–Alcolirykoz se podía quedar hablando de fiestas o de amor todas las putas canciones y vamos melos, esas fórmulas ya están inventadas, lo tenemos clarito. Si quisieramos pegar más o que nos escuchen más mujeres o más niñas o más pelaítos nuevos o lo que quiera, ya sabríamos qué hacer, nosotros no estamos ajenos a eso y no es que no lo podamos hacer, es que no queremos, dice Gambeta, del trío de rap de Aranjuez, Alcolirykoz, del que también hacen parte Kaztro y Fazeta. (Le puede interesar: “El rap va solo y está creando una industria alterna”: Alcolirykoz)
Pero eso siguen diciendo que no. No a los grandes sellos discográficos, no a las fórmulas para hacer canciones pegajosas, ni a las estrategias para conseguir seguidores; no a los premios y reconocimientos que pretenden entregarles los políticos a través de la institucionalidad; no a comprometer su música, que es su vida, ni a cambiar las cosas que dicen, ni como las dicen por un contrato millonario ¡No!
Kaztro lo rapea con un ímpetu feroz, en No está en venta, la más reciente canción presentada por el grupo: "Disqueras que solo saben comprar/han ofrecido plata por mi música pa que la haga mal/una industria dirigida por sordos sin alma/que te dicen que escuchar/te contratan por la metadata/te dan un adelanto de dinero por tu retraso mental". (Lea también: “Difícil ser leyenda en un país sin memoria”: Alcolirykoz)
Pues aún así, diciendo que no y haciendo las cosas a su manera han logrado, en 20 años de carrera, y con seis trabajos publicados –En letras mayúsculas (2007), La revancha de los tímidos (2009), El despilfarro (2011), Viejas Recetas: remixes y otras rarezas (2012), Efectos Secundarios (2014), Servicios Ambulatorioz (2017)– convertirse en uno de los grupos de rap más importantes del país. Su historia ya es una leyenda porque ellos han logrado lo que hasta hace unos años parecía imposible: vivir del rap.
––Me parece una chimba la vida, lo que le pone a uno, que crece en un barrio de esos y, digámoslo así, sin muchas posibilidades y el rap es pura justicia, es como decirle a usted: pille que si, tiene estas, ya mire hasta donde es capaz de llevar eso.
Y si que lo han llevado lejos. Porque además de los seis trabajos publicados, de haberse presentado dos veces en el Festival Estéreo Picnic, y de tener que abrir una segunda fecha para los últimos conciertos que han ofrecido en Medellín y en Bogotá por la cantidad de gente que se queda por fuera, ahora cuentan con su propio festival, El Ritual Fest, que junta el rap y la salsa como en las fiestas de barrio.
– Y pudiendo hablar de que estamos bacaniaos o lo que sea, chimba la postura de decir que no siempre hemos estado cómodos. Yo no soy un privilegiado, toda la vida me ha tocado guerrearla y eso dice la canción, en mi barrio nunca llegó nada a domicilio, o sea, nunca no la pusieron fácil. Y por muy cómodo que uno esté, no debe ser indolente ni indiferente, siguen habiendo muchas realidades para contar. La vida no gira solo entorno a lo que me compro y a lo cómodo que estoy.
Porque antes del rap no tenían mucho más. Fazeta trabajaba en una empresa de telas, Gambeta en una de estampaciones. Kaztro, que por un tiempo también estuvo en la empresa de estampaciones con Gambeta, arregló máquinas tragamonedas y trabajó hasta en una cafetería. Porque el rap solo se volvío trabajo después de mucho trabajo, en 2012, para Gambeta y Kaztro; Fazeta tuvo que aguantar un poco más, hasta el lanzamiento de Efectos Secundarios, en 2014. Porque antes del rap la realidad era otra. Por eso siempre vuelven al barrio, o mejor dicho, por eso nunca se han ido del barrio. Porque ahí está todo lo que son, la familia, la cuadra, los amigos, el rap, la vida.
–Imagináte lo que nos han vendido y se la creyeron. Yo llevando a mi hijo a una barbería y un pelao me reconoce y empieza que no, que chimba este man acá, bla, bla, bla, y que dónde vivo yo. Y le digo, parce, yo vivo acá mismo, en el barrio.
–¡Qué! ¿cómo así? Yo siendo usted me voy para otro lado.
— Por qué putas nos creímos eso que irse del barrio es progreso. Eso es lo que tenemos que acabar, y decirle a la gente, acá si, pero bacaniao, mejor que antes, sin sufrir.
Por eso hicieron No está en venta, porque empezaron a ver por Medellín cada vez más casas que se iban quedando solas, infimas, en medio de edificios gigantescos de 10 y 20 pisos, porque los dueños dijeron que No, porque prefireron no irse, no vender.
–Yo decía ¿qué tendrá esa gente para pararse en la raya y decir que no? Me sentía orgulloso y decía ¿pero qué es? Antioquia es una tierra de puros vendedores y compradores, como que no hay una cultura de no venda. Somos todo lo contrario a no vender y somos orgullosos de eso, pero la gente también necesita dignidad. Y pasa con la música, yo he visto gente diciendo, “pero es que peranito de tal está haciendo millones y ustedes no”. Y digo: ¿quién dice que todo se trata de quién tiene más millones? Les parece una chimba, no importa como los hayan hecho, solo importa que tiene millones. ¿Y dónde está la dignidad?
Porque esa es la apuesta de Alcolirykoz, su dignidad. Por eso siguen diciendo que no cada vez que aparece un empresario con la idea de reclutarlos o comprar su música, o a decirles cómo hacerla, sin su jerga, sin su barrio, una música esteril para que la entiendan en otros países, otra música. Una apuesta que parece ir en contravía de la industria musical, pero que para ellos es el camino, hacer la música que ellos quieren y les guste, así no les guste a tantos… a todos.
–Eso es lo que es No está en venta, como una postura pa un montón de gente que piensa como nosotros, para decirles que no está solo, que no se vaya para el otro lado, ni se deje doblegar solamente porque hay mil en su contra convenciéndolo de que hay que hacer plata, que todo lo tiene que poner a la venta o sino, lo suyo no vale o usted no es nadie.