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El Gran Combo de Puerto Rico: las hojas blancas siguen cayendo

La denominada “Universidad de la Salsa” fue fundada en mayo de 1962, lo que indica que la historia de esta legendaria agrupación completa 60 años de sabor y contundencia. Recuento del combo inigualable de Rafael Ithier Nadal.

Robert Téllez Moreno*
29 de mayo de 2022 - 02:00 a. m.
El Gran Combo de Puerto Rico lleva 60 años imponiéndose en la música latina.  / Getty Images
El Gran Combo de Puerto Rico lleva 60 años imponiéndose en la música latina. / Getty Images
Foto: Getty Images - Johnny Louis

El mundo de la salsa celebra a su alma máter por excelencia. El Gran Combo de Puerto Rico, institución salsera instalada en el más alto sitial sonoro afroantillano, añade una página de diamante en la historia de la industria musical latina con la celebración de sus sesenta años de fundación.

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El nacimiento de la bandera musical boricua se dio en un contexto agridulce, por no decir adverso. La agrupación salsera emergió en mayo de 1962 a raíz del rompimiento de Cortijo y su Combo, luego de que su líder, Rafael Cortijo, tuviera que dejar la escena musical para enfrentar cargos ante la justicia. Las autoridades federales lo arrestaron y enjuiciaron junto a su cantante estelar, Ismael Rivera, por violación a la ley de sustancias controladas, vigente en los Estados Unidos.

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Mientras Cortijo y Rivera cumplían condena en prisión, nacían los denominados Mulatos del Sabor.

En aquel momento, cuando la palabra “combo” había cobrado popularidad, los miembros del desintegrado grupo fueron convocados por el humorista y empresario Guillermo Álvarez Guedes (Matanzas, Cuba, 1927 - Florida, EE. UU. , 2013), presidente del sello discográfico Gema. Álvarez Guedes contrató al nuevo grupo para grabar un álbum acompañando al cantante dominicano Joseíto Mateo. Dicho álbum se tituló Menéame los mangos y marcó el inicio de una trayectoria insospechada para el colectivo.

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Fue el propio Álvarez Guedes el responsable de bautizar al grupo, conformado por Rafael Ithier, Quito Vélez, Eddie la Bala Pérez, Héctor Santos, Martín Quiñones, Miguel Cruz y Roberto Roena, bajo el nombre de Gran Combo; siendo escogido unánimemente por sus integrantes el pianista Rafael Ithier Nadal como director.

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Ithier se había iniciado como guitarrista del conjunto Lucerito siendo apenas un niño y luego se integró al Grupo Tahoné como contrabajista. En 1952 fue a prestar servicio militar en el Ejército de los Estados Unidos, donde lideró el grupo Borinquenian Mambo Boys, integrado por puertorriqueños, en Corea. El músico asegura que esa experiencia lo dotó de disciplina y liderazgo. En 1954 ingresó como pianista al Combo de Rafael Cortijo, en el que permaneció hasta el momento de su disolución. De ahí en adelante le esperaría un gran futuro como líder de la agrupación de salsa más emblemática del mundo.

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Tras la grabación con Mateo, Ithier sumó al equipo a Milton Correa, Daniel Mininín Vásquez, Chiqui Rivera y Pellín Rodríguez. Su primera presentación en público tuvo lugar en el Club Rock and Roll en Bayamón, el 26 de mayo de 1962. De allí pasaron a presentarse en programas de la acostumbrada radio en vivo de la época. Luego se convirtieron en músicos de estudio del popular programa de televisión “La Taberna India”. Sin duda, el auge que vivía la televisión en Puerto Rico y la ágil adaptación de los integrantes a una serie de atractivas coreografías fueron factores determinantes en la popularidad de la agrupación, que décadas más tarde sería considerada “La Universidad de la Salsa”.

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En esos primeros años no todo fue un camino de rosas. Aunque eran un grupo de jóvenes con muchos deseos de sobresalir, llevaban encima el peso de la mala fama que había cobrado su exlíder, Cortijo. A ello se añadió que, dos días después de haber sido lanzado el disco de larga duración que pretendía dar a conocer al Gran Combo en toda América (una producción sin mucha planificación, salida prematuramente ante la insistencia de Álvarez Guedes, según explica Ithier), era asesinado el presidente número 35 de los Estados Unidos, John F. Kennedy.

