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Contenido realizado en alianza con el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF)

Paz, un anhelo que se construye con y por los niños

Villa Paz, un territorio de vida y unidad, fue epicentro de un festejo donde los niños y jóvenes fueron los protagonistas de la mano del ICBF. Proyectos e historias de reconciliación.

19 de noviembre de 2023 - 02:00 p. m.
La comunidad del AETCR, hoy comunidad de Villa Paz, Arauquita.
La comunidad del AETCR, hoy comunidad de Villa Paz, Arauquita.
Foto: Laura Salomón Prieto

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La paz se está construyendo en Colombia, no es un proceso que está cumplido, pero ya se está escribiendo una nueva historia donde hay muchos proyectos por realizar, testimonios por recopilar e historias por contar. Décadas de silencio, guerra y horror están quedando atrás y ameritan años de tranquilidad, confianza y esperanza.

Por lo tanto, además de anhelarla, soñarla y desearla, la paz hay que construirla y trabajarla. Pensando en esto, el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF), la entidad con mayor presencia nacional, celebró el séptimo aniversario de la firma del Acuerdo de Paz en el Antiguo Espacio Territorial de Capacitación y Reincorporación (AETCR) en Filipinas (Arauca), un territorio rico en biodiversidad, de gente amable y comida sabrosa; un territorio de paz y vida. Allí el talento de los niños fue el protagonista, pues realizaron bailes, declamaron algunos poemas e hicieron obras de teatro que llenaron el espacio de sonrisas.

La comunidad del AETCR, hoy comunidad de Villa Paz, Arauquita, es un reflejo de tranquilidad, unidad, paz y reconciliación. Allí, el ICBF y las 187 familias que viven en el lugar construyen su presente y su futuro, a través del diálogo, prácticas pedagógicas que fortalecen el tejido social y oportunidades para la niñez y adolescencia de manera que crezca una generación de paz.

Entrar a Villa Paz es como visitar un pueblo pintoresco de Colombia, donde los árboles frondosos y de varios tonos de verde dan la bienvenida, las paredes con mensajes e imágenes hablan, los pájaros de colores cantan, los niños corren, juegan y sonríen y los adultos trabajan. El calor se une con la calidez de sus habitantes que les abren las puertas a todos los que quieran conocer sus historias mientras adelantan su proceso de ruta de reincorporación en compañía de sus familias.

“Yo soy Omaira Fuentes, pero aquí me dicen Nelly, es el seudónimo que he tenido. Hago parte de los liderazgos del espacio territorial de Villa Paz, Filipinas, Arauquita, y tengo muchos proyectos para contar porque ese es mi rol en el marco de la implementación del Acuerdo de Paz en el cumplimiento de la reincorporación. Además, hago parte de los liderazgos de una de las formas asociativas de mujeres y soy la responsable de género en la Dirección Departamental del Partido Comunes y también tengo el rol a nivel nacional, pues hago parte de la Dirección Nacional de este mismo partido, este año fui nombrada; y soy la vicepresidenta del Consejo de Paz del municipio de Tame, allá también trabajo con las comunidades”, cuenta una de las lideresas del AETCR Villa Paz, quien también comparte que desde los 19 años ingresó a la guerrilla por falta de oportunidades.

“Acá yo llegué a finales de 2017 a terminar el bachillerato, no en 2016 cuando llegaron todos los firmantes, porque se me había asignado a la primera misión de Naciones Unidas que era el Mecanismo de Monitoreo y me correspondió en San José del Guaviare. En nuestro ETCR junto con otras compañeras terminamos el bachillerato, luego en 2019 hicimos un auxiliar técnico en Administración y muchos diplomados como el de la transformación de la semilla sacha inchi, también uno de economía social y solidario, porque para nosotras las formas asociativas son fundamentales. Acá en este AETCR tenemos seis formas asociativas, las cuales están vinculadas con la economía social y solidaria”, comenta Omaira Fuentes.

Y agrega: “Nosotros venimos trabajando fuertemente desde 2019 con varios programas, instituciones y fundaciones, entre ellos el ICBF. Vale la pena resaltar, por ejemplo, uno muy importante: la Unidad Comunitaria de Atención (UCA) “Semillitas de Paz”, donde se les brinda atención a los más pequeños, los de cero a cinco años. Sin duda, todos estos años que hemos trabajado con el ICBF han sido muy valiosos”.

Según se lee en la Agencia para la Reincorporación y la Normalización (ARN), “araucar” es un neologismo con el que un grupo de excombatientes de las FARC y habitantes del ETCR Martín Villa de Arauca, hoy Villa Paz, decidieron nombrar sus acciones para la reconciliación, luego de haber dejado las armas dentro de los Acuerdos de Paz, para empuñar guitarras, tambores y pinturas que invitan a superar los surcos de dolores y trabajar por la paz desde la diversidad, las contradicciones internas, el reconocimiento del dolor, la aceptación de los errores y la multiplicidad de voces y luchas que la hacen polifónica y posible. Tenga en cuenta que este AETCR es donde más hijos de firmantes hay de los 24 espacios de espacios territoriales del país.

“Nosotros en la vida guerrillera vivíamos como una gran familia y eso es lo que tratamos de conservar aquí en Villa Paz, lo hemos mantenido. Somos 187 firmantes con sus familias que vivimos en una comunidad unida y tenemos un propósito muy clave, que es trabajar con los niños en el marco del impulso y la importancia de las pedagogías. Eso impulsa la implementación de los acuerdos y es en lo que tanto se ha trabajado este año y se ha estado haciendo en las escuelas y en los colegios. Hablarles a los niños y a los jóvenes y contarles qué es la paz, qué es el proceso de paz, por qué se llegó a este proceso, qué era lo que había antes, por qué había ese conflicto... todo eso es urgente para no repetirlo. No queremos que todos estos niños vivan las inclemencias de la guerra”, enfatiza Omaira Fuentes.

