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Rubén Blades y su gira en EE. UU.: “Mi canción vengo a brindar”

Salswing Tour fue la gira adelantada por el panameño en varias ciudades de los Estados Unidos, donde presentó su más reciente trabajo discográfico. Crónica desde Chicago.

Jose Alfredo Romero Torres / Especial para El Espectador, Chicago
20 de diciembre de 2021 - 03:56 p. m.
El músico panameño Rubén Blades en una imagen de archivo en el escenario Stravinski Hall dentro de la 45º edición del Festival de Jazz de Montreux, Suiza. En 2021, con Salswing, Blades ganó el Latin Grammy al álbum del año.
El músico panameño Rubén Blades en una imagen de archivo en el escenario Stravinski Hall dentro de la 45º edición del Festival de Jazz de Montreux, Suiza. En 2021, con Salswing, Blades ganó el Latin Grammy al álbum del año.
Foto: EFE - DOMINIC FAVRE

El sonido de las grandes bandas norteamericanas del swing y del jazz, clave en el desarrollo de la música afrocaribeña a mediados del siglo XX, tanto en Nueva York como en La Habana de la mano de Machito, Tito Puente, Tito Rodríguez, Benny Moré, Bebo Valdés, Julio Gutiérrez e Israel López “Cachao”, entre otros, es el sello de “Salswing”, la nueva producción de Rubén Blades, presentada en vivo en escenarios de Estados Unidos. (Recomendamos: Rubén Blades y su opinión de las protestas sociales en Colombia).

Acompañado por la orquesta de su compatriota Roberto Delgado, el 5 de diciembre el cantautor panameño cerró en el teatro Arie Crown de Chicago una maratónica gira de 16 días, en un gran concierto que abrió con “Mambo Gil”, pieza instrumental incluida en su último álbum. Con un agradecimiento al público presente en este periodo de la historia que calificó como “tiempos difíciles” y el homenaje a Carlos Pérez-Bidó, timbalero de la banda fallecido a principios del año por complicaciones derivadas de la COVID-19, Blades inició con “Caminando” (1991), seguido de “La Palomilla”, tema grabado por Cheo Feliciano con el sexteto de Joe Cuba en los 60. (Más: Capítulo exclusivo de la biografía no autorizada de Vicente Fernández).

Tras “Pablo Pueblo” (1977), incluido en la producción “Metiendo mano” junto a Willie Colón, el turno fue para “Decisiones” (1984), uno de los infaltables en sus presentaciones, del que recordó fue prohibido en 1984 por el régimen de su país, liderado por Manuel Antonio Noriega, por “incentivar al adulterio y al aborto. Eso es lo que se llama ‘inteligencia militar’”.

“¿Si han notado que los barrios más calientes tienen nombres de santos?”, preguntó Blades al auditorio, al mencionar a San Felipe, su barrio natal en Ciudad de Panamá, antes de la interpretación de “Las calles” (2009) y de “Te están buscando” (1981): “…y otra vez despacito pasa el carro negro de antena larga, buscándote, los de la seguridad… Huye man, ¡Cristo viene!, huye…”.

“Familia es familia”

Con 73 años y más de cinco décadas de carrera musical, Blades administra como pocos los diferentes momentos de sus presentaciones -la realizada en Chicago estuvo cercana a las dos horas y 40 minutos- alternando las ejecuciones con monólogos ante un público cautivo (que registró en sus celulares, sin impedimento alguno, las imágenes del concierto), sin dejar de tocar el amplio repertorio de 22 temas.

“En medio de un álbum que estaba escribiendo sobre el descubrimiento de América, mi mamá Anoland se enfermó de cáncer y sucumbió. El álbum se fue para otra dirección. No tocamos el material por mucho tiempo porque la banda conocía a mi mamá y cada que ensayábamos, todo el mundo lloraba. Creo que fue en un viaje a Colombia donde lo tocamos por primera vez y nos sorprendió ver que la gente se sabía el tema. Siempre dedicamos esta canción a las familias, no importa cuán difíciles sean las situaciones. Para todos ustedes: ‘Amor y control’ (1992)”.

El himno familiar dio paso a “Todos vuelven” (1984), con el que rindió un sentido tributo a amigos y colegas fallecidos este año como Johnny Pacheco, Roberto Roena, Adalberto Álvarez, Johnny Ventura, Larry Harlow, Ralph Irrizary y Víctor Paz, al igual que a otros referentes de la cultura y la música latina, entre ellos Gabriel García Márquez, Celia Cruz, Tito Puente, Ismael Rivera, Héctor Lavoe, Cheo Feliciano, Armando Manzanero, José José y Juan Gabriel.

