Bélgica le dio cátedra a Brasil y avanzó a semifinales del Mundial

El equipo europeo se impuso 2-1 y eliminó al último país suramericano del Mundial de Rusia. Ahora enfrentará a Francia por un tiquete a la final

Camilo Amaya - Enviado especial Rusia
07 de julio de 2018 - 01:39 a. m.
Los ‘Diablos Rojos’ de Bélgica dieron una nueva sorpresa en el Mundial de Rusia. Eliminaron al gran favorito, Brasil.  / EFE
Los ‘Diablos Rojos’ de Bélgica dieron una nueva sorpresa en el Mundial de Rusia. Eliminaron al gran favorito, Brasil. / EFE

Antes de salir para el segundo tiempo, los jugadores de Brasil se reunieron en la entrada del túnel del estadio Arena Kazán. Nadie dijo nada por temor y por vergüenza. El pudor y la mirada de muchos al suelo, Gabriel Jesús y sus cejas levantadas y Coutinho y sus labios fruncidos sin una explicación. En ese instante calmó, Brasil dejó de ser Brasil, pues no hubo arenga ni frases motivadoras, tampoco los gritos habituales antes del encuentro. Solo Marcelo se atrevió a dar unos cuantos aplausos sin recibir la atención de sus compañeros. Bélgica, en el primer tiempo, mató la alegría, las ganas de amagar una cosa y hacer otra, el juego colectivo de tantas estrellas. Y lo hizo de una manera efectiva que también tuvo un toque de suerte: suerte por el autogol de Fernandinho y eficacia por el contragolpe que concluyó Kevin de Bruyne con un remate seco, letal, que se metió por el palo más lejano del portero Alisson. Pura adrenalina, pura velocidad.  (Vea aquí nuestro especial del Mundial de Rusia 2018)

El equipo del español Roberto Martínez, un hombre audaz a la hora de analizar a los rivales, evidenció la transparencia del favorito de muchos. Lo superó, en un área y en la otra, y en los duelos personales, hasta en los grupales. Eso tuvo efecto en Neymar, por ejemplo, que dejó de tirarse sin razón y cuando lo hizo se paró con tal rapidez que de inmediato se olvidó que estuvo en el suelo. Brasil se desesperó, Bélgica lo ahogó y de a poco lo fue llevando por el camino del fracaso. En otras palabras, hizo que se acorralaran a sí mismos, y fue entonces cuando los desbordes de Marcelo fueron inefectivos, cuando los enganches de Neymar pasaron a ser predecibles para los europeos, también las intenciones de remate desde fuera del área de Coutinho.

Y los pentacampeones del mundo quedaron desnudos, exponiendo su transparencia, y ni siquiera contaron con el respaldo del VAR que también les dio la espalda en una jugada en la que parecía claro penal de Vincent Kompany sobre Gabriel Jesus. Y desesperados por empatar, para luego ganar, Brasil olvidó que primero debía jugar, y todo fue un abismo desordenado y tenebroso, una situación que acrecentó Eden Hazard con su velocidad y pausa en el momento adecuado, también Romelu Lukaku con su potencia. Y con más testosterona que neuronas los suramericanos empujaron hasta conseguir el descuento en un momento de iluminación de Coutinho, que le puso el balón en la cabeza a Renato Augusto para el 2-1 parcial. (Lea: Bélgica sorprendió y eliminó a Brasil de Rusia 2018)

El equipo ofensivo, que no sabe ni sabrá jugar de otra manera, atacó y convirtió el partido en un vaivén para los aficionados en la tribuna: entusiasmo de un lado, preocupación del otro. Y fue un espectáculo bello para el hincha del fútbol y cruel para el brasileño, pues abundaron las opciones en ambos arcos, y los balones cerca de los palos. Hubo agallas y voluntad, pero no goles. El reloj se agotó, el juego se enfrió y Brasil quedó eliminado del Mundial de Rusia, un nuevo fracaso para el seleccionado que vio en este torneo la oportunidad de quitarse de encima la humillación de hace cuatro años en su propia casa (perdió 7-1 con Alemania en semifinales).

Lo colectivo fue más que lo individual, como debe ser en un deporte grupal, como es el orden de las cosas. El talento no fue suficiente y por eso Bélgica celebró su paso a las semifinales, tomando ahora en sus manos el favoritismo de los pentacampeones. Una vez más Suramérica quedó sin posibilidades de levantar la copa, algo que no sucede desde 2002, cuando Brasil festejó por última vez. (Puede leer: El sello inglés de la selección de Bélgica)

Por Camilo Amaya - Enviado especial Rusia

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