A estas ideas se suma Nelson Quintero, otro de los líderes que sobresale en Villa Paz, quien tiene tantas historias por contar y está tan dispuesto a hacerlo, que no alcanzaría el tiempo.

“Mi sueño más grande para todos estos niños es que ellos no vayan a hacer lo que me tocó hacer a mí, que no vayan a conocer la guerra, que no vayan a sufrir, que se puedan quedar con sus padres. Lo que queremos es que estos niños tengan futuro y que estos hijos de Villa Paz, hijos de la paz, tengan oportunidades y un futuro sano y tranquilo. Por eso es clave el trabajo que se viene haciendo con el ICBF, porque debemos ayudar a educar a los niños, jóvenes y también a nosotros como núcleo familiar” comenta Nelson Quintero. “El potencial está es en los niños. Si este ETCR se mantiene vivo es por ellos, ellos le hacen cambiar a uno el pensamiento. Hace tres años, había muchos compañeros a los que yo les decía: ‘Bueno, si el acuerdo no se cumple, ¿qué vamos a hacer?’, y respondían: ‘Nos regresamos a la guerra’. Y hoy tienen un hijo, y les digo: ‘Y si esto no avanza, ¿qué hacemos?’: y me dicen: ‘Nada, trabajar. Ya tengo a mi pelado, a mi esposa, ya tengo aquí a mi abuelo y a mi mamá’… hay núcleo familiar y eso nos fortalece”, confiesa Quintero.

Dice en uno de los cuadernos que hizo la comunidad de Villa Paz que araucar es justamente una alegoría por la búsqueda de la paz en los caminos de la reconciliación; caminos que se deben allanar, limpiar y drenar de los miedos, odios, rechazos e incomprensiones que la rodean. El acto de reconciliar no es fácil, pero la memoria histórica como aliada para la paz permite que, a través de los actos del recuerdo individual y grupal, se establezcan relaciones de sentido sobre lo que sucedió y por qué. De tal modo, que de lo vivido queden lecciones que impidan cometer los mismos crímenes y daños. Las cicatrices de unos y otros, de las víctimas y los excombatientes, también deben araucarse, sanarse.

“Yo soy firmante del proceso de paz. Desde la dejación de las armas muchos de nosotros, en cabeza de mi persona, tomamos el liderazgo de hacer una nueva comunidad de firmantes del proceso acá en este distrito Filipinas, municipio de Arauquita, en Arauca, adonde llegamos todos los frentes de las FARC del departamento. Desde el primer momento nos marcamos una ruta y la que ha sido nuestra bandera: la educación. Acá en el territorio hay más de 400 bachilleres entre firmantes y población civil. Hoy en día, estamos pidiendo, por medio del ICBF y de todas las otras entidades que llegaron para el evento de la conmemoración de la firma del Acuerdo de Paz, tener educación integral y de calidad para toda la comunidad”, dice Nelson Quintero.

“Un pueblo que no se educa es muy fácil de absorber y así es muy fácil ir a la guerra. La falta de educación y de oportunidades fue una de las razones por las que uno termina en la guerra, por eso hay que inculcarles mucho a los jóvenes y niños ese tema, y sí, una educación gratuita tal como le está apostando este Gobierno, pero también con posibilidades más allá de lo académico”, agrega Quintero.

Paz, educación, vivienda, reconciliación… esas son las palabras que se deben oír en noticieros, telenovelas, en las conversaciones de los colombianos, como en Villa Paz, donde, junto al ICBF, le apuestan a la formación integral de los niños y jóvenes que ya están escribiendo una nueva historia.

“Los que estamos acá como centro poblado, familia y núcleo no vamos a volver a la guerra. Ya no, no queremos eso, ya no queremos esa vida en las armas, pero las ideas están intactas: hay que seguir luchando por la educación, la salud, la recreación, la tierra, que fue lo que nos llevó a un conflicto, y en eso estamos. Vemos a los niños y jóvenes y nos llena de más fuerza para seguir trabajando”, sostiene Nelson Quintero.

Mientras que Omaira Fuentes asegura: “La paz tiene tanto significado… pero siempre la relaciono con que si queremos tener paz hay que solucionar la problemática social: salud, vivienda, tierras, educación, recreación, vivir bien, tener una vida digna”. Y concluye: “Los niños son la verdadera copia de lo que uno hace, ellos imitan. He visto muchos casos y experiencias, en la vida guerrillera y hoy en día; entonces lo que hay que hacer es romper esa barrera tan fuerte que tenemos de la estigmatización porque no hay respeto, no nos respetamos como colombianos. Esa es otra campaña dura y que debe ser prioridad en este país: romper la barrera de la estigmatización y enseñarles a nuestros niños el valor de la vida, la reconciliación, el respeto… Que viva la paz en nuestros corazones”.

La posibilidad de cambiar la historia del país requiere transformaciones estructurales que deben empezar por una atención integral a la niñez; esa es la apuesta del ICBF, que hoy fortalece su presencia en territorios que consolidan la paz como este AETCR. La articulación institucional y el compromiso de toda la sociedad son fundamentales para seguir promoviendo el diálogo, la pedagogía y la implementación de la cultura de la paz. Debe ser la niñez, esa generación que está creciendo en las ciudades, en el campo y en los territorios, nuestro principal compromiso; el mismo principio para el ICBF, la sociedad, los educadores, ustedes y todos.

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