Las calles viven llenas hasta la madrugada; en hoteles, posadas hay que reservar; en restaurantes y comederos hay que hacer cola. Se oyen duetos, conjuntos, y orquestas; desfilan las reinas, hay carreras de carros de balineras; concursos de billar a tres bandas, de copleros, de poetas. Y sobre todo hay corridas de toros en una plaza blanca,construida en una de las tantas lomas de la ciudad, que se llenó hasta las banderas cinco de las siete veces que hubo festejos. Los toros son el alma de la Feria.
El paramo de Herveo parte aguas en la cordillera central. Desde ahí se ve el Nevado del Ruiz, que de blanco le queda apenas la fumarola; la nieve huye, el calor avanza. En la radio informan sobre la atrocidad de un toro muerto a puñaladas en las corralejas de Turbaco. El hecho nada tiene que ver ni con las corralejas -donde no se matan los toros- ni con las corridas. Agentes de la policía nacional mataron hace días a patadas a un perro y de eso no se puede culpar a la autoridad ni al alcalde ni a las Farc. Frutas podridas hay en todos los arboles. Otra cosa es que Benedetti y Petro busquen ganar votos usando un hecho repugnante a favor de sus intereses políticos. Ahora buscan -también para levantar votos-montar sus bandera antitaurinas en el referendo sobre la paz. Usar las urnas para prohibir derechosde minorías es la misma formula que usó Hitler para subir al poder. Despues de los toros se podrán prohibir por el mismo camino la unión de parejas del mismo sexo, la circulación de carros particulares, los parques nacionales. Ahora que se toca la paz, Petro ha encontrado una nueva manera de dividir al país. ¿Que pasaría en los pueblos de la costa atlántica si se prohíben las corralejas, o en Manizales y Lenguzaque las corridas de toros, o se cierren los bares de homosexuales o se impida la circulación de carros particulares por la séptima de Bogotá?
A ver los toros de las mejores ganaderías del país y los toreros mas renombrados va a Manizales la afición de la región cafetera y del Valle del Cauca; de Antioquia y del Tolima, y ahora, también la de Bogotá. Este año cumple la plaza 60 años y esta de fiesta. La empresa la tiene de punta en blanco y tuvo la gran idea de vender abonos para la juventud a precios muy baratos. Total, los jóvenes van y miran lo que los tiempos quieren vedarles.
Las corridas comienzan con el embarque de los toros en camiones desde las fincas donde han nacido y criado. Antiguamente los toros eran llevados por los caminos de a pie cantándoles y silbándoles. Hoy al torito lo meten en una caja de hierro oscura y ruidosa para sacarlos 12 horas después por un callejón estrecho y desconocido a los corrales de las plazas. Pero al rato cuando se observan desde los pasillos de los chiqueros se ven serenos, relajados, solemnes, pero claro está, muy atentos porque sienten estar en un terreno desconocido. Uno puede pensar que el toro piensa como uno; pero el toro siente de otra manera; lo demás es mera fantasía poética o política.
Normalmente los ganaderos mandan los mejores animales porque ellos cargan su prestigio y la suerte de su negocio, aunque hay que decir que, como negocio en Colombia la cría de bravos es mas afición que lucro. Pese a los deseos e intenciones de los ganaderos y aunque en los corrales a los toros se le observan pocos defectos, en la arena pueden salirles peros por todas partes. Sucede. Y sucede con mucha frecuencia. Los toros de la ganadería de Rincón Santo eran bien hechos, pero dieron poco juego. Es una ganadería joven aunque el encaste- La ahumada- tenga trayectoria. La experiencia, la paciencia y el tiempo permiten ir seleccionando cruces y tipos para producir ejemplares óptimos.