“Ojalá que llegue el día en que haya respeto a todas las razas y la orientación sexual”, señaló antes de iniciar la interpretación de “Ligia Elena” (1981), una crítica abierta contra el racismo, denunciada de manera permanente por el panameño en su obra y en declaraciones más actuales en torno al tema, entre ellas las suscitadas por el asesinato de George Floyd.

“La música debe pertenecer a sus autores”

“Salswing”, el proyecto musical de Blades en 2021, tocado en vivo por una gran banda integrada por 20 músicos bajo la dirección del bajista Roberto Delgado, con una sección de 13 instrumentos de viento, presenta 11 temas musicales, algunos de ellos nuevos, mientras que otros corresponden a versiones de temas que han sido éxitos en la carrera del panameño en solitario, o al lado de orquestas como las de Ray Barretto y Louie Ramírez.

“Uno no entiende como un tipo que no sabe cantar, que no toca un instrumento, que no ha compuesto nada y que de pronto ni siquiera sepa bailar, termina siendo el dueño de la música de Ismael Rivera”, aseveró Blades antes de la interpretación de “Paula C” (1978), uno de sus temas más íntimos, en una crítica abierta a las casas disqueras que se convierten en propietarias de los derechos de autor de los creadores y a manera de explicación a las nuevas generaciones del porqué los artistas deben regrabar sus propias canciones para poder ser dueños de sus obras.

“Canto Niche” (1975) -grabado originalmente como “Canto abacuá”, (“que eso de abacuá no tiene nada”, dijo, recordando al percusionista cubano Julito Collazo)-, hizo parte de las otras piezas del concierto de cierre de Salswing Tour, junto a “Arayué” (2017) y “Contrabando” (1988), esta última inspirada en “La vorágine” de José Eustasio Rivera y “Cuentos de amor, de locura y de muerte” de Horacio Quiroga.

Las nuevas interpretaciones de “Salswing” fueron el bolero “Ya no me duele” y la balada “The way you look tonight”, cantada originalmente por Fred Astaire en 1936 y popularizada por Frank Sinatra, que temperaron una noche dominada por el mambo y la salsa, con el acompañamiento de la orquesta de Roberto Delgado, donde sobresalieron los solos de Juan Carlos “Wichy” López (trompeta), Luis Carlos López (saxofón), Juan Berna (piano) y José Ramón Guerra (congas).

Contra Maduro

“Juan Pachanga” (1977), la oda al rumbero despechado, grabada con la Fania All Stars, en una sola toma de voz, ante la ausencia del vocalista al que le había sido asignada originalmente y la orden perentoria de un Johnny Pacheco “emberracado” de registrarla ipso facto en la matriz sonora, fue el preludio al momento más aplaudido de la noche que llegó con “El cantante” (1978), “…yo soy el cantante, y mi negocio es cantar, y a los que me siguen mi canción vengo a brindar... Recordando a Héctor Lavoe, siempre en nuestros corazones”.

Con la entonación de “María Lionza” (1978), diosa y reina de los mitos y tradiciones de Venezuela, Blades arreció los llamados contra la dictadura de ese país, que hizo desde el inicio de su presentación: “María Lionza, haz un milagrito, saca a Maduro y devuélveles la libertad”.

Luego de Pedro Navaja (1978), “el disco más largo de la salsa, que iba a ser el fracaso comercial de Willie Colón”, según sus críticos, llegó “Maestra vida” (1980), tema de la producción homónima, quizá la más audaz de las siete realizadas junto al trombonista neoyorquino: “un tema que escribí a los 30 años cuando estaba en el lado A de mi vida. Ahora que estoy en el lado B, y quedan menos años, solo puedo decirle una cosa a una persona joven: ¡organízate!”.

Las notas y los versos de “Patria” (1988), proclama contra las dictaduras y a favor de “tantas cosas bellas” que trascendió las fronteras del istmo para convertirse en un canto general del continente, cerraron la presentación de “Salswing”, sobre el que Blades dijo a su auditorio: “es un disco que ninguno de ustedes tiene, pero que todos van a salir a comprar apenas termine este concierto”.

Por Jose Alfredo Romero Torres / Especial para El Espectador, Chicago

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