Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.

Charlotte Schneider denuncia que hay desinformación sobre su cargo en el Gobierno

En entrevista con El Espectador, Charlotte Schneider, directora para las mujeres en actividades sexuales pagas del Viceministerio de las Mujeres, habló sobre la supuesta desinformación que ha circulado en torno a su cargo, así como de los cuestionamientos y críticas que ha enfrentado en la política por su doble nacionalidad y por ser una mujer trans.

Luisa Lara

04 de septiembre de 2025 - 06:00 p. m.
PUBLICIDAD

Recientemente, el nombre de Charlotte Schneider Callejas ocupó titulares en algunos medios de comunicación y redes sociales por su supuesto nombramiento como viceministra de la Mujer. A partir de allí surgieron críticas y ataques que cuestionaban por qué un ministerio pensado para las mujeres colombianas estaría dirigido por alguien que “no era una mujer” y que, además, “no era colombiana de nacimiento”.

La polémica en redes sociales se desató por el rumor que sugería que Gustavo Petro había oficializado el nombramiento de Schneider como viceministra de esta entidad mediante el decreto 0892. En la revisión de dicho documento, El Espectador no encontró ninguna mención a la funcionaria, ya que se trataba sólo del nombramiento de Juan Carlos Florián en la cabeza del Ministerio de la Igualdad. Otra figura política que, en los últimos meses, también ha desatado comentarios discriminatorios en redes, referentes a su orientación sexual e identidad de género, y de su trayectoria laboral.

Le puede interesar: “He sido más que actor porno”: Juan Florián sobre Viceministerio de Diversidades

El Espectador consultó a la funcionaria, quien asegura que todo se trata de rumores y que continúa en su cargo como directora para las mujeres en actividades sexuales pagas del Viceministerio de las Mujeres, en el Ministerio de Igualdad y Equidad. Schneider explicó que ocupa esta dirección desde abril de 2024, con la misión de adoptar, diseñar e implementar lineamientos para garantizar los derechos de las mujeres que ejercen el trabajo sexual.

“Yo no soy la viceministra titular, realmente lo que tenía era un encargo”, señaló Schneider, al aclarar que solo había sido designada para representar el cargo en algunas reuniones. Precisó que su cargo sigue siendo el de directora para las mujeres en actividades sexuales pagas, puesto al que llegó respaldada por su trayectoria como bioquímica y especialista en estudios feministas y de género.

Read more!

Lea aquí también: Charlotte Schneider, activista trans, se posesionó en Minigualdad

En entrevista con este diario, Schneider habló sobre la polémica detrás de su supuesto nombramiento, de su vida personal y de cómo es ocupar un cargo político siendo una mujer con experiencia de vida trans, cubana y madre.

¿Cuál ha sido su recorrido profesional y qué puesto ocupa actualmente?

Yo me gradué en la Universidad de La Habana en el año 1992. En Cuba trabajé alrededor de ocho años en el sector público, tanto en el Ministerio del Turismo, en la Escuela de Hotelería, como en el Ministerio de Salud Pública, en el Centro Nacional de Prevención de las Infecciones de Transmisión Sexual VIH y Sida, donde dirigí proyectos de promoción de la salud sexual.

Luego, en el año 2000, cuando llegué a Colombia, me vinculé a varios procesos relacionados con las infecciones de transmisión sexual VIH-Sida. También trabajé como directora de proyectos e investigaciones en la Corporación Amigos de Lucha Contra el VIH y Sida de la ciudad de Ibagué, en el departamento del Tolima.

Read more!
No ad for you

En el año 2001 ingresé como directora de proyectos e investigaciones a la Liga Colombiana de Lucha Contra el Sida, donde permanecí hasta el 2006. Ese año pasé a la Secretaría de Salud de Bogotá, en el gobierno de Lucho Garzón, cuando se impulsó por primera vez la política pública LGBTI en la ciudad. Allí tuve la oportunidad, como persona trans, de participar en la implementación de esta política desde el sector salud y de representar a los sectores sociales LGBTI.

En ese mismo periodo, empecé también a trabajar en temas como la explotación sexual comercial de niños, niñas y adolescentes en el sector salud; la política pública de mujeres y equidad de género; los servicios amigables para las mujeres y los servicios amigables para población LGBTI. En 2018 ingresé a la Subdirección de Políticas de Salud Pública, allí coordiné junto con otra persona la política pública de mujeres y equidad de género en el sector salud.

Una vez que fuimos el primer gobierno progresista, me invitaron a formar parte del Departamento Administrativo para la Prosperidad Social. Por mi experiencia en lo público, me designaron como directora regional para Bogotá, cargo en el que estuve aproximadamente hasta octubre de 2023. En el 2024 me vinculé al grupo de género y diversidad sexual del Ministerio del Interior. Posteriormente, la vicepresidenta y ministra Francia Márquez me invitó a integrar su equipo como directora para las mujeres en actividades sexuales pagas, cargo en el que actualmente me desempeño.

