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“La bailarina del futuro”: Una mirada a figuras revolucionarias de la danza moderna

Esta exposición virtual muestra el papel que cumplieron siete históricas coreógrafas y bailarinas del siglo XX que creyeron en la necesidad de crear nuevas formas de expresión y de liberar el cuerpo femenino enfrentándose a las convenciones sociales y al rígido canon del ballet romántico.

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María Hernández
04 de septiembre de 2020 - 03:00 a. m.
Agnès López Río recreando la coreografía “Pulsiones”, de Martha Graham.
Agnès López Río recreando la coreografía “Pulsiones”, de Martha Graham.
Foto: Cortesía Fundación Telefónica
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Isadora Duncan, Loïe Fuller, Joséphine Baker, Tórtola Valencia, Mary Wigman, Martha Graham y Doris Humphrey fueron siete mujeres bailarinas y coreógrafas del siglo XX que sentaron las bases de la danza moderna gracias a su creatividad, su revolucionaria puesta en escena y su estilo de vida transgresora.

Con el objetivo de rendirles un tributo a estas vanguardistas de la danza moderna, la Fundación Telefónica Movistar presenta La bailarina del futuro: de Isadora Duncan a Joséphine Baker, una exposición virtual que destaca cómo estas mujeres rompieron las normas sociales y empezaron a concebir su cuerpo como un vehículo de expresión y libertad. La muestra, que está disponible en www.fundaciontelefonica.co, contó con los curadores españoles María Santoyo y Miguel Ángel Delgado.

“Todas nuestras exposiciones, que encuentran puntos en contacto entre el arte, la cultura, la ciencia y la tecnología, nos sirven para mostrar las transformaciones y los cambios en todos los órdenes que se produjeron y, en este caso, en un período tan importante como lo fue finales del siglo XIX e inicios del XX. Aquí que podemos evidenciar el surgimiento de una nueva disciplina artista, como lo es la danza moderna, que además nació de la mano de mujeres que es algo muy vanguardista para la época”, dijo Delgado, creador de la muestra. (Lea: Una turbulencia llamada danza)

A través de recursos museográficos tradicionales, instalaciones y piezas audiovisuales de carácter escenográfico, aplicaciones tecnológicas, experiencias en 3D e incluso hologramas, el proyecto presenta siete espacios experienciales que están dedicados a cada figura.

Estas mujeres, además de tener una personalidad gigantesca e incomparable, rompieron los estereotipos de esa época por medio de su arte. Apostaron por la libertad del movimiento corporal con nuevas formas de expresión.

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Coreografía virtual

Al igual que una coreografía de baile, los curadores quisieron que el recorrido de su obra no fuera el típico y por eso, y con la ayuda de la experta en teoría de la danza Ibis Albizu y con la participación de la bailarina profesional Agnès López Río, recrearon los movimientos más conocidos de estas bailarinas a través de una experiencia audiovisual envolvente.

La muestra empieza con una mirada profunda al ballet clásico y todo lo que esto implica. El propósito, según Delgado, es que el público, sin importar si es un experto o no, al ingresar no se sienta fuera de lugar. “Nos gusta mostrar cómo la tecnología influye en los cambios de cada época, por eso nos planteamos las posiciones y teníamos claro que la danza tiene la etiqueta de ser algo elitista, algo que solo puedes ver si tienes muchos conocimientos, cuando en realidad es, probablemente, el arte que es capaz de concebir una emoción de una forma más directa y más profunda sin gran preparación teórica”, explicó.

Más adelante encontramos a Isadora Duncan, el eje transversal de esta historia y la inspiradora del resto de protagonistas de la muestra. La estadounidense es considerada como la gran revolucionaria de la danza clásica. Eliminó la individualidad y homogeneizó la figura femenina al bailar, por primera vez, descalza y vestida con una túnica en la que no solo disimula la forma de su cuerpo, sino que deja entrever la desnudez de su baile. (Lea también: Alma en movimiento: bailes que cambian vidas)

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En el siguiente espacio, el escenario popular, encontramos a Loïe Fuller, Tórtola Valencia y Joséphine Baker. Bailarinas de enorme popularidad en su época, que sacudieron clichés y rompieron tabúes sexuales con bailes como el cabaré o el charleston, y que llegaron a influir en los ambientes más académicos. “Ellas bailan en los grandes templos y teatros, exactamente igual, pero van un paso más adelante al llevar al ámbito popular y sacarlo de la élite”, indicó Delgado.

Fuller se destaca por jugar con los efectos de la luz eléctrica en sus espectáculos. Fue una gran académica que se rodeaba con personalidades como Marie Curie, Thomas Alva Edison y Camille Flammarion. Joséphine es la gran estrella del cabaret y rompe con todos los clichés sobre los africanos por medio de su danza salvaje, basada en saltos enérgicos atrevidos, mímica, torso desnudo y contorsiones violentas. Mientras que la española Valencia comprende y ejemplifica la influencia del oriente con el modernismo.

El expresionismo cobra un papel muy importante al lado de la alemana Mary Wigman, quien creía en una danza total sin ataduras, en la que daba protagonismo además a la fuerza del movimiento de las manos y a la presencia del suelo. (Además: Nixon Beltrán, el bailarín colombiano que brilla en Nueva York)

Más adelante encontramos un espacio dedicado a Martha Graham, quien tuvo la misma importancia en la danza que Picasso en la pintura. “Esta selección destaca su papel como creadora de un lenguaje coreográfico autónomo, capaz de comunicar toda pasión esencial y que sigue vigente en la educación de cualquier bailarín contemporáneo. Graham crea un método de baile donde enseña a sus bailarines”, aseguró.

La muestra finaliza con la increíble y talentosa Doris Humphrey, revolucionaria por acabar con la verticalidad en la danza y jugar con la gravedad de los cuerpos. Destruye la jerarquía casi militar del baile al crear un grupo que se comparta de forma orgánica y con plena libertad.

Esta exposición, que tuvo un trabajo de investigación de dos años, fue uno de los mayores retos para estos dos curadores españoles, quienes esperan que, en estos tiempos de pandemia donde disfrutar el arte de manera presencial no es una posibilidad cercana, aprovechen las facilidades que ofrece la tecnología para llevar el arte y la cultura a la intimidad de sus hogares.

María Hernández

Por María Hernández

Periodista y comunicadora social de la Universidad Autónoma de Bucaramanga. Interesada en temas sociales, comunitarios y de bienestar animal.@Mariangel0117mahernandez@elespectador.com

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