Construir una ciudad en simultáneo, enfocada en la sostenibilidad y en brindar bienes y servicios que mejoren la calidad de vida de los habitantes, mientras se trabaja por que más familias puedan tener una vivienda de calidad y propia, fue el objetivo y los logros de la Secretaría de Hábitat durante este cuatrienio.
Una tarea que impulsó la consolidación de proyectos como Lagos de Torca, que traerá a Bogotá más de 135.000 viviendas nuevas (54 % de interés social), permitió que más de 70 mil familias tuvieran acceso a vivienda digna por medio de distintas ayudas y subsidios, facilitó el mejoramiento y ampliación miles de viviendas, y priorizó a poblaciones vulnerables en donde cerca de 4.536 mujeres en altas condiciones de vulnerabilidad fueron beneficiadas con el subsidio de ‘Mi ahorro mi hogar’.
Nadya Rangel, secretaria de Hábitat, destacó de esta Administración el trabajo en conjunto entre entidades públicas y privadas para construir una ciudad en simultaneo, con equipamientos orientados en satisfacer las necesidades de los habitantes. Asimismo, le contó a El Espectador cuáles fueron esos grandes proyectos y estrategias que mejoraron la calidad de vida de miles de habitantes.
¿Cómo fortalecieron la labor y presencia de la Secretaría de Hábitat?
Lo primero es que crecimos nuestro presupuesto respecto al año pasado. La Secretaría ha venido fortaleciéndose y creciendo. Nos planteamos 24 metas dentro del plan de desarrollo, pero además crecimos en la inversión, pasamos de tener alrededor de $400.000 millones a una que tuvo más de $900.000 millones durante el cuatrienio.
Creo que lo que hemos hecho es fortalecer la capacidad operativa, incorporarla dentro del Plan de Ordenamiento Territorial, fortalecer la capacidad de gestión para garantizar la producción y el acceso a la vivienda, las inversiones territoriales, y para dar una respuesta a la ciudadanía respecto a temas como el mejoramiento del espacio público.
Entonces yo me siento profundamente orgullosa de terminar y de haber acompañado durante estos cuatro años a la alcaldesa Claudia López, que me apoyó y fortaleció esta Secretaría con inversión pública.
¿De qué manera promovieron el desarrollo urbano organizado y ambientalmente sostenible?
Planteamos la necesidad de que el ordenamiento de la ciudad respetará nuestra estructura ecológica principal, que son todos esos valores ambientales y ecosistémicos que tenemos, como los cerros orientales, quebradas y ríos.
Desde esa visión de aportarle a la construcción de un ordenamiento que respetara la estructura ecológica principal, la cual se incrementó en un 30 % en materia de incorporación de humedales, parques y de montaña, nosotros tomamos también otra decisión muy importante que fue no expandir la ciudad, esa es la primera gran decisión para evitar ir densificando o generando impactos sobre nuestro suelo rural en el norte y en el sur. Y adicional evitar el impacto sobre la estructura ecológica principal.
Y por eso se decidimos que en Bogotá necesitamos consolidar la ciudad que ya está construida, por lo que es muy importante esta apuesta en materia de sostenibilidad que busca que tengamos una ciudad más próxima y que la vivienda se produzca mejor localizada. Por eso, cada uno de los planes parciales y de los proyectos que impulsamos desde la Secretaría no solamente son respetuosos de su entorno y de la estructura ecológica principal, sino que buscamos armonizar los distintos elementos para que en los procesos de desarrollo se vayan recuperando muchas zonas.
Esa fue nuestra visión durante el gobierno, garantizar que el desarrollo urbano se dé porque lo necesitamos, somos una ciudad que tiene 8 millones de habitantes y eso hace que tengamos que pensar una ciudad que sea sostenible.
¿Cuáles fueron las estrategias para impulsar la construcción de vivienda de interés social y las acciones para que más familias accedieran a ellas?
Bogotá históricamente había venido trabajando en dos dimensiones, el mejoramiento de vivienda habitacional y la entrega de subsidios, y nosotros enriquecimos esa visión. La pandemia nos enseñó que necesitábamos salir a ayudar a la gente y una de las decisiones que tomamos fue la de entregar un arriendo social por tres meses, que le permitiera a la gente tener algo de ingreso para que no tuviera que dormir en la calle.
Logramos entregar más de 34.000 subsidios de arrendamiento en ese momento y después en el estallido social también entregamos otros adicionales. También empezó nuestra tarea de identificar programas que diversificaran el acceso a las soluciones con una visión de tres tipos de mejoramiento, que no solamente es mejoramiento de vivienda, sino que constituimos el programa que se llama ‘Plan Terrazas’, con el que las familias pueden, a través del subsidio, hacer el reforzamiento de su vivienda y generarle una segunda unidad habitacional, que les permita reducir el hacinamiento, o que tuvieran la posibilidad de arrendar.