No ad for you

¿Qué ha significado para usted ocupar espacios tan visibles en la política?

Para mí, haber sido la primera mujer trans en ocupar un cargo público en la Alcaldía de Bogotá tuvo un significado simbólico porque abrió la oportunidad para otras mujeres trans en el distrito. Sin embargo, esa visibilidad también estuvo acompañada de actos de violencia y discriminación.

Al principio hubo mucha resistencia y varias barreras cuando llegué a la Secretaría de Salud de Bogotá, porque no todas las personas comprendían esta construcción identitaria. Tenía el gran reto de demostrar que las mujeres trans tenemos capacidades, sueños, actitudes, cualidades y méritos para estar en estos espacios. Sabía que sería complejo y así lo asumí. Tuve que enfrentar muchas situaciones, pero con el tiempo Bogotá fue aceptando esa diferencia y diversidad.

Cuando decidí aceptar la invitación de venir al Gobierno Nacional, tuve que empezar de cero y revivir lo que ya había atravesado en Bogotá. Y debo ser sincera: ha sido mucho más difícil lo que he tenido que experimentar en estos tres años. La estructura institucional del país no estaba acostumbrada a que mujeres trans ocupáramos cargos directivos y eso lo hizo bastante complejo. Al principio llegué confiada, pensando que la experiencia en Bogotá me daría una coraza y que sería más fácil, pero paradójicamente no lo fue.

No ad for you

Ha sido un reto demostrar que tengo capacidades y méritos para estar en estos espacios. Además, yo misma me he impuesto una carga adicional: para abrir camino a otras mujeres trans, siempre me esfuerzo el triple o cuatro veces más que un hombre heterosexual, un hombre gay, una mujer lesbiana, una persona bisexual o una mujer heterosexual. Todo el tiempo pienso que no estoy haciendo una representación individual en este espacio de lo público, sino que asumo una responsabilidad colectiva.

¿En algún momento le ha llegado a afectar de una manera que no imaginaba la visibilidad que tiene en la política?

Sí. Por ejemplo, cuando estuve en Prosperidad Social, los medios y la opinión pública reaccionaron de inmediato al hecho de que una mujer trans ocupara un cargo público. Eso generó toda una serie de publicaciones en medios y en redes sociales con información violenta y hostil, que no fue fácil vivir en su momento y, que aún hoy, me deja algunas secuelas.

He tenido que acudir permanentemente a acompañamiento psicológico y, en algunas temporadas, tomarme un tiempo fuera, buscar espacios de conexión espiritual y hacer un trabajo de tramitación emocional para poder soportar toda esa carga. Porque no dejo de ser un ser humano, una persona que siente, vive y se ve afectada. Ha sido mucho más duro en el Gobierno Nacional, porque no solo he tenido que enfrentar violencias externas, sino también dentro de las mismas entidades. La estructura institucional no está preparada para entender, asimilar, aceptar ni garantizar los derechos fundamentales de todas las personas diversas, y eso es muy doloroso.

No ad for you

Creo que falta muchísimo, tanto en la sociedad como en lo público, para comprender que la diversidad y la diferencia no deben ser un factor de discriminación o violencia. Y creo que lo he vivido con mayor dureza porque, a diferencia del 2006, hoy las redes sociales tienen una fortaleza enorme: todo circula por ellas.

Yo, además de funcionaria, soy madre de un niño de cinco años, tengo a mi esposo, con quien llevo 15 años casada; tengo a mi mamá, a mi sobrina, a mi familia. Y a veces he tenido que ver cómo la violencia y la discriminación que enfrento no solo me afectan a mí, sino que también desestabilizan a mi entorno familiar. Es un tema bastante complejo y duro que, por mucha fortaleza que tenga, como me pasa ahora, me resquebraja.

He sido una mujer muy fuerte por décadas, en todos los procesos que tienen que ver con la construcción de mi identidad. Pero cuando una empieza a vivir estas violencias de manera tan cercana, cuando lo toca directamente, se vuelve muy complejo poder avanzar y seguir hacia adelante.

No ad for you

¿Cual es la desinformación que está girando alrededor de su cargo político?

Aprovecho también para rectificar. Yo soy la directora para las mujeres en actividades sexuales pagas, en el Viceministerio de las Mujeres, y en varias ocasiones he estado como viceministra encargada.

En muchas de esas ocasiones traté de que no se filtrara la información hacia afuera, porque prefería representarlo de manera discreta, ya que sabía que podía generar un impacto negativo. He estado encargada durante un mes y medio, y en otros periodos más largos, incluido el más reciente, que fue el detonante en redes. En ese momento estuve en encargo, acompañando una actividad del Ministerio del Trabajo sobre los acuerdos estatales en la mesa de género. Ese día me pidieron una opinión sobre los acuerdos estatales y se filtró la información de que yo era la viceministra titular. Eso desató una violencia en redes que ha sido muy difícil de asimilar.

