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De la seriedad y de la emoción

La tercera de abono en Manizales dejó abierto el debate por el indulto al enrazado sexto, pero la tarde tuvo mucho más que eso, gracias a los toros de Juan Bernardo Caicedo y a los méritos de Cristóbal Pardo y Uceda Leal. 

Víctor Diusabá Rojas
09 de enero de 2009 - 01:09 a. m.

Una corrida en capítulos que terminó siendo obra grande, por cuenta del  emocionante encierro  de Juan Bernardo Caicedo.  Una tarde para diseccionar, porque fue así, en piezas muy particulares en que se desgranaron las seis lidias. ¿Pudo pasar mucho más? A lo mejor sí.  Aunque un indulto (polémico), una puerta grande, la  de Cristóbal pardo, y mucha gente feliz, parecen ser más que suficientes.

Se puede comenzar por el final. Nos quedamos con ganas de ver qué tenía ‘Trotón’, el sexto que vio aparecer el pañuelo del indulto en la Presidencia, más  allá de su fantástica pelea  en el caballo de Anderson Murillo,en donde quería quedarse a vivir. Una epopeya de las que sólo queda testimonio en las enciclopedias añejas.

Porque no hay duda que tenía mucho más para regalarnos. Al menos, en los muy breves momentos en que Matías Tejela decidió ponerse en donde había que ponerse y mandar hasta donde había que mandar, un toro que metió la cara y fue  hasta donde le pedían que fuera.
 Lástima que una niebla tan espesa como la que por momentos bajó a la arena se apoderó  del buen Matías y ‘Trotón’ se fue de largo sin que lo disfrutara él y tampoco nosotros.  Acertado el palco al conceder una sola oreja simbólica.

Que hay con él un toro para heredar codicia en el caballo, no hay duda. Ahora bien, que hay un toro para dejarnos genes de todo lo demás,  tan necesario, sólo el paso del tiempo  lo dirá.

De todas maneras, Injusto centrar todas las miradas en esa fracción de la corrida, porque los sucesos que antecedieron al impacto del último ya daban para que el encierro, y con él la tarde entera, trepara alto.

¿Un ejemplo?  El segundo de la tarde. El tío y muy serio segundo de la tarde. Un toro digno de cualquier plaza de primera  categoría en España. Le gritaron ¡toro! Y lo fue. No sólo por lo que pareció ser sino por lo que fue. Tuvo fijeza y prontitud. Y, además, supo transmitir. Claro, a la hora del resultado, lo suyo quedó en palmas en el arrastre, pero por sus pitones pasaron momentos de los mejores de la corrida.

Y Cristóbal no desentonó con él. Las series sobre la derecha resultaron templadas y ligadas. Con la izquierda, el tono bajó, pero, en general, hubo pareja para un baile de gala, siempre en los medios. La espada cayó mal. Y la historia, ya se sabe, la escriben los vencedores.

La lluvia le puso otro color al resto de la tarde. Bueno a excepción del primero, en el que Uceda Leal  aprovechó la calidad del ejemplar pero pagó precio a su falta de fuerza, con la que otro hubiera sido el cantar.
La lluvia, decíamos, marcó a tercero, cuarto y quinto.  El primero de ellos, muy justo de todo,  se movió delante de Tejela, quien sólo se halló en esos tres últimos recortes con la muleta donde apareció el de Alcalá de Henares que todos conocemos.

En cambio los otros dos dejaron buenos recuerdos. El cuarto, como casi todos sus hermanos, mandó  los petos a remendar. Tuvo raza y pidió tela. Se la dieron. Aunque tuvo un defecto evidente: perdía la fijeza en el engaño al salir del último muletazo. Eso sí, emocionó y obligó a sacar las manos de los bajos del chubasquero para dar las gracias.


Y el quinto, condenado al infierno por el herradero en que se convirtió su lidia, tuvo la fortuna de que Cristóbal Pardo supiera resolverlo en las rayas. Ahí, Pardo construyó una faena que demuestra sus incuestionables progresos. Este Cristóbal quiere y, sobre todo, puede. Dos orejas, la segunda empujada por una clamorosa  petición.

Una tarde de toros, no por lo dúctiles sino por lo serios y emocionantes. Cada cual pidiendo una talla de lidiador, de los que por momentos les tocaron en turno o de esos ilustres que andaban en callejón y barreras de lujo, como son los de Manizales: César Rincón. Enrique Ponce, El Juli, Morante de la Puebla,  Luis Bolívar…

Ficha de la corrida

Feria de Manizales 2009
Cuarta corrida de abono
Seis toros de Juan Bernardo Caicedo
490, 536, 444, 494, 462 y 460 kgrs

Desiguales de presentación. Muy serio y encastado el segundo. Enrazado el sexto (Trotón, número 68 de 460 kilos), al que se le concedió el indulto. Noble y flojo el primero. Justo de presentación y casta el tercero. Bravo el cuarto; y rajado el quinto, que cumplió en los adentros.

Uceda Leal
Grana y oro
Palmas tras aviso y oreja

Cristóbal Pardo
Azul marino y oro
Vuelta tras aviso y dos orejas

Matías Tejela
Sangre de toro y oro
División de opiniones y oreja simbólica.

Detalles:

Más de tres cuartos de entrada. Saludaron Chiricuto, Hernando Franco y Jaime Mejía por pares de banderillas. Ovación a Anderson Murillo por la prolongada vara al sexto (algún sector del público lo pitó). Lluvia en la lidia de tercero, cuarto y quinto. Ruedo en mal estado en esos turnos.

Por Víctor Diusabá Rojas

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