Ya hemos asignado más de 1.000 subsidios de ‘Plan Terrazas’ y hemos ejecutado más de 4.000 subsidios de mejoramiento de vivienda, no solamente en el suelo urbano, sino en el rural, porque nuestra ciudad es mayoritariamente rural, el 75 % del territorio de Bogotá es rural, y eso hace que los 25.000 pobladores rurales tengan unas necesidades que hay que satisfacer.
También los subsidios de arrendamiento del que te hacía referencia hace un momento que empezó como un respuesta en la pandemia, pero que después se volvió una oportunidad para que más familias pudieran ir haciendo un ahorro para poder adquirir su vivienda.
Entonces creamos ‘Mi ahorro, mi hogar’ que es un orgullo para nosotros porque más de 4.500 mujeres empezaron a recibir un subsidio que hoy está en los $767.000, con el fin de que puedan abrir una cuenta de ahorro voluntario para vivienda e ir guardando en esa cuenta un dinero que les sirva para su cuota inicial. Esto es lo que abre la puerta para que los hogares puedan ser propietarios.
Y tenemos una tercera línea que tiene que ver con el acceso y compra de vivienda con tres programas vigentes dentro de la Secretaría. El subsidio en especie que entregamos a más de 1.200 familias durante esta administración, ‘Mi ahorro, mi hogar’, y uno tercero que fue nuestro programa de vivienda que se llama ‘Oferta preferente’.
Con esto logramos que el sector privado nos presente sus viviendas en preventa y nosotros podemos escoger hasta el 30 % de la vivienda de interés social, que es hasta 150 salarios mínimos, o podemos escoger hasta el 50 % de la vivienda de interés prioritario, que es hasta de 90 salarios mínimos, y es la que menos se produce y la que más funciona a los hogares de menores ingresos. Con esto hemos logrado separar más de 6.000 viviendas, y asignado más de 4,000 subsidios en esta modalidad; también logramos hacer 11 ferias de vivienda durante este gobierno, convocando de manera masiva a la ciudadanía para que conociera los distintos proyectos y la oferta de subsidios.
¿Cómo garantizaron la cobertura y calidad de los servicios públicos en la ciudad?
Bogotá tiene una cobertura de servicios públicos de más del 97 %. Donde tenemos una brecha que es importante empezar a solucionar, y que hemos venido trabajando, es en las Tecnologías de la Información, como el acceso a internet, especialmente en la ruralidad.
Tenemos que buscar soluciones porque además nuestra ruralidad es grandísima y dispersa. Hemos tenido grandes retos en el mejoramiento de los acueductos comunitarios, invertimos una cifra muy importante con los recursos de regalías para aportarle a nuestros acueductos comunitarios, invertimos más de $5.000 millones para mejorar la calidad del agua y mejorar los sistemas que tratan, llevan y captan el agua. Con esto mejoramos más o menos 16 acueductos comunitarios en las localidades de Sumapaz y Ciudad Bolívar.
También dejamos nuestro plan maestro de servicios públicos, que es la ruta para seguir avanzando en la reducción de la brecha del acceso a los servicios públicos en la ruralidad, que es donde tenemos la tarea grande por avanzar.
Hablemos un poco de los grandes proyectos en la ciudad, comenzando por los cables aéreos de San Cristóbal Sur y Potosí, en Ciudad Bolívar.
Esta es la primera vez que esta Secretaría tiene un proyecto de semejante envergadura. Sacamos adelante dos proyectos de cables aéreos, uno en la localidad de San Cristóbal, que empieza en el portal del 20 de Julio, tiene una estación intermedia en el barrio La Victoria y su última estación es en la en el barrio Altamira, en la parte alta donde a la gente le cuesta llegar y se demoran mucho tiempo por la topografía y por los tiempos.
Este cable va a permitir que la gente llegue en máximo 15 minutos a la parte alta de San Cristóbal, pero también vimos la necesidad de garantizar la revitalización del territorio y mejoramos el espacio público, porque nos dimos cuenta de la necesidad de pensar los proyectos de manera integral, con equipamientos, que son esas edificaciones públicas donde se prestan distintos servicios.
Esperamos que en 2026 entre en operación el cable y los equipamientos sociales y del cuidado, para dar respuesta a la ciudadanía. Al mismo tiempo estamos haciendo obras de espacio público, como mejoramiento de parques, plazoletas y corredores peatonales, que le permitirá a la gente caminar de manera segura.
Lo mismo estamos haciendo en el cable de Potosí, con una ligera variante, y es que el cable de Potosí no solo les sirve a los ciudadanos de Bogotá, sino que este es un gran proyecto que le sirve al municipio de Soacha.
¿Cuál es la importancia de lagos de Torca para la ciudad y el ambiente?
