Muchas veces he hablado en esta columna que en la cocina menos es más. Es mi máxima como cocinero. Pero también suelo decir que la calidad de los ingredientes es primordial: nunca el resultado final será mejor que la calidad del ingrediente. Esta semana, teniendo en mente estas dos premisas, hice una de las ensaladas más ricas de mi vida, y tan sencilla que sorprende: un par de latas de ventresca de atún o bonito, unas papas hervidas -y untadas de tierra para garantizar su frescura-, huevos cocinados, remolacha asada… todo junto hacen un buen almuerzo. Para cocinar los huevos sugiero utilizar temperatura baja, para que queden ricos y untuosos. En cuanto a la remolacha, siempre he dicho que la prefiero asada a cambio de hervida, pues así conserva mejor su sabor: para lograrlo se envuelve en papel de aluminio con sal y un chorrito de aceite de oliva, se lleva al horno a temperatura media y se deja que desarrolle su dulzura y su aroma.
INGREDIENTES
4 papas sabaneras cocidas
3 remolachas asadas
4 huevos duros
2 latas de ventresca de bonito
Aceitunas verdes
1/2 taza de aceite de olivas
Jugo de 1 limón amarillo
Para el aderezo
2 cucharadas de mayo
1 cucharada de mostaza
Jugo de 1/2 limón
2 cucharadas de aceite de oliva
Sal y pimienta negra
PREPARACIÓN
Para asar las remolachas, envuélvalas en papel de aluminio y llévelas al horno a temperatura media durante una hora. Luego, retírelas, pélelas y córtelas en tajadas. Corte las papas en tajadas gruesas y los huevos a la mitad. Mezcle los ingredientes del aderezo, y luego mezcle con las papas y la remolacha. Disponga las papas y la remolacha en el plato, acomode los huevos y la ventresca de atún. Vierta un chorrito de aceite de oliva y sazone todo con sal y pimienta.