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Banda sonora entre líneas

Escribir siempre es cuestión de ritmo. Es la búsqueda de armonías a través de la combinación intencional de palabras, es hacerse a un relato sensitivo y procurar llevarlo a buen término.

Redacción Cultura
22 de marzo de 2012 - 08:21 p. m.

Escribir es un ejercicio musical con todas sus aristas y por eso tanto las notas periodísticas como las notas del pentagrama se han encontrado de manera tan afortunada en este diario.

Durante los ya lejanos años del Magazín Dominical, la música ha sido parte de la banda sonora de El Espectador. Cuando los conceptos del diseño gráfico estaban apenas consolidándose en los medios impresos en América Latina, no era descabellado pensar en la posibilidad de publicar una partitura en una página completa con todas las indicaciones para su interpretación, tal vez no profesional, pero por lo menos adecuada. Era una forma inusual de legitimar el arte sonoro, era una manera arriesgada de darle cabida a una de las pocas invenciones humanas que, sin ser palpable y con su condición invisible, logra comunicar masivamente.

El eterno conflicto entre la música clásica, el arte elaborado por los grandes maestros de siempre, como Mozart, Beethoven, Bach y otros tantos, y las manifestaciones denominadas populares no ha sido reproducido y potencializado desde estas páginas. Como han dicho de forma resumida sus más importantes exponentes: “sólo hay dos tipos de música, la buena y la mala. Punto”. Lo demás ha hecho parte de la inmensa necesidad de acondicionarlo todo en un pequeño cajón y otorgarle un nombre.

Cuando la noticia estuvo relacionada con el registro de las orquestas sinfónicas más importantes del planeta, el medio le dio el mismo despliegue que cuando los Beatles, los Rolling Stones, Led Zeppelin o Queen se consolidaron como iniciativas juveniles de alto impacto. Lo mismo sucedió con el surgimiento de movimientos urbanos, como la salsa de la década de los 70, las posturas glamurosas del dance de los 80, el pop y la electrónica de los 90 y las fusiones arriesgadas y, por supuesto, el reggaetón de los primeros lustros de este siglo.

Pero, además, este diario en sus diversas etapas también ha hecho una apuesta por las manifestaciones propias. En los 50 y 60 les dio despliegue a las promesas del estilo del jazz que eran acogidas por las big band en plena formación. Y años más tarde se preocupó por hacerles un reconocimiento a los grandes maestros de la música colombiana mostrando la diversidad del Caribe, la nostalgia del Pacífico y la entereza de las propuestas del interior. La condición múltiple de la música colombiana ha hecho que nuestros artistas brillen en el exterior y El Espectador ha estado ahí para comunicarlo. La música suena mientras el diario sigue circulando.

SHAKIRA

Desde hace varios años la compositora, cantante y productora barranquillera ha sido considerada como la artista latina más influyente. Comenzó a darse a conocer en el medio local con la canción ‘Magia’ y luego, con el disco ‘Servicio de lavandería’, se consolidó en el mercado internacional. Ha ganado en dos oportunidades el Grammy anglo y con su fundación ‘Pies descalzos’ se ha preocupado por las poblaciones en estado de vulnerabilidad.

Originalidad

Creo en la originalidad y el entusiasmo de los músicos haciendo su arte.

Sin fronteras

La originalidad y el entusiasmo sin fronteras ni géneros siempre funcionan en el arte.

Recepción

La manera en que la gente es receptiva a la espontaneidad de la música depende de cada momento.

Momentos

Esa condición espontánea está sujeta a los momentos; y ellos cambian a diario.

Espontaneidad

Por esa particularidad cambiante de la espontaneidad de cada momento no me animaría a apostar ni a hacer proyecciones.

JUANES

La primera escuela musical del artista antioqueño, cuyo verdadero nombre es Juan Esteban Aristizábal Vásquez, fue el trash metal, estilo que exhibió en su banda Ekhymosis, con la que alcanzó a publicar cinco discos. Comenzó su carrera como solista en 1997 y poco tiempo después publicó el álbum ‘Fíjate bien’. Ha vendido más de 15 millones de copias en el mundo, ganó un premio Grammy anglo y es reconocido por su fuerte activismo social.

Mayor atención

En mi opinión, se le debe prestar más atención al arte en general, no sólo a la música.

No a la discriminación

No importa la tendencia o tipo del arte al que se esté haciendo referencia.

Libertad

El artista es libre de interpretar el mundo a su manera.

Inclusión

El arte, y de paso la música, debe ser relativo, inclusivo y sin límites que aten la creatividad y generosidad.

Apoyo

En la medida en que se apoyen la música, la tendencia y el artista, se apoyará la cultura.

Por Redacción Cultura

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