Pero cualquier falla en esos factores puede desembocar en una catástrofe como la que vivimos con los toros de Las Ventas del Espíritu Santo de Cesar Rincón el pasado sábado. Yo no vi los toros en corrales por andar escribiendo la nota sobre los Dosgutiérrez que habían sido toreados el viernes y que en general fueron aplaudidos y a uno lo homenajearon con vuelta al ruedo. Pero lo que pasó el sábado fue una tragedia que comenzó con la devolución del primero -que le correspondía a Castella- porque se doblaba de las manos, se caía y con dificultad se paraba. La gente hizo caso omiso y espero con tranquilidad no exenta de cierta perspicacia, la salida del sustituto, -llamado Abolico-. Pero no salía. Y no salía. Y la gente miraba el reloj de la plaza. Mas de veinte minutos de inquietudes y malos pensamientos. La realidad fue que la puerta del chiquero se había trabado. Salió entonces el otro sobrero de La Ventas, Morenito. Igual que su hermano, se arrodilló al sentir la pica y después, se cayó entero a la arena.La inquietud se vuelve buuuubuuubuuu. Un grillo verde cayó en la arena en el mismo sitio donde al toro se partió una mano. Castella suelta un merde. Y mata al toro de cualquier manera. Bolívar toreó el segundo de orden. Nada pudo hacer con un toro sin fuerza que buscaba no solo tablas sino arena. La bronca crecía.
Talavante, la gran esperanza de la tarde, el triunfador en el festival la noche anterior, se las vio con un ibídem: descastado, baldado, paralizado. Descabellos. Bronca. El ganadero se descomponía paso a paso. La presidencia acepta echar dos sobreros de Achury de una camada que no había dado juego en la primera de abonos. El torito salió por la puerta de chiqueros al mismo tiempo que Cesar Rincón abandonaba la plaza. Bronca suprema.Castella lo toreó con gana porque el torito fue de menos -se cayó una vez- a más.Un cambiado por la espalda sin gracia con la muleta y con ella dos naturales finos: ¡torero!, ¡torero! grita la plaza. Pese a un pinchazo corta oreja. Con Bolivar, vuelve Abolico un nombre tan raro como su misma suerte: caído a picas, manso de remate. Un toro baboso. Nueva bronca contra Rincón. El ultimo para Talavante no se distingue de sus hermanos: mano baldada, cambio. La bronca llega al clímax. El ultimo, un Achury bello- quizá el mejor presentado hasta entonces, es el segundo de Talavante con el que hace y deshace. Lances templadísimos, pases cargando la suerte, un natural de frente, un par de forzados de pecho, uno de la firma, música y al final…pichazo. Una tarde extraña, dolorosa para todos.
No todas las corridas fueron como la de la tarde que le tocó el viacrucis a Las Ventas. Los toros de Ernesto Gutiérrez, una vez más, fueron aplaudidos y uno de ellos indultado toreado por Talavante que ganó por su limpieza y dos orejas y vuelta al ruedo. Sombreros, botas, claveles y corona de café para el quien desde ahora es el sucesor en la plaza de Manizales de Juan Mora y Pepe Cáceres. Así también dejó la arena el mexicano Joselito Adame que mostró el poderío de su capa y el temple de su muleta. Cortó una oreja a Vigilante, un gran toro. Inolvidables sus lopezinas en mitad del ruedo y su estocada fulminante. El Cid, con los bravos de Dosgutierrez estuvo soberbio en su segundo al que pincho, por lo que perdió las dos orejas. El publico lo premio con vuelta al ruedo. Al July se le vio lo de siempre: perfección y técnica.
Pablo Hermoso y Diego Ventura, rejoneadores, cada cual en su estilo entusiasmaron al publico. Los no entendidos en las suertes de rejones, miramos más la belleza de los caballos que la casta de los toros. De todas maneras, en alguna plaza, algún día cercano, Hermoso tendrá que aceptar el mano a mano que le propone Ventura y que deja como un guante sobre la arena. Los colombianos, Manuel Libardo es un torero hecho; Bolívar,Sebastián Vargas, Paco Perlaza y Guerrita Chico mostraron valentía, clase y modales, pero el hueso sigue siendo su gran enemigo a la hora de la verdad. Andrés Manrique, Andrés de los Ríos, Luis Miguel, Naranjo y Sánchez Mejía, los nuevos, son jóvenes y tienen aun el tiempo por delante. Una verdadera revelación fue el torero peruano, Roca Rey, un nuevo Castella.Los banderilleros nuestros no solo compusieron muchos toros sino enmendaron faenas que iban al fracaso. Picadores como Viloria, Diego Ochoa y Clovis Velázquez mostraron porque son aplaudidos aquí en las plazas más exigentes.
Los sesenta años de la Plaza Pepe Cáceres de Manizales- faltando por ver lo que suceda esta tarde- y pese al extraño que la suerte le hizo a Rincón, ha dejado agradecida a la afición. Con temporadas así, como se grito en Madrid a los fascistas de Franco, nuestros enemigos no pasaran.