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Este lunes, Amanda Bynes volvió a ser internada en un centro de salud mental en el condado de Orange, California. El medio estadounidense TMZ informó que la exactriz de 37 años ya no quería vivir sola y estaba en búsqueda de un ambiente “más terapéutico”. También se señaló requirió más asistencia de la que brindaba el tratamiento anterior.
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Fue la misma Bynes quien decidió cambiar de ambiente y poder estar bajo el cuidado de profesionales. En el nuevo centro de tratamiento, la exchica Nickelodeon recibe atención las 24 horas y terapia regular. Ahora estará cerca de un equipo médico, terapeutas y otros pacientes, por lo que puede tener más interacción social. Además, allí cuenta con actividades para mejorar su conducta una vez salga de las instalaciones.
Amanda Bynes is continuing to work on her illness. https://t.co/FwbE6moRwP pic.twitter.com/xPhmN229JV
— TMZ (@TMZ) July 31, 2023
La estrella de ‘Hairspray’ fue puesta previamente en una retención psiquiátrica 5150 (involuntaria) en junio, después de llamar a la policía para pedir ayuda. Esto ocurrió solo unos meses después de que la pusieran en otra retención en marzo.
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Este tipo de retención está diseñada para proteger a las personas con trastornos de salud mental que podrían considerarse un peligro para ellos mismos o para otros y les permite ser atendidos y someterse a una evaluación psiquiátrica e intervención en crisis por un período de hasta 72 horas.
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El primer ingreso al hospital psiquiátrico
El medio especializado TMZ informó que Amanda Bynes fue hospitalizada después de que en marzo de este año fuese vista cerca del centro de Los Ángeles, deambulando desnuda por las calles y de que pidiese ayuda a un conductor al que dijo que estaba sufriendo un brote psicótico, quien llamó a la policía. Dos semanas después, fue dada de alta con un respectivo seguimiento ambulatorio para evitar una recaída.
La actriz ya había sido hospitalizada hace casi un año después de que un juez la liberase del fallo por el cual desde 2013 su patrimonio, calculado en unos seis millones de dólares, era gestionado por un fideicomiso. Su padre, Rick Bynes, que había sido nombrado fideicomisario, y su madre, Lynn, que estaba a cargo de los asuntos médicos y personales de su hija, apoyaron la petición de la ex estrella infantil de recuperar la tutela de sus bienes.
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Desde su salida de las pantallas ha pasado por dificultades de diverso tipo, desde problemas con la ley a crisis de salud mental y de adicciones. La joven actriz ha tenido problemas de consumo de drogas, que ella misma reconoció en una entrevista con la revista Paper en 2018.