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Mathame trae NEO a Bogotá: un ritual electrónico que transformará la capital

Hablamos con Matteo y Amedeo Giovanelli, integrantes el dúo italiano Mathame, antes de su presentación en el Movistar Arena de Bogotá, donde mostrarán NEO, un formato que describen como un ritual contemporáneo. Contaron cómo fusionan lo humano con la tecnología y cómo su vínculo como hermanos sostiene el proyecto.

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Samuel Sosa Velandia
12 de septiembre de 2025 - 07:26 p. m.
Show Neo, de Mathame
Show Neo, de Mathame
Foto: M283 Arabia
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Bogotá recibe esta noche a Mathame, el dúo italiano de techno melódico que llega con NEO, un formato que ellos mismos definen como un ritual contemporáneo. Que no se trata solo de un concierto: la propuesta busca combinar música, visuales y una puesta en escena que reconcilia lo humano con la tecnología.

Matteo y Amedeo Giovanelli, los dos hermanos detrás de este proyecto, crecieron con doce años de diferencia, en una Italia que supo parir tanto óperas como sintetizadores. Ese desfasaje de edades los obligó a escuchar mundos distintos: mientras el mayor se acercaba al techno como un investigador de sonidos, el menor absorbía otras estéticas, otros lenguajes. Al unirse, la mezcla de sus visiones dio origen a Mathame, un nombre que hoy resuena en festivales como Tomorrowland, Coachella y Sonus, y que ha encontrado en sellos como Afterlife y Astralwerks un espacio para expandirse.

Pero lo suyo no es solo electrónica de pista. Su propuesta está cargada de atmósfera y relato, como si cada set fuera la banda sonora de una película todavía no filmada. Bogotá será testigo de esa narrativa.

En el centro de NEO, el show que presentarán en el Movistar Arena, se levanta una figura: un ser humano conectado con la inteligencia artificial. “La estatua simboliza la conciliación entre la naturaleza y la tecnología”, explican. Esa imagen no es un simple decorado; es el eje de una historia que vienen escribiendo y que harán pública el próximo año. Mientras tanto, los lásers, el fuego, los visuales y la producción técnica giran alrededor de ella como si intentaran insuflarle vida.

En tiempos en los que la inteligencia artificial se ha vuelto un tema cotidiano —desde la creación artística hasta la vida cotidiana—, Mathame propone pensarla no como una amenaza sino como una posibilidad de reconciliación. En ese escenario, la estatua es tanto un espejo como una especie de oráculo.

Un género nuevo: el Emotech

La pandemia lo cambió todo, también en la música. La electrónica de baile se hizo más grande, más masiva, más orientada al main stage. “Con NEO y con nuestro sonido lo que buscamos es regresar a las emociones profundas”, dicen. Esa búsqueda los ha llevado a experimentar con tempos altos, pero melodías sensibles, con armonías que evocan lo cósmico, con sonidos que parecen extraños y simples al mismo tiempo.

De ahí nace el término que acuñan: Emo-tech. Una suerte de híbrido entre lo emocional y lo tecnológico, entre la herencia del techno y una espiritualidad casi ritual. No están solos en ese viaje: hablan de una red de nuevos talentos con los que están construyendo lo que podría ser la próxima evolución del género.

Más allá de las etiquetas, lo que Mathame propone es volver a sentir. En un circuito cada vez más colonizado por la espectacularidad, ellos insisten en que la música debe ser un puente hacia algo más profundo.

Reconocen que la industria musical se mueve en velocidad vertiginosa y que los sonidos que hoy marcan tendencia mañana se diluyen en el algoritmo... ¿Y cómo conservar una identidad? Los hermanos lo tienen claro: se trata de normas.

“Desde el inicio nos pusimos ciertas reglas en la forma de producir música, y esas reglas nos han acompañado durante más de diez años”, aseguran. Esas pautas son un ancla en medio de ese vértigo, un marco que evita que el proyecto se diluya en modas pasajeras: hablan de conocerse a sí mismos, de saber hasta dónde abrirse a lo mainstream sin perder el alma. Reconocen que hay buena música comercial y que la disfrutan, pero también saben que Mathame tiene un sello que no se negocia.

Quizá ese sea el verdadero secreto de su permanencia: un equilibrio entre la apertura y la fidelidad a una visión íntima que no solo se refleja en el sonido, sino también en la relación entre ellos.

Ser hermanos, dicen, ha sido una fuerza. La diferencia de doce años les dio influencias distintas, pero al juntarlas encontraron lo que hoy es Mathame. Claro que hay discusiones, como en cualquier relación creativa, pero en su caso hay un vínculo de sangre que lo sostiene todo: “Si no fuéramos hermanos, quizá ya nos habríamos separado. Pero entre hermanos, aunque discutas, siempre hay algo más fuerte que te mantiene”.

El respeto mutuo es la base, y también el humor: entre risas cuentan que, en esas peleas inevitables, a veces es su madre quien tiene la última palabra.

Una noche de ritual en Bogotá

La expectativa en Bogotá es alta. No es la primera vez que el dúo pisa Colombia, pero sí la primera que trae un diseño completamente nuevo, trabajado durante seis meses y que debutará aquí antes que en cualquier otro lugar del mundo.

“Lo que esperamos del público es esa energía colombiana: gente bailando, gritando, conociendo cada tema. Queremos ver en sus rostros el efecto wow, esa sorpresa de ‘¿qué está pasando aquí?’”, dicen. Esa es la promesa: un espectáculo innovador que no se limita a la música, sino que busca abrir una experiencia multisensorial.

En una ciudad que se ha consolidado como epicentro de la electrónica en Latinoamérica, el debut de NEO tiene un aire de acontecimiento. La noche bogotana está lista para vibrar con esa fusión de espiritualidad, tecnología y emoción que define a Mathame, y que conjuga con la capital.

Samuel Sosa Velandia

Por Samuel Sosa Velandia

Comunicador social y periodista de la Universidad Externado de Colombia. Apasionado por las historias entrelazadas con la cultura, los movimientos sociales y artísticos contemporáneos y la diversidad sexual. Además, bailarín de danza folclórica en formación.@sasasosavssosa@elespectador.com

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