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"La corrupción llevará a una gran derrota al partido"

El expresidente Andrés Pastrana precisa sus críticas contra la dirección del Partido Conservador y pronostica para ella un desastre electoral en la votación regional y local del próximo domingo.

Cecilia Orozco Tascón / Especial para El Espectador
23 de octubre de 2011 - 02:00 a. m.

Cecilia Orozco Tascón.- Su frase “Cambiar las banderas del partido (Conservador) por las sábanas” se refería al usufructo, por parte de algunos congresistas conservadores, de los bienes incautados a los narcos. ¿Cree que ese escándalo define el perfil de quienes dirigen hoy al conservatismo?

Expresidente Andrés Pastrana Arango.- Hay casos que terminan por convertirse en íconos de la corrupción. Por ejemplo, aunque su repercusión es nacional, el de los Nule es el ícono de los corruptos de Bogotá. El de la Dirección de Estupefacientes, con la repartición de bienes incautados al narcotráfico como prebendas para tener contentos a algunos congresistas conservadores y a otros de los demás partidos, es hoy uno de los íconos de la corrupción política.

C.O.T.- Se habla mucho de los congresistas conservadores involucrados en el escándalo de Estupefacientes, pero los directores de esa entidad también pertenecían a su partido. ¿Corrupción por punta y punta?

A.P.A.- Claro que sí. Y entre una punta y otra se encuentra el fantasma de la reelección presidencial de 2006, porque esas prebendas tenían un solo propósito: conquistar los votos de los parlamentarios que aseguraban así su supervivencia. Ahora es la supervivencia del propio partido la que está en juego.

C.O.T.- En una entrevista para El Espectador, el exdirector de Estupefacientes Ómar Figueroa aceptó que los parlamentarios lo visitaban para pedirle “ayuda para sus regiones”. ¿Esa declaración confirma su tesis?

A.P.A.- Claro que sí. Me llamó poderosamente la atención que el exdirector de esa entidad reconociera que el presidente del Partido Conservador iba a su oficina a pedirle favores (ver parte superior de la siguiente pág.). Existen unos elementos de juicio tan claros sobre estos presuntos actos de corrupción, que uno no entiende por qué la justicia ha sido tan lenta.

C.O.T.- Entonces, ¿su partido está hoy en manos ilegítimas?

A.P.A.- Quienes hoy están en la dirección no representan a los conservadores auténticos. El partido actual tiene una estructura política absolutamente corrompida que no me representa a mí o a la inmensa mayoría de los conservadores verdaderos.

C.O.T.- Según usted, ¿quién o quiénes representan al Partido Conservador auténtico?

A.P.A.- En primer lugar, la gente sencilla que ha votado siempre por el partido, por sus tesis y posiciones. Y también los funcionarios probos, muchos de ellos de mi gobierno, que fueron llamados por el presidente Santos a cargos de responsabilidad oficial, porque se destacan por sus cualidades profesionales y morales. Ellos, tecnócratas que no tienen interés en los negocios electorales, son también buenos conservadores.

C.O.T.- Pero tiene sentido que los congresistas tengan alguna representación dentro de su partido. Otra cosa es que sean corruptos.

A.P.A.- Esa teoría, mal entendida, es la que ha permitido que el partido quede en las manos en que están hoy. Estos congresistas piensan que su capacidad de representar al partido se origina en el número de votos que obtuvieron. Si por eso fuera, habría que llamarlos más bien a cuentas. En todo caso y a mi juicio, la dirección conservadora debería ser totalmente independiente de ellos y de sus intereses.

C.O.T.- ¿A qué se refiere cuando dice que hay que llamarlos a cuentas con respecto a la votación que obtuvieron?

A.P.A.- Cuando llegué a la Presidencia obtuvimos más de 6 millones de votos. El año pasado, el total de la votación de los congresistas del partido fue de poco más de 2 millones. Es decir, se han perdido alrededor de 4. ¿La tercera parte de la votación que dejamos tiene la legítima representatividad del partido? Suponga usted que la votación no fuera suficiente argumento. Únicamente por los escándalos en que se han visto involucrados los que ocupan hoy la dirección, deberían retirarse. Si no lo hacen por motivos éticos, al menos deberían renunciar por vergüenza.

C.O.T.- El director del conservatismo, senador José Darío Salazar —el de las “sábanas”—, dice que fue su gobierno el que llevó al partido al desastre…

A.P.A.- Los uribistas como él deberían saber que lo que hizo mi gobierno en materia de presupuesto militar, adquisición y modernización de equipos para las Fuerzas Militares y Plan Colombia, primer paso para un TLC con Estados Unidos, fue la base de las políticas de seguridad que adelantó el expresidente Uribe. Y que sin ellas no hubiera podido tener el éxito que tuvo en esa materia. Así que le queda mal hablar de “desastre”. Pero además no hay que desviar la atención del foco de la corrupción, que es donde debe estar.

C.O.T.- Pese a estar en la coalición del gobierno desde hace nueve años el número de senadores y representantes conservadores ha disminuido. ¿A qué le atribuye este hecho?

