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AC/DC finalizó en Argentina el tour latino Black Ice

El estadio de River Plate recibió durante tres noches a la banda australiana.

Gilberto Messa / Especial para Elespectador.com
07 de diciembre de 2009 - 04:02 p. m.

Por causa del ya conocido cambio climático que los líderes mundiales tratan por estos días en la capital danesa, el de ayer fue un domingo porteño atípico para esta época del año.

El termómetro marcaba 16 grados y así, el último de los tres recitales programados por la banda australiana AC/DC (de formación, pues tres de sus miembros son británicos) en la capital argentina, dentro del marco de su gira ‘Black Ice Tour', se viviría dentro de un clima mas bien "fresco" (como llaman acá a lo que los colombianos, especialmente los que somos de tierra caliente llamamos simple y llanamente frío...); aunque gracias a Dios sin nubes ni las lluvias que dos días atrás habían acompañado a Buenos Aires.

El ingreso estuvo muy ordenado y sin mayores complicaciones a pesar de la numerosa asistencia que se esperaba en el Monumental de River y que efectivamente hubo: 66 mil personas según las cifras oficiales dadas a conocer por la página web del diario Clarín).

Y no es que Argentina sea un ejemplo de orden y cultura ni mucho menos, al contrario en muchos aspectos de la vida cotidiana, padece los mismos problemas que nuestro país y cualquier otro en Latinoamérica, a excepción probablemente de Brasil y Chile que hace rato tomaron la delantera.

Pero sí debe admitirse que el hecho de llevarnos tantos años de ventaja, en lo que a recibir grandes artistas internacionales se refiere, les ha dado al menos mayores nociones en cuanto a logística de espectáculos. Claro, el ofrecido el domingo en la noche por la banda liderada por Brian Johnson y Angus Young, no fue la excepción.

Tras dos horas de grupos soporte o teloneros finalmente a las 21:05 una cascada de luces y humo dio paso a los primeros acordes de ‘Rock and Roll Train'. Efectivamente, el título de la canción parecía premonitorio, pues una verdadera locomotora del mejor rock and roll estremeció las graderías del emblemático estadio del barrio Núñez.

La característica voz de Brian Johnson parecía intacta después de dos recitales previos en menos de 4 días (y de casi 30 años como voz principal del grupo). Con ‘Thunderstruck', ‘Back in Black' y ‘Dirty Deeds Done Dirt Cheap' el público porteño (que oscilaba desde cuarentones hasta adolescentes) entró aún mas en calor.

El escenario era un punto aparte, coronado por 2 gorras rojas inmensas adornadas con cuernos y una campana que colgaba del techo y de la que Johnson se agarró de manera acrobática para dar los campanazos que iniciaron ‘Hell`s Bells'.

También había un juego de seis cañones que recordaban los utilizados durante las guerras del siglo XIX y que acompañaron los acordes más pesados de ‘For Those About to Rock'; y una pasarela que entraba hasta casi la mitad del campo y que ayudaba mucho a la interacción entre los miembros de la banda y su público.

Esto último se vio especialmente durante la interpretación de ‘War Machine' y en varios solos de guitarra de Angus, así como en su cómico strip tease que finalizó mostrando unos boxers con el logotipo de la banda estampado en su parte trasera, y que provocaron en el público sonoras carcajadas.

Las pantallas estaban ubicadas a ambos lados del escenario (llamaba la atención la alta definición de las mismas). Estas proyectaron no solo los videos que acompañaban cada uno de los temas de AC/DC; sino tomas protagonizadas por varias mujeres que durante ‘She`s Got The Jacks' subieron sus blusas exhibiendo sus atributos superiores.

Después de un leve receso, ‘You Shook me All night Long', ‘Black Ice', y ‘TNT' encendieron aún más el ánimo de los asistentes que llegaron al delirio con ‘Highway To Hell' para cerrar la noche con los cañonazos ya mencionados y con un espectáculo de pólvora y fuegos artificiales que le dieron un broche mágico a una noche inolvidable del mejor rock.

Al final, los fans agradecidos dedieron (a la mejor práctica futbolística) el muy argentino "oe oe oe cada día te quiero más" con el agregado de "soy de AC/DC, es un sentimiento, no puedo parar" para despedir de la manera más "argenta" posible a una de las mejores bandas de todos los tiempos.

Por Gilberto Messa / Especial para Elespectador.com

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