya veo…
⎯¿Y si…y si producimos un live-action?

Y se hizo Death Note: una película mediocre, mal adaptada, que reduce una serie policíaca y de misterio a una comedia adolescente sin esencia. Un producto que, en suma, tira por la borda la trama que cuidadosamente había engranado su contraparte animada. 

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No contentos con eso, el 19 de febrero Netflix estrenó la película live-action de Fullmetal Alchemist. Esta vez se cuidaron de, por lo menos, adaptar de manera medianamente fiel una parte de la serie. Sin embargo, resumir 60 capítulos en escasas dos horas nunca dará un resultado perfecto. El CGI es tristemente evidente. En materia actoral incluyen estrellas de cine y de pop. Sin embargo, intentan que las reacciones, expresiones y lenguaje corporal sea exactamente igual al anime, por lo que, si bien esto funciona en la serie, en la película la actuación raya en lo caricaturesco. Lo más doloroso es el final: el espectador termina la película con una sensación extraña, como si algo aún estuviera por ocurrir, como si la película hubiera sido cortada de tajo por falta de presupuesto.

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Y no obstante, la idea funciona.
⎯Me vi una película ayer.
⎯¿Cuál?
⎯Fullmetal Alchemist. Una con actores asiáticos
⎯¡Ah! Yo me vi una parecida, Death Note. Que dizque está basada en una serie de animación japonesa.
⎯Fullmetal Alchemist también. No es la mejor película, pero algo tenía.
⎯Así como los libros son mejores que sus adaptaciones audiovisuales, las series son mejores que las películas live-action. Al menos eso he escuchado.
⎯Mmm…de pronto veo la serie.

La idea funciona porque, precisamente, los consumidores de series de animación japonesa no son el público objetivo de las películas live-action. Estas producciones son un engaño descarado cuya única misión es envolver a espectadores desprevenidos. El CGI puede estar pobremente desarrollado, los actores pueden hacer muecas exageradas, las tramas pueden ser infieles o incompletas. Producir películas perfectas es para quienes buscan un Oscar o Globos de Oro. Death Note, Fullmetal Alchemist y las producciones de Netflix que vengan tienen como único papel servir de puerta: son la entrada para quienes quedan con la curiosidad suficiente para ver animación japonesa. Y ya adentro puede descubrir que el anime es el kimono con arabescos y la katana, es Amaterasu y Susano'o, es el monte Fuji y el río Sumida, es el sushi y el ramen, son los centenares de miles de personas que entran y salen de la estación Shibuya día a día. Es toda una cultura.

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Así, Netflix innova y entretiene, pero también engaña. Si el teatro es imitación y catarsis, Netflix juega a ser un personaje más, se pone una máscara y, por medio de estas producciones live-action, embauca para guiar a sus consumidores hacia nuevas formas de entretenimiento. 

⎯Me sentí timado. Finalmente vi esas series que te encantan. Quién diría que me reiría y lloraría, que purgaría afecciones y me identificaría con lo que sufren.

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⎯Te dije. Eso de las live-action ha sido la mejor idea que he tenido aquí.

Por Juliana Vargas / @Jvargasleal

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