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Siempre que le endilgaron a Charly García la paternidad del rock argentino, el músico del bigote bicolor respondió que los genes habría que buscarlos por los lados de Luis Alberto Spinetta, Litto Nebbia y José Alberto Iglesias (Tanguito). (Le puede interesar: Familia de Spinetta publicará disco que el músico grabó antes de morir)
Luego de esta explicación, García nunca se cansó de añadir que, si acaso, él vendría siendo como una especie de tío porque no tuvo participación en el esfuerzo inicial, aunque sí llegó a influenciar el desarrollo de la primera semilla. Se equivocó el músico integrante de Sui Generis, Serú Girán y la Máquina de Hacer Pájaros al tratar de evadir su responsabilidad, pero no desentonó en el hecho de mencionar en un primer renglón a Spinetta, Iglesias y Nebbia, quienes, incluso, determinaron su decisión de optar por la música como algo más contundente que una simple manera de vivir.
Así como para Charly García fue relevante la presencia de Spinetta, también lo fue para cientos de genios en formación en América Latina, que avalaron el carácter alcahueta del "Flaco”, como se le conoció siempre, y quisieron seguir sus pasos de forma incondicional. (Lea también: Adiós al "Flaco" Spinetta, un mito del rock argentino)
Lo escucharon, lo imitaron y lo ubicaron en un lugar de privilegio para el arte, reconociendo que tuvo el gran mérito de encontrar la intersección entre el tango, el folclor (folklore para los argentinos) y la música popular contemporánea. En realidad, Luis Alberto Spinetta no tuvo que escarbar demasiado para encontrar ese vínculo entre las tres corrientes sonoras más importantes en el sur del continente americano, porque con su sabiduría y su habilidad logró que todo evolucionara con fluidez. (Además: "Antes", película que recuerda a Spinetta)
Su padre, Luis Santiago Spinetta, fue cantante aficionado de tangos y fue uno de los primeros vocalistas en plantearse la necesidad de tener un nombre artístico para lograr mayor impacto en sus presentaciones, lo que lo convirtió en un adelantado a su tiempo. En un comienzo se le conoció como Luis Martínez Solar, pero después dio un viraje para llamarse Carlos Omar.
Esa herencia del género de arrabal pronto se mezcló con las imitaciones que hacía el joven Luis Alberto Spinetta de las estrellas reinantes de la época en el planeta musical: Bill Halley, Little Richard, Louis Armstrong y el propio Elvis Presley. Sin embargo, para el resultado definitivo faltaba el condimento folclórico y llegó de la mano de Los Chalchaleros y Atahualpa Yupanqui, dos piezas fundamentales en la consolidación del cancionero latinoamericano.
El "Flaco” Spinetta se alimentó de estas tres corrientes sonoras, pero fue más allá al concentrarse en la lectura de temas filosóficos con Friedrich Nietzsche y al realizarse planteamientos psicológicos de la mano de Carl Gustav Jung y Sigmund Freud.
Con esta serie de conocimientos incorporados, el músico detalló la realidad de su natal Buenos Aires para hacer proyectos multidimensionales y complejos, tanto en lo social como en lo sonoro, como Almendra, Pescado Rabioso (todo un concepto de culto para las bandas que surgieron después de la década del 80 en Argentina, Chile y Uruguay), Invisible y Jade.
Para muchos de sus seguidores, Spinetta no hacía discos, creaba atmosferas para generar una propuesta que reflejara, de manera artística, lo que estaba sintiendo en un momento determinado. No es gratuito que él haya sido la cabeza de tantas bandas que, al fin y al cabo, sonaban a las intenciones de Luis Alberto Spinetta, sin importar demasiado quién lo respaldara en su periplo.
Como padre del rock argentino, como tío cómplice de varias generaciones de músicos desde México y España hasta Argentina, y como influencia de una buena cantidad de propuestas a veces de corte comercial y otras de índole clandestino, el "Flaco” es una especie extinta del arte. Es un dinosaurio, una suerte de extraterrestre que hizo un esfuerzo inmenso por ponerle otro idioma al rock… y sí que lo consiguió.
Luis Alberto Spinetta nació el 23 de enero de 1950 (es decir, hoy hace 70 años) en Buenos Aires, Argentina. A partir de su riesgo de ayudar a cimentar el rock en castellano, se gestaron innumerables propuestas que, aún en este momento después de ocho años de su muerte, siguen fortaleciendo este género rebelde por antonomasia. La figura de este artista no representa una línea delgada para la música, es un eje sólido, contundente y, sobre todo, inspirador para las manifestaciones musicales del continente.