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Un solo de Juan

La novillada en Bogotá disparó las acciones del aspirante de la casa, Juan Solanilla, quien cortó tres orejas. Buena imagen dejaron José Manuel Más y Sergio Blanco. Armerías tuvo una tarde decorosa.

Víctor Diusabá Rojas
18 de enero de 2009 - 05:04 p. m.

Juan Solanilla levantó todo lo que había sobre la mesa, mientras al tiempo se quebraban las ilusiones de José Manuel Mas y Sergio Blanco, en una tarde de monólogo en la novillada de apertura de la temporada bogotana.

¿Quieren un torero bogotano? Pues ahí se cocina de a pocos, como debe ser, en los exigentes hornos de las oportunidades y de la claridad. La Puerta grande de Juan, en un solo hecho de dos turnos bien aprovechados, le abrió un lugar más hondo en el sentimiento de la afición de su ciudad.

Podría decirse que se llevó el lote, pero fue mucho más que eso. Y si bien tuvo el novillo toro de la tarde, un cuarto que peleó en los medios y que se fue calentando hasta romper, la faena tuvo una línea general, la de la regularidad y el bien hacer. El capote anduvo en grande en el recibimiento, pero si tocó las fibras de la sensibilidad, fue en el quite.

Y en la muleta hubo ligazón y sitio, mucho sitio, para dejar venir claro el ejemplar de Rafael Moscoso, hasta hacer olvidar a los tendidos que un aguacero, ese que San Pedro nos perdonó, miraba desde los altos de la plaza. Los redondos convirtieron las palmas en ovaciones y el pinchazo arriba no quitó nada, porque enseguida Solanilla supo corregir. Dos orejas.

Ya había cortada una en el primero de la tarde. Un bonito que estuvo a punto de zozobrar, pero que al final echó arriba y permitió que Juan cuajara muletazos que valieron. Lo caló con la espada. La Presidencia asomó el pañuelo sin que nadie disgustara.

El español José Manuel Mas mereció algo por encima de su apellido. Al menos, si mata bien en el primero de sus toros consigue un trofeo. Ese novillo, segundo, también creció de a pocos. En la cota más alta, José Manuel lo hizo ver con naturales largos y templados, y con detalles de torero fino. La hemorragia tras el espadazo caído afeó la muerte. Petición y Vuelta.

Luego de pasar por la enfermería, por los efectos de los 2.650 metros de altura, regresó para cumplir con el turno último. Un novillo flojo y que salía con la cara alta, deslució mucho de lo que Más quería enseñarnos. Palmas y una tarjeta para que vuelva.

Las lágrimas de Sergio Blanco tras ver arrastrar al manso quinto, eran de vergüenza torera. Él, muy valiente, anduvo firme en ambos. Y además, enterado. Y cuando pudo, templado. Pero tuvo muy poco por delante. Su primero, tercero de la tarde, se fue reduciendo a medida que pasaba la lidia para ser mucho menos de lo que aparentó de salida, sin dejar de ser colaborador. Igual, Sergio no se regaló nada y echó la faena arriba. El aviso que sonó no enfrió las palmas. El otro, castaño, sacó malas ideas y se rajó.

La corrida terminó abajo, por cosas de la suerte. Los cuatro primeros novillos de Armerías ayudaron y, como está dicho, el cuarto fue notable. Pero los dos últimos bajaron el promedio en una tarde interesante y para buenos aficionados, esos que vivieron a plenitud el arranque de la cita anual en la primera plaza del país.

Ficha de la novillada

Temporada bogotana
Sábado 17 de enero de 2009
Seis novillos toros de Armerías. Bien presentados. Notable el cuarto, potables los tres primeros, aunque con tendencia a los adentros. Mansos y flojos quinto y sexto.

405, 400, 424, 417, 435 y 447 kgrs

Juan Solanilla
Caña y oro
Oreja y dos orejas

José Manuel Más
Grana y oro
Vuelta tras petición y palmas

Sergio Blanco
Vino Burdeos y oro
Palmas tras aviso y palmas

Detalles:

Media plaza. Tarde encapotada. José Manuel Más lidió el sexto y Sergio Blanco el quinto, a raíz de algunos inconvenientes de salud del novillero español. Buena vara de Clovis Velásquez al cuarto de la tarde.

Por Víctor Diusabá Rojas

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