Lucas Jaramillo no duda a la hora de hablar de su hijo. Sabe que al ser papá el mundo comienza a lucir diferente, y el suyo ahora es increíble. El ganador de La isla de los famosos y esposo de la actriz Cristina Umaña dice que verle los ojos grandes y curiosos a Baltasar, al salir del vientre hace cuatro meses, fue suficiente para entender que para él venía un nuevo camino y que su hijo le iba a mostrar diferentes formas de afrontar la vida.
Baltasar significa para este papá de jeans y tenis un giro de 180 grados. Una transformación radical que asume con alegría. Reconoce entre risas que la rumba y la vida social pasan a un segundo plano. La verdad es que no le importa, y si hace algunos años sus prioridades estaban lejos de cambiar pañales o preparar teteros, hoy está convencido de que quiere pasar la mayor parte del día con su hijo. Eso de llamarse papá le hizo poner los pies sobre la tierra, y ahora su mayor interés es consolidar un hogar para su bebé.
Este diseñador biónico dice que empezó a ser papá cuando supo que su esposa estaba embarazada. Desde entonces, entendió que para serlo no se requieren fórmulas, y que el instinto se despierta en el momento justo.
Con apenas cuatro meses, Baltasar ya conoce las playas del Tayrona, Villavicencio, Melgar y Girardot, y es que Lucas Jaramillo busca todo el tiempo que su hijo desarrolle la capacidad de adaptación frente a cualquier suceso que se le presente.
Aunque por el momento son muchas las ideas y expectativas, este nuevo papá quiere que Baltasar siga mirando el mundo con ojos grandes. Imaginárselo en cinco años es soñar con un niño colgado de los árboles, completamente embarrado y feliz, recogiendo palitos y semillas de todos lados.
Cuando termina de hablar, mira de nuevo a Baltasar, parece que una vez más esa comunicación de la que habla Lucas Jaramillo fluye entre ellos. Se conocen apenas hace cuatro meses y ya se entienden muy bien. Ambos sonríen.