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Debido al luto nacional, la compañía Gema decidió detener durante un tiempo el lanzamiento en Puerto Rico y abrir el mercado de Panamá, Venezuela y México, movida que, al final y contra todo pronóstico, resultó ser un éxito absoluto, abriendo la puerta para la realización de sus siguientes discos en la búsqueda de una consolidación. En esa primera etapa de la agrupación se distinguieron los aportes del trompetista Elías Lopés, quien permaneció hasta 1969, cuando él y el bongosero y bailarín Roberto Roena (creador del ritmo jala jala durante su estancia en la agrupación) se retiraron para fundar el Apollo Sound, al comando de Roena. Fueron tiempos en los que Pellín Rodríguez y Andy Montañez, legendaria dupla vocal, dejaron para la historia sus voces registradas en álbumes como: Acángana (1963), Ojos chinos, Jala jala (1964), El caballo pelotero (1965), El swing del Gran Combo (1966), Fiesta con El Gran Combo (1967), Maldito callo (1977), Los nenes psicodélicos (1968), Latin Power (1969) y Estamos primero (1970).

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Hay cama pa’ tanta gente

En 1971 se adicionó un trombón al formato del Gran Combo. Así hizo su entrada Epifanio Fanny Ceballos. La muy acertada decisión que logró desligar al grupo del sonido de Cortijo quedó evidenciada en el álbum De punta a punta, del que se desprendieron éxitos como “Don Goyo”, de la colombiana Graciela Arango de Tobón, y “Achilipú”, de Joaquín Alonso Navas. Dos años más tarde Pellín Rodríguez se marchó de la agrupación para emprender su carrera como solista, dando cabida a la llegada de Charlie Aponte. Fue por esa época cuando al nombre de El Gran Combo se le añadió el apellido “de Puerto Rico”, que es la marca que sigue ostentando.

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En 1977 muchos consideraron amenazada la continuidad de la agrupación debido a la salida del cantante Andy Montañez, quien ya había hecho populares temas como “El swing” (Chiquitín García); “Serrana”, “Hojas blancas” (Roberto Angleró) y “Julia” (Yin Carrizo), entre otros. En sustitución del llamado Niño de Trastalleres, quien se marchó para integrar La Dimensión Latina de Venezuela con miras a establecer una posterior carrera como solista, ingresó Jerry Rivas, demostrándose una vez más la destreza de Ithier en la selección de talento para el grupo.

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Durante las décadas del 80 y el 90, Rafael Ithier halló la fórmula que fortaleció e impuso el sello sonoro del Gran Combo de Puerto Rico con un repertorio con el que público se identificó, derivando en temas que hoy son clásicos como “Azuquita pa’l café”, “El menú”, “Se me fue” y “Carbonerito”, entre otros; logrando además la tripleta de voces más estable que ha tenido la agrupación: Charlie Aponte, Jerry Rivas y Papo Rosario.

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Esa misma astucia lo condujo a sumarse a la corriente de la salsa romántica hacia donde derivó la industria, con éxitos como “Ámame” (Palmer Hernández), “Aguacero” (Raquel Velásquez) y “Se nos perdió el amor” (Rafi Monclova), lo que le permitió conectar con otra generación, manteniendo una calidad óptima en términos de producción.

El nuevo milenio

Debido a dificultades de salud de Rafael Ithier, Willie Sotelo se integró al Gran Combo en el rol de pianista. Llegado el momento de ir al estudio, Sotelo grabó la producción discográfica Arroz con habichuela, ganadora de un Grammy Latino (2007) en la categoría Mejor álbum de salsa, álbum nominado además a los Premios Billboard (2007) y a los Premios Lo Nuestro (2008).

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En tiempos en los que se dificulta la producción, publicación y distribución de música, la agrupación no ha cesado de grabar. Sus últimas entregas son: Sin salsa no hay paraíso (2010), Alunizando (2016), De trulla con el Combo (2020) y En cuarentena (2021). Las tres últimas publicaciones incluyen a Anthony García y Joselito Hernández, quienes se suman a la veteranía de Jerry Rivas en un robusto y refrescado frente vocal.

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Con su habitual visión de ascenso, “La Universidad de la Salsa” sigue dando cátedra, obteniendo nuevos logros y expandiendo sus horizontes a través de grandes instantes que hoy siguen agradeciendo los bailadores y melómanos del mundo entero.

* Periodista especializado en música, realizador del espacio “Conversando la salsa”, por Radio Nacional de Colombia, y autor de las biografías “Ray Barretto, fuerza gigante” (2016) y “Willie Rosario, el rey del ritmo” (2019).

Por Robert Téllez Moreno*

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