Bueno, este es el último gran proyecto de expansión urbana, de acuerdo con nuestro Plan de Ordenamiento Territorial, es una gran ambición y una ciudad planeada a largo plazo con más de 1.800 hectáreas donde se espera que se consoliden alrededor de 130.000 viviendas. Este proyecto tiene varias dimensiones, una ambiental, de cómo podemos apostarle para que la estructura ecológica se pueda recuperar, restaurar y conservar.
Después viene toda la infraestructura de transporte y vial de la ciudad, y ahí es cómo podemos armonizarnos con la carrera Séptima y con las vías que están en este momento en construcción, como la avenida Polo, Guaymaral o la discutida avenida Boyacá.
Adicionalmente venimos trabajando en la habilitación y la gestión de planes parciales. En esta zona hay 34 planes parciales demarcados, y la idea es que habiliten en Lagos de Torca más de 30.000 viviendas que ya han iniciado construcción.
¿De qué manera impulsaron el bienestar de poblaciones vulnerables? ¿Cuáles fueron los apoyos a mujeres?
El 75 % de nuestro subsidios van para población vulnerable. Personas que tienen ingresos por hasta cuatro salarios, personas víctimas de conflicto armado, o que hacen parte de grupos étnicos como afros, indígenas, poblaciones gitanas, porque son poblaciones con índices de vulnerabilidad más altos. Y adicionalmente a mujeres madres cabeza de hogar, hemos logrado que el 75 % de nuestros subsidios lleguen a madres cabeza de hogar.
Las mujeres siempre han sido las que más incidencia de pobreza tienen, pues deben sacrificar su generación de ingreso por las labores de cuidado, y nosotros nos enfocamos en eso, en madres cabeza de hogar víctimas de violencia intrafamiliar, mujeres víctimas del conflicto armado, después las mujeres que se dieron la oportunidad de hacer el proceso de reincorporación a la vida civil, y adicionalmente a las mujeres cuidadoras.
Adicional, creamos un programa y una alianza muy importante con el sector de la construcción que se llama ‘Bogotá el mejor lugar para las mujeres’, en donde Camacol convocó al sector de la construcción para que se incorporaran más mujeres en este sector.
El sector de la construcción es el que más se mueve en la generación dinámica del empleo, tenemos promedio de 200.000 empleos al año. Entonces empezamos a trabajar juntos para abrir la puerta a las mujeres, primero con formación con el Sena y con el sector privado; y vinculando a mujeres en los distintos proyectos del Gobierno, donde se pedía que parte de la mano de obra fuera mujeres.
En el 2019 teníamos un balance del 9.8 % de mujeres vinculadas al sector de la construcción, y hoy tenemos el 19 % de mujeres en el sector, eso para nosotros es un orgullo, porque muestra que el trabajo en conjunto con el sector privado funciona y potencia la acción. También logramos que Bogotá iniciara la construcción de más de 67.000 viviendas durante este cuatrienio.
¿En qué se debe seguir trabajando y cuáles son los retos que le quedan al próximo dirigente de esta cartera?
Yo creo que tenemos un reto muy importante de pensarnos una política de arrendamiento público para la ciudad, y adicionalmente tener la posibilidad de seguir financiando el arrendamiento como una alternativa para que la gente viva mejor y sea propietaria, porque la gente vive mejor si tiene un lugar digno y de buena calidad, y la política de arrendamiento en el mundo ha funcionado.
Yo creo que esos pasos que hemos dado nosotros son muestras de que la ciudadanía con apoyo puede vivir en mejores condiciones, ya sea a partir de tener stock público de vivienda, alianzas con el sector privado para tener vivienda asequible con valores que le permita a la gente pagar, porque cada vez está más cara la vivienda en Bogotá.
El 53 % de los bogotanos viven en arriendo, por lo tanto debe haber una política consistente de arrendamiento, que yo creo que es el desafío de la siguiente administración, el impulso al sector de la construcción y de la producción de vivienda, que efectivamente se requiere para la economía, pero también para que más hogares pueden tener la posibilidad de ser propietarios.
También creo que hay que ampliar la capacidad operativa y mejorar la escala del mejoramiento de vivienda. Yo creo que nosotros hemos mostrado que se puede hacer, y que podemos seguir ampliando la escala. En Bogotá hay un déficit cualitativo de vivienda del 10 %, y eso implica que tenemos que darle una mirada a 250.000 hogares que tienen déficit de calidad de la vivienda.
Por último, y relacionado con el desarrollo urbano, pensamos que se debe ver el territorio de manera integral y que no solamente es importante producir vivienda, la forma de gestionar la ciudad debe venir acompañada con servicios sociales y del cuidado, garantizar el transporte público. La ciudad en simultánea, la producción de vivienda y adicionalmente los bienes y servicios mínimos que deben garantizarse para que la gente viva que en calidad.