Dentro de la oferta de festivales musicales que han retomado acciones luego de dos años de la pausa artística producto de la pandemia, Día de Rock es una cita especial. Su triunfadora primera edición sucedió en 2017 con la participación de 30 bandas capaces de conformar un árbol generacional de lo que ha sido esta música en el país. Allí compartieron escenario conjuntos que iniciaron su carrera en los años ochenta como Ship, Estados Alterados y La Pestilencia o una década más adelante como las 1280 Almas y Koyi K Utho.
Apostar por el talento local antes que apoyarse en grandes nombres foráneos fue y sigue siendo una apuesta arriesgada. Más aún cuando se trata de rock n’ roll, una corriente tradicionalmente anglo, y en la que sus artistas gozaron del amparo de grandes sellos discográficos para sonar sus canciones masivamente. El rock nacional en cambio ha construido su historia en los bares, los programas radiales especializados y el boca a boca entre melómanos. Por tanto convocar a miles de espectadores de diferentes edades para contemplar lo mejor del rock patrio fue todo un hito.
La siguiente edición del festival en 2018 también demostró ser un acierto. En particular la aparición de nuevos nombres en la nómina. Dueños de propuestas originales que exponen la amplitud de matices existentes en algo cuyo nombre parece un termino concreto: rock.
Para 2020 y poco antes de que el COVID-19 hiciera estragos, el Día de Rock volvió a entregar una robusta parrilla de actos naciones pero abrió lugar a algunos invitados internaciones: los mexicanos Allison y División Minúscula. Una vez más el público fue recompensado.
El confinamiento fue una oportunidad para revalidar el compromiso del festival con su audiencia. Se desarrolló una edición virtual denominada 3.0, la cual ofreció la posibilidad de acceder a algunas herramientas multimedia. Por supuesto, no fue lo mismo que la experiencia en vivo, pero los espectadores pudieron ver a artistas de la talla de Aterciopelados, Lospetitfellas o Kraken en una jugada visionaria. No es de extrañar que en un futuro próximo y con la inminencia del metaverso, los eventos musicales sigan por esta línea.
Ahora en 2022 la apuesta es doble. Dos ciudades en dos días. Con una mayor participación de artistas internacionales como los exponentes del ska mexicano Panteón Rococó, las figuras del nu-metal californiano Crazy Town, o el ganchero rock alternativo de los peruanos Tourista. En la capital el evento será este sábado 13 de agosto en Parque Salitre Mágico. Los asistentes además de disfrutar de los shows musicales podrán divertirse en las atracciones mecánicas. En el cartel nacional se destaca Tappan, uno de los rockeros más virtuosos; el poder de los paísas Nepentes; la sensibilidad de Oh’laville y la energía de Apolo 7.
Es de destacar la inclusión de la orquesta de salsa La-33 y de los raperos Alcolirykoz dentro del cartel. Estas dos agrupaciones no solo cuentan con una trayectoria y una calidad a prueba de dudas, con sus repertorios el festival diversifica su oferta, convocando a un nuevo público y sorprendiendo a quienes ya han hecho parte de el.
El domingo en Medellín actuarán los mismos artistas internacionales que se verán en Bogotá, y donde repiten además visita División Minúscula y Allison. Por su parte el cantante de Café Tacvba, Rubén Albarrán, estará pinchando vinilos.
El componente local en la capital de la montaña brindará shows por parte de las leyendas del punk I.R.A., los héroes del indie rock Margarita Siempre Viva o los rockeros de vieja guardia Johnie All Stars y Popcorn, entre otros.
Detrás de todo este divertimento es importante mencionar a la banda bogotana Don Tetto. Con 20 años de carrera, cuatro álbumes de estudio, y una alineación que se ha mantenido estable, ellos han sido los padrinos del Día de Rock. Don Tetto ha sido una gran animadora, y este año estará una vez más dándolo todo en tarima.
Sus integrantes han creído en unir a una escena a menudo competitiva y apática de pasar de los instrumentos a encarar el negocio. Por consiguiente es de valorar que Don Tetto ha encontrado ese equilibrio, y esta versión con mucho rock en menos de 48 horas, será su mayor desafío.
Si usted aún se lo está pensando, el consejo es que venga y disfrute de una jornada bien rockera. Un género más que vivo y en constante evolución.