Abortar siendo hombre trans o persona no binarie

A un año de la sentencia que despenalizó el aborto hasta la semana 24 en Colombia, no hay cifras para saber cómo ha impacto la decisión a las personas gestantes. Pero ellas dicen que persisten problemas como la falta de capacitación al personal de salud.

Mariana Escobar Bernoske
21 de febrero de 2023 - 12:00 p. m.
El 21 de febrero de 2022 la Corte Constitucional despenalizó en Colombia el aborto hasta la semana 24. /Daniela Bernal Contento
El 21 de febrero de 2022 la Corte Constitucional despenalizó en Colombia el aborto hasta la semana 24. /Daniela Bernal Contento

Hablar del acceso al aborto para hombres trans y personas no binaries era un tema casi invisible e ignorado hasta hace un año. Cuando la Corte Constitucional emitió la sentencia que despenalizó el aborto hasta la semana 24 se mencionó por primera vez que, además de las mujeres, las personas con capacidad de gestar también tienen este derecho. (Aborto en Colombia: las barreras persisten en zonas afectadas por la guerra)

El término de personas gestantes, que quedó ratificado en la resolución con la que el Ministerio de Salud reguló el aborto en enero, incluye a toda persona con capacidad biológica de quedar en embarazo y atravesar el proceso de gestación. Esto significa que cualquier persona con capacidad de gestar que se identifique como hombres trans, persona no binarie, intersexuale o cualquier otra identidad diversa puede acceder a la interrupción voluntaria del embarazo (IVE). (8 claves que debes saber cuando abortes en el sistema de salud de Colombia)

Sin embargo, mirando en retrospectiva este primer año de la sentencia de la Corte, surge la pregunta de si el avance jurídico ha facilitado realmente el acceso a este derecho. Para Ángel Mendoza, integrante de la Alianza Trans Abortera de Colombia (ATAC), el hecho de que ahora se les nombre es resultado de las exigencias y acciones específicas que hubo desde varias organizaciones del movimiento trans. Precisamente hacerse visibles, decir “aquí también estamos”, era solo el primer paso.

“Ese nombrarnos implica ponernos en el ojo público, en tanto se nos siguen cuestionando nuestras identidades trans, y específicamente frente al aborto, nuestras prácticas sexuales; si somos o no trans al ser personas que podemos quedar en embarazo y decidimos abortar”, afirma Mendoza. Asimismo, explica que con el fallo de la Corte ahora cuentan con la herramienta jurídica para que no se niegue el proceso, no obstante, el cuestionamiento y la revictimización persisten.

Las barreras para acceder al aborto legal son las mismas que afrontan las personas con experiencia de vida trans frente a cualquier servicio de salud. El sistema está separado entre hombres y mujeres, y, por ejemplo, si el documento de identidad dice que el sexo es M, esa persona no va a acceder fácilmente a una cita en ginecología porque los hombres cisgénero (cuya identidad de género coincide con su sexo) no necesitan esta especialidad.

De hecho, una encuesta realizada por el Ministerio del Interior en 2018 asevera que el 57 % de las personas trans y no binaries han decidido no usar los servicios de salud por temor a que su identidad de género afecte la atención. Respecto al acceso al aborto en esta población, los únicos datos disponibles vienen de un estudio exploratorio de 2021, realizado por Profamilia y ATAC, en el que de 141 personas entrevistadas, un 10 % dijeron que en algún momento de sus vidas habían necesitado abortar, pero el 36 % de ellas no pudieron concretarlo. Esto quiere decir que solo nueve hombres trans y personas no binaries lograron abortar, y la investigación aclara que solo una lo hizo a través de su EPS.

El estudio de Profamilia y ATAC se realizó cuando el aborto aún se regía por la sentencia de 2006, que permitía abortar bajo tres causales que comprendían, entre otras situaciones, violación, malformación del feto y riesgo para la salud. Esto significa que esta información está condicionada con el hecho de que a ese momento la ley solo contemplaba a las mujeres como beneficiarias de este derecho. Sin embargo, a la fecha no hay cifras, ni siquiera estimadas, de cuántas personas no binaries y hombres trans han abortado en el país durante el último año. (En Colombia se cocina una ley trans, esto es lo que ha pasado en otros países)

“No quería ir a la EPS porque sabía que sería un proceso desgastante para mi salud mental, no quería que mi vida sexual ni mi identidad de género fueran cuestionadas”, cuenta Zoe*, una persona no binarie que accedió a una IVE en octubre de 2022 con medicamentos, gracias al acompañamiento de una colectiva transfeminista. Elle asegura que en su cédula aún está el componente sexo con una F y que eso facilita los procesos dentro del sistema de salud, pero que no es “justo que nosotres debamos renunciar a nuestra identidad para que se garanticen derechos”. (Aborto casero: así puede pedir un aborto a domicilio)

Tras un mapeo realizado este año por la Red de Apoyo a Personas en Tránsito y Diversas (Raetdiversa), los activistas independientes transmasculinos Thomas Rey, Danilo Donato y Marcel Dg explican que una de las barreras principales es la falta de información que tiene el personal de salud. Si bien la división por sexos de los servicios influye, y las entidades no pueden hacer caso omiso a la sentencia, “si el personal no está capacitado, no va a saber cómo dirigir un protocolo e igual no va a haber acceso al aborto”, afirman. Por esto, según el colectivo, es importante que exista un cambio en las metodologías de asignación de servicios, al menos en salud sexual y reproductiva.

Es difícil hablar del acceso al aborto para esta población, porque en el imaginario social solo las mujeres pueden quedar en embarazo. También en el otro extremo, como dice Mendoza, se espera que si una persona hace un tránsito de género, “se opere o renuncie a su sistema reproductor”. Por lo tanto, se espera que se elimine su capacidad de gestar o abortar. Por esto, desde que se dio el fallo, distintas organizaciones trans y feministas afirman que las acciones por la despenalización del aborto deben estar orientadas hacia procesos pedagógicos. (En video: así se vivió la marcha por el aborto legal y seguro en Bogotá)

Cristina Rosero, abogada del Centro de Derechos Reproductivos e integrante del movimiento Causa Justa, explica que “el aborto debe entenderse como una realidad en la vida de muchas personas y por eso lo importante es evitar que este tema vuelva a tomarse como un tabú, un tema prohibido o como algo que no debe hablarse”. Además, señala que el acceso a la IVE en hombres trans y personas no binaries se debe pensar y acompañar desde las particularidades y obstáculos que elles enfrentan diariamente, que pueden ser distintas de las que se presentan en las mujeres y las niñas.

Si bien hace un año la sentencia de la Corte fue histórica y nombró por primera vez a las personas con capacidad de gestar en temas de aborto, la realidad muestra que no es suficiente. Todas las fuentes consultadas consideran que es importante darles voz a las experiencias de personas no binaries y hombres trans para poder comprender cuáles son sus necesidades y que se traduzca en protocolos, guías y recomendaciones clínicas de acompañamiento. Añaden que esta responsabilidad de pedagogía y sensibilización no puede recaer únicamente en las organizaciones de la sociedad civil.

Mariana Escobar Bernoske

Por Mariana Escobar Bernoske

Comunicadora social con énfasis en periodismo y producción sonora/radiofónica. Ha participado en investigaciones sobre Derechos Humanos desde una perspectiva feminista y de género. Tiene estudios en el Centro Latinoamericano de Derechos Humanos y la Universidad de Strathclyde.mescobarb@elespectador.com

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