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Y la única oreja de esta tercera de abono en la Santamaría, cortada en el cierre por Pablo Hermoso de Mendoza, no tapó en nada una corrida con muchos pitones y kilos, pero mansa y descastada.
Con esa exagerada intención de impresionar a los tendidos, naufragó el ganadero y con él todo lo que seguía a continuación. El propio Pablo Hermoso de Mendoza se jugó el pellejo y el de sus caballos para buscar las orejas en el primero y, luego, en la decisión de no irse en blanco de una plaza que lo ovacionó en el paseíllo.
Hubo momentos buenos, aunque breves, como cuando logró encelar al toro, el tercero de la tarde, y tirar de él. Frente al público de sol, el rejoneador navarro mostró su poder en los adentros. Con Ícaro se puso a tiro de cornada, aunque salió, como siempre, sin mosquearse. La gente alistó los pañuelos, pero el primer rejón cayó bajísimo, entre otras, porque el de Achury andaba hecho una estatua. Saludo.
En el sexto las cosas no cambiaron mucho. Casi de salida, el toro buscó refugio y nunca dejó de defenderse. Incluso Silveti se llevó una cornada porque el ejemplar esperaba con intención de dañar. Chenel y Patanegra terminaron de sacar agua de un pozo sin fondo. El rejón de muerte, contrario, tuvo efectos inmediatos y el palco dejó asomar el único trofeo para un caballero que se va de Bogotá, pero se queda en el alma popular.
Pepe Manrique también halló piedra. Las promesas del primero en el capote no se cumplieron en la muleta. Por el contrario, apenas permitió el unipase, en la medida en que no iba más allá de sus propias limitaciones para embestir. Todo terminó en pitos para el animal y silencio al torero.
El cuarto paseó su mansedumbre. Pepe buscó lo que no había. Y como no lo halló, logró cazarlo luego de varios intentos.
A Miguel Ángel Perera le retribuyeron la voluntad que puso en el quinto. En el segundo le reprobaron que no se mantuviera en los terrenos donde se quiso poner en principio, cuando el toro fue de largo, con tranco de locomotora, y en donde afloró la esperanza de una faena con emoción. Pero los tornillazos del ejemplar hicieron eso imposible, y por eso Perera abrevió. Hubo muerte de bravo y división de opiniones.
Ficha de la corrida
Plaza de toros de Santamaría. Temporada 80 años.
Tercera corrida de abono.
Seis toros de Achury Viejo. Desiguales de presentación. Mansos.
499, 459, 454, 522, 476 y 546 kg.
Pepe Manrique: azul marino y oro. Silencio y palmas.
Miguel Ángel Perera: canela y oro, rematado en cabos negros. División de opiniones y saludo.
Pablo Hermoso de Mendoza: saludo y oreja.
Detalles: Plaza llena. Agotado el papel. Saludaron Ricardo Santana y Jaime Devia, por pares de banderillas. Tarde calurosa con ráfagas de viento.