A.P.A.- Al desprestigio de los parlamentarios y a que entregaron el partido por puestos a un gobierno y una persona ajenos a la colectividad. El señor Salazar preguntaba el otro día cuál fue el partido que dejé. Mi herencia fue de 80 congresistas conservadores elegidos al momento de mi salida. La herencia del gobierno de la seguridad democrática en 2010 es de 50. Réstele el número de investigados y condenados, y verá cuántos le quedan en realidad. Las cifras contestan la pregunta.

C.O.T.- ¿Cómo espera que le vaya a su partido el próximo domingo?

A.P.A.- La corrupción lo llevará a una gran derrota.

C.O.T.- ¿Se podrá recuperar?

A.P.A.- ¿Con las mismas personas? Difícilmente. Habría que empezar por cambiar la dirección y la estructura que ahora son una maquinaria mecánica de recolección de votos. Les he preguntado a algunos amigos por qué no intentan llegar al directorio. Me contestan que una posición allí vale igual que una campaña para senador, o sea entre $800 y $1.000 millones. ¿Quién puede poner $1.000 millones para entrar a un directorio? Pues quienes están ahí. El resto se puede deducir.

C.O.T.- ¿Estaría interesado en recoger el Partido Conservador y en asumir la jefatura nacional?

A.P.A.- Mucha de la gente lo está pidiendo. No lo descarto, pero no para conseguir honores personales, porque ya los obtuve todos. Tampoco para figurar. Sólo para colaborar con lo que esté a mi alcance. Algunos parlamentarios escandalizados con lo que está pasando se han acercado. Sin embargo, hay que esperar a que pasen las elecciones para examinar fríamente el tamaño del descalabro. Y después se podría pensar en iniciar la recuperación de las banderas conservadoras, pero ante todo, en abrir el partido a una gran renovación generacional que airee la casa.

C.O.T.- ¿Con quiénes intentaría recuperar el Partido Conservador?

A.P.A.- Como le decía, hay gente decente dentro del partido que no está en puestos de dirección y que estaría dispuesta a facilitar la renovación para recuperar las banderas, la ideología, la autonomía perdida entre otras razones, por falta de candidatos propios.

C.O.T.- ¿Quién hubiera podido ser, con posibilidades de éxito, candidato conservador a la Alcaldía, por ejemplo?

A.P.A.- Le menciono varios para ese cargo y para otros, pero ante todo para refrescar el partido en los puestos de dirección: Juan Carlos Echeverry, hoy ministro de Hacienda; Mauricio Cárdenas, hoy ministro de Minas; Guillermo Fernández de Soto, excanciller; María Fernanda Campo, hoy ministra de Educación, Marta Lucía Ramírez, exministra y excandidata presidencial, entre otros.

C.O.T.- Las posiciones contra los derechos adquiridos de mujeres y minorías que en las últimas semanas han agitado los conservadores, ¿sirven electoralmente hablando o le quitan votos?

A.P.A.- Mi padre (expresidente Misael Pastrana) propuso en su época el social-conservatismo para que el partido se modernizara inclinándose por las necesidades sociales. Las colectividades políticas son las intermediarias de los electores ante el Estado y las posiciones extremas son excluyentes. ¿Cómo se van a sentir representados los votantes si sus voceros proponen reducir sus derechos?

C.O.T.- ¿Usted está a la izquierda de la ultraderecha conservadora?

A.P.A.- Estoy en el centro del espectro político conservador, o si quiere, en el centro izquierda. Eso significa que el partido, para mí, debe retomar las banderas sociales y acercarse a los problemas de la gente, en vez de alejarse de ella.

C.O.T.- ¿Las coaliciones con los opuestos ideológicos y el pragmatismo político terminará por destruir del todo a los partidos?

A.P.A.- En las democracias serias uno gana o pierde, y a nadie se le ocurre permanecer en el poder entregándosele al contrario. La coherencia ideológica se mantiene o si no se le castiga en la siguiente elección. En estas elecciones no hay ningún candidato en el país que esté avalado exclusivamente por su partido. Las colectividades se han convertido en simples dispensadoras de franquicias. Cambiaron la ideología por “dueños”. Quien desee participar en política en la actualidad depende no de un partido sino de una persona.

C.O.T.- ¿De quién o quiénes?

A.P.A.- Tome cualquier partido y le da lo mismo: quien quiera hacer política en Cambio Radial, depende de la voluntad de Germán Vargas. En la U, del que lleva esa inicial en su apellido. El Partido Conservador depende de su presidente y colegas que reparten franquicias. Hay que pedirle permiso a Rafael Pardo si uno quiere ser candidato liberal. Y hasta a Antanas Mockus para que le dé el permiso de un movimiento indígena.

C.O.T.- Si usted quisiera ser candidato a una corporación, ¿le pediría permiso al señor Salazar?

A.P.A.- Buen ejemplo: si Andrés Pastrana aspirara a una curul hoy, tendría que contar con el aval de esa persona. ¿Tiene él, o alguno de sus compañeros de Estupefacientes, autoridad para examinar la conducta de otros y para otorgar avales? Hasta la recolección de firmas está convirtiéndose en algo innecesario, porque es más fácil y rápida la obtención de la franquicia de un partido.

