Entre aplausos y reconocimientos se conmemoró una fecha más del Día Internacional de la Mujer Rural en Colombia. Varias ciudades de vocación rural e, incluso, las principales metrópolis del país reconocieron la incansable labor que estas campesinas han mantenido durante décadas, no solo para garantizar vidas dignas en el campo, sino para luchar contra estructuras desiguales que, recordemos, en las parcelas y las veredas se ven más acentuadas contra ellas.
La fecha fue creada en 2007 cuando la Organización de Naciones Unidas aprobó en su Asamblea General que millones de campesinas en el mundo debían ver mejoras en su calidad de vida, garantía de derechos y algunas otras situaciones básicas, para continuar sus días en el campo, como acceso a tierras o recursos financieros.
Y es que, de acuerdo con estudios realizados por diferentes entidades colombianas, invertirle a estas mujeres implica un beneficio no solo para el campo, sino para la economía, la seguridad alimentaria e incluso para la protección de los derechos en los territorios.
El Censo Nacional Agropecuario, realizado en 2014, reveló que las mujeres sí poseen algunos predios, pero son de los más pequeños en los mapas colombianos. Además, este estudio hecho por el DANE detalló que también son las mujeres quienes menor porcentaje tienen a la hora de acceder a créditos agrarios y asistencia técnica, aún cuando son pilares en sostener las familias y economías.
Hay ejemplos de mujeres que no solo lideran procesos comunitarios agrícolas, sino que también son lideresas de sus municipios y luchan contra la deforestación y los daños al medio ambiente. O madres cabeza de hogar que fueron víctimas de violencia hace décadas y exigen que su reparación, más allá de lo económico, sea con tierras que les devuelvan su vocación y arraigo al campo. También hay casos como el de Alix Morales, una mujer de Inzá, Cauca, que a la par que dirige la soberanía alimentaria de la organización campesina, también ha sentado las bases para luchar contra la violencia de género en tierras caucanas.
De acuerdo con el portal ambiental Mongabay, en Colombia tan solo el 1 % de las mujeres rurales son dueñas de predios mayores a 200 hectáreas y solo una de cada tres mujeres que vive en y del campo son propietarias.
“Conseguir la igualdad de género y empoderar a las mujeres rurales no solo es lo correcto, sino que es un ingrediente fundamental en la lucha contra la pobreza extrema, el hambre y la acción climática. Son ellas las que aseguran la mitad del sustento alimenticio planetario y las que custodian el medio ambiente y la biodiversidad”, subraya Naciones Unidas frente a esta conmemoración.
Tierras que saldan deudas
Para Felipe Harman, director de la Agencia Nacional de Tierras, el Estado aún tiene varios capítulos pendientes para saldar con las mujeres, pues durante décadas fueron relegadas de la toma de decisiones en sus parcelas y, jurídicamente no tenían ninguna seguridad para cumplir sus proyectos de vida a largo plazo. Una mujer podía ser el motor de una finca pero, sin un contrato o propiedad formal, quedaba en el limbo de ser despedida o prácticamente exiliada de sus tierras.
Un estudio de DeJusticia explica que las mujeres en el campo viven una baraja de vulneraciones que se deben a su género, su pertenencia agraria y, en la mayoría de los casos, a haber sido víctimas de la guerra, tanto por el desplazamiento, la desaparición forzada de alguno de sus familiares o incluso la violencia sexual en sus propias parcelas.
Harman comenta que desde la Agencia Nacional de Tierras se han entregado al menos 112.000 hectáreas a las mujeres, precisamente, para evitar que se repitan esos episodios de derechos vulnerados.
La última entrega se hizo esta semana, en Córdoba, un departamento en donde las mujeres también tuvieron que sufrir el fenómeno del despojo y, en la que los paramilitares de los hermanos Castaño pronunciaban: “O negocio con usted, o negocio con la viuda”.
“Hoy honramos a las mujeres que sostienen con su trabajo, liderazgo y dignidad la vida en el campo colombiano. Esta entrega de 1.400 hectáreas es un acto de justicia con quienes históricamente han tenido menos oportunidades de acceder a la tierra. Estamos cumpliendo el mandato del presidente Gustavo Petro y los compromisos del Acuerdo de Paz con hechos concretos”, afirmó Harman al entregar tierras a mujeres de los municipios de Ciénaga de Oro, Montería y Planeta Rica.
Las entregas de la ANT, comenta Harman, saldan de cierta forma décadas de violencias que se vivieron en el pasado. El director comenta que esta cifra de 112.000 hectáreas entregadas a mujeres supera a gobiernos pasados, en los que únicamente se destinaron poco menos de 2.000 hectáreas a las mujeres en los períodos de los expresidentes Juan Manuel Santos e Iván Duque.
Pero cambiar el panorama de desigualdad de género en el campo no se soluciona únicamente con entregas como la que se realizó en Córdoba esta semana, también debe haber una titulación formal. De acuerdo con la ANT, también ha habido un avance en esta materia, pues de 84.737 hectáreas formalizadas a las mujeres, más de 19.781 han sido registradas a nombre de ellas.
“Estas cifras cumplen los compromisos asumidos en el marco de la implementación del Acuerdo de Paz y buscan saldar la deuda histórica con las mujeres rurales en materia de acceso a la tierra. Con ello se garantiza su derecho a participar en la toma de decisiones y en los espacios del Sistema Nacional de Reforma Agraria, promoviendo su empoderamiento y reconociendo su papel protagónico en este avance sin precedentes hacia una redistribución más justa y equitativa de la tierra en Colombia”, concluye Harman.