Después de una carrera exitosa en los escenarios, Naty Botero dejó atrás Bogotá, hace 15 años, para adentrarse en la espesura de la Sierra. Ese cambio fue mucho más que solo un movimiento geográfico. “Sentí que ya era momento de mostrar por qué fue que una niña que era una citadina se fue al campo, qué fue lo que la llevó y lo que la mantuvo allá y me pareció muy importante mostrarlo por medio de una película, un documental”. Lo que descubrió fue algo que ni la fama ni los reflectores podían brindarle: una vida con un propósito especial, rodeada de sabiduría ancestral y una tierra sagrada que la transformó. Comprometida con causas sociales y ambientales, lidera la Fundación Coraje, enfocada en apoyar a comunidades indígenas.
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Corazón del Mundo no es solo un documental, Naty lo describe como un “álbum visual”, una obra en la que sus canciones llevan a un viaje personal a través de los últimos 15 años de su vida, viviendo entre los koguis, plantando árboles y criando a Luna y Paloma, sus hijas como auténticas guardianas de la naturaleza.
El producto audiovisual no solo cuenta su historia, es también una forma de retribuir: “el reto siempre es cómo se deja algo en la Sierra que ayude cuando uno está contando historias de personas indígenas”.
Con lo recaudado del documental, Botero y su equipo construirán un aula en un colegio kogui y continuarán con la siembra anual de árboles nativos. Ya van más de 2.000 sembrados y cada septiembre se suman más, en una especie de ritual colectivo que la artista considera vital: “siempre es importante con educación. Sí, hay un devolver y eso es lo importante, que además de ser guardianes de la Sierra y con este documental, traer conciencia ambiental, es que dejemos algo para nuestras futuras generaciones”, afirmó.
¿Cómo ha sido su vida viviendo en La Sierra?
“Espectacular. Mis hijas ya son también guardianas, aman sembrar, aman hacer lo que se llama el pagamento, que es devolverle a la Madre Tierra con pensamiento todo eso que nos da. Ellas saben sobre eso, entonces me parece muy importante esta conciencia para todos los niños, que los eduquemos con ¿de dónde viene el agua?, ¿por qué tenemos luz?, ¿por qué tenemos alimento?, de dónde vienen todas estas cosas para que ellos sean niños mucho más conscientes. Es importante que todos estemos en más contacto con lo que está pasando con nuestra tierra. De eso se trata también la siembra de árboles, sembramos árboles nativos que están haciendo que toda esta tierra coja mucha más fuerza”.
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¿Qué es lo mejor que le ha dejado La Sierra?
“El agradecimiento, que me parece que es una de las cosas más importantes y bonitas que me han enseñado los koguis, y tomarnos el tiempo para agradecer no solamente lo que tenemos material, sino también lo espiritual, es cómo la vida nos devuelve, entonces trae mucha abundancia, tener la actitud”.
¿Cómo ha sido su experiencia como mamá?
“Ellas aman vivir allá, son también guardianas. Cuando tú creces y tienes una mamá que también tiene ese llamado, pienso que ellas también lo sienten. Trabajamos con las mujeres indígenas, tenemos la Fundación Coraje y el hotel donde también damos trabajo a las comunidades, pero también a mucha gente de la zona y lo que queremos es eso, mejorar esa parte de Colombia que está un poco olvidada.
¿Viviría en otro lado que no sea La Sierra?
“Siempre que me trato de ir, porque yo soy una gitana, a mí me encanta viajar, descubrir nuevos no solo lugares, sino también filosofías, soy una aventurera, todo vuelve y me hala allá, creo que todavía tengo algo muy importante que hacer, estamos trabajando con los indígenas en temas que tienen que ver con educación, con cultura y no solo con indígenas, sino la gente de la zona necesita mucho apoyo y hay demasiado talento. Definitivamente, siento que ahí es donde más me necesitan y pues uno debe estar siempre donde está para servir”.
La artista confiesa que ha vivido momentos difíciles, pero los convirtió en fuerza creativa, en alimento para seguir. “Lo más duro que me pasó en la vida, lo transformé. Siento que estoy en el momento más importante de mi vida, porque es el instante donde ya no me siento insatisfecha con lo que soy, sino que estoy muy agradecida por lo que he logrado. Siento que son tiempos de devolver y de agradecer, porque cuando tú ya has hecho todo lo que quieres y tienes una vida que llegó para ti a ese idilio, en ese lugar es donde te sientes bien”.
Su regreso a la música
La música nunca se fue. Volvió transformada. En colaboración con Ilona, lanza una canción cargada de mensaje y emoción. “Por medio de las canciones, en este documental cuento mi historia y definitivamente siento que esos ritmos colombianos se ven en todo este álbum, Corazón del Mundo. Esta canción la escribí en un momento que me sentía muy perdida. Definitivamente es un himno de volvernos a conectar como mujeres con esa fuerza interior que tenemos”.
Ahora, la artista de 45 años canta para empoderar, para sanar. “Ahora estoy haciendo canciones con unos mensajes muy positivos, siento que como mujeres también es una oportunidad de cambiar el mundo con nuestro arte y es el momento de la mujer. Podemos cambiar nuestra realidad con esos mensajes que no siempre tienen que ser los mismos de tristeza, sino mensajes y mantras de empoderamiento femenino”.