C.O.T.- A usted como presidente le ocurrió algo paradójico: siendo de origen conservador, intentó hacer un proceso de paz, pero, entre otros obstáculos, estuvieron los grupos paramilitares, en parte apoyados por sectores conservadores. ¿Hubo oposición subterránea a ese proceso de gente de su partido?

A.P.A.- Lo oposición no vino sólo de mi partido. También de otros. Desde el comienzo dije, en la Escuela Superior de Guerra, que había que terminar el paramilitarismo porque el monopolio de las armas debe estar en manos del Estado. Cuando llevé al general Tapias a la Comandancia de las Fuerzas Armadas tuve que salir, si mal no recuerdo, de 8 o 9 oficiales ¿Por qué a él? Porque es un gran demócrata y una conducta intachable, muy distinta a la de otros oficiales, varios de los cuales fueron homenajeados después de su retiro. Algunos de ellos han comparecido ante la justicia penal.

C.O.T.- ¿Se refiere al general Rito Alejo del Río, procesado por paramilitarismo?

A.P.A.- A él lo retiré junto con otros oficiales.

C.O.T.- ¿Por qué lo retiró?

A.P.A.- Porque el presidente tiene la facultad discrecional de hacerlo. En términos generales, durante mi gobierno siempre que hubo dudas o preocupación por evidencias de vínculos con grupos ilegales, opté por el retiro. Buena parte de esos oficiales fueron procesados años después o están siendo investigados.

C.O.T.- ¿Es el caso del general del Río? Pregunto porque él fue homenajeado, en efecto, por varios destacados conservadores. Y si mi memoria no me falla, hasta por el expresidente Uribe. ¿Estos son los hechos que recuerda?

A.P.A.- (Silencio). No quisiera emitir opinión sobre casos puntuales. Pero sí me gustaría decir que uno va a un homenaje únicamente si cree que debe estar allí, y cuando uno es el orador, se supone que conoce muy bien al personaje, se identifica con él y con sus patrones de conducta.

Congresistas y directivos de Estupefacientes, involucrados

Mientras la Corte Suprema inició hace unos meses una investigación preliminar contra 13 parlamentarios —7 de ellos del Partido Conservador—, por el escándalo del usufructo de inmuebles incautados al narcotráfico, el próximos miércoles la Fiscalía les imputará cargos a once exfuncionarios de la Dirección Nacional de Estupefacientes involucrados en presunta corrupción dentro de la masiva operación de entrega a testaferros de esos valiosos bienes. Básicamente se quedaban con los dineros que el Estado debía percibir por la utilización de edificaciones que están en proceso de extinción de dominio. Entre los exfuncionarios encartados se encuentra Ómar Figueroa, quien fue director de la DNE en el segundo gobierno de Álvaro Uribe e incluso en la administración Santos y a quien se le consideraba cuota del mismo partido. También fue llamado por la Fiscalía Jairo Coral, cercano asesor de Figueroa. Con ellos serán acusados el padre de Figueroa, un amigo suyo y seis exempleados más de esa entidad. Se sabe que en la audiencia el fiscal del caso solicitará medida de aseguramiento para todos, es decir, privación de la libertad. Otros exdirectores de la DNE, entre ellos Carlos Albornoz, también están siendo investigados.

“Confesión” sobre escándalo en Estupefacientes

Apartes de la entrevista, publicada el domingo pasado en El Espectador, al exdirector de Estupefacientes Ómar Figueroa, procesado por el escándalo de entrega de bienes del narcotráfico a congresistas:

¿Qué contacto tuvo usted con el congresista José Darío Salazar, presidente del Partido Conservador?

Él, como muchos congresistas, asistía a la DNE a pedir bienes para su región.

¿Y por qué dicen que termina, a través de terceros, administrando un motel?

Cualquier persona podía presentarse y uno no puede discriminar.

¿Cómo fue su relación con la congresista (conservadora) Myriam Paredes, de quien dicen que tiene un hermano manejando bienes de la DNE?

Igual como todos. No puedo tener un rasero diferente con los congresistas. Todos tramitaban recursos para sus departamentos.

¿En qué momento empieza a volverse (Estupefacientes) botín de los políticos?

Para nadie es un secreto que los congresistas, los gobernadores o alcaldes vienen a Bogotá y van a todas las entidades del Estado a solicitar ayudas.

¿En la DNE qué solicitaban?

Vehículos, sitios urbanos o predios rurales…

Citas de expresidente

"Uno va a un homenaje únicamente si cree que debe estar allí y cuando uno es el orador, se supone que conoce muy bien al personaje, se identifica con él y con sus patrones de conducta”.

"Por los escándalos en que se han visto involucrados los que hoy ocupan la Dirección (conservadora), deberían retirarse. Y si no lo hacen por motivos éticos, al menos deberían renunciar por vergüenza”.

Por Cecilia Orozco Tascón / Especial para El Espectador

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