Y difícil de asimilar, sobre todo en estos momentos, porque también ya dentro del Viceministerio de las Mujeres —que, paradójicamente, es el viceministerio que debe protegernos y cuidar de nosotras—, estaba viviendo una experiencia de acoso, abuso, hostigamiento y maltrato con la última de las viceministras titulares que existió. No fui la única; también lo vivieron mis compañeras. Y a esa carga se ha sumado toda la violencia que he tenido que soportar en estos tres años.

No ad for you

¿Qué es lo que más le preocupa de cómo se habla de las personas trans en los medios o en la política?

Las violencias que viven las personas trans a través de redes sociales no solo tienen un impacto individual, sino también colectivo. Por ejemplo, la narrativa que han utilizado algunas fuentes políticas —senadoras, senadores, representantes a la Cámara— con posturas más conservadoras o ligadas a fundamentalismos y creencias religiosas, para desacreditarme, ha tenido un efecto muy negativo en redes, no solo sobre mí, sino también sobre otros colectivos.

Yo por estar vinculada a la defensa de los derechos de las personas LGBTI, de las mujeres y de las comunidades diversas, tengo contacto permanente con mujeres trans —mis hijas, como decimos en el mundo trans— que se han sentido afectadas por esos ataques. Ya se empieza a ver una invalidación de las mujeres trans como mujeres, porque no somos biológicas, porque no menstruamos. Esa narrativa termina siendo violenta y hostil.

De hecho, son esas mismas narrativas las que en algunos países han servido de base para negar derechos fundamentales a las mujeres trans y provocar retrocesos. Está pasando en Argentina, en Estados Unidos y en otros lugares del mundo, donde se ha debilitado la garantía de derechos de las personas LGBTI.

No ad for you

En redes y en algunos medios se han hecho comentarios sobre su nacionalidad y su identidad de género. ¿Qué les respondería?

Yo nunca he negado, en los más de 25 años que llevo en Colombia, que mi origen es cubano. Soy de nacionalidad cubana, pero también colombiana. El proceso de nacionalización acá fue muy difícil, pasé de residencias temporales a permanentes y esperé muchos años. Entonces, lo que les diría es que soy colombiana, soy colombiana por adopción, pero soy colombiana. Donde estoy es por méritos, porque tengo la capacidad, la formación y porque he venido construyendo desde las bases sociales, así como en la gestión pública.

En redes, el cuestionamiento también está asociado a que soy una persona trans: que no soy una mujer y que estoy usurpando un lugar que, legítimamente, le correspondería a una mujer que debería ser colombiana y, además, biológica. Frente a eso, digo que soy una mujer, una mujer distinta porque, biológicamente, desde la genitalidad, nací con un sexo asignado al nacer distinto. Pero el sexo, la orientación sexual y la identidad de género son una construcción social y cultural. Eso no significa que las mujeres trans no vivamos violencias basadas en género, violencias por prejuicio, ni que carezcamos de capacidades para ocupar cargos.

No ad for you

Cuando trabajo no estoy pensando todo el tiempo en quién soy o qué represento. Estoy en función de lo que me fue asignado por misionalidad y trabajo por la garantía de derechos fundamentales de todas las personas. No trabajo solo para las mujeres trans, lesbianas o bisexuales. Trabajo por todas las mujeres trabajadoras sexuales, modelos webcam, para todas aquellas que producen contenidos en plataformas, porque están sujetas a especial protección constitucional.

¿Qué opina acerca de la crítica de que por ser una mujer trans va a abandonar las luchas de las mujeres cisgénero (personas cuya identidad de género de género coincide con el sexo que les fue asignado al nacer)?

Quiero aclarar que mi equipo, en la Dirección de Mujeres en Actividades Sexuales Pagas, está conformado íntegramente por mujeres que se autorreconocen como heterosexuales y que, además, son cisgénero. Es decir, mujeres que biológicamente nacieron con las características atribuidas al sexo femenino desde la genitalidad, los cromosomas y la biología.

No ad for you

Sé que en la opinión pública y en algunos feminismos existen posturas críticas. Hay quienes no están de acuerdo con reconocer a las mujeres trans como mujeres, o con posturas asociadas a las mujeres en actividades sexuales pagas. Esos debates generan tensiones, pero creo que también son válidos. De hecho, me he sentado con feministas transexcluyentes y con feministas abolicionistas, y en algunos momentos hemos logrado establecer acuerdos y compromisos alrededor de los derechos de las mujeres que están en estos entornos.

Por eso digo que no tendría que haber miedo. En cualquier espacio en el que he trabajado —como ya lo hice en Bogotá con las políticas de mujeres—, siempre lo hago pensando en todas las mujeres, en sus diversidades. Porque las políticas de mujeres tienen que abordarnos a todas: a las cisgénero y a las que no lo somos.

🟣📰 Para conocer más noticias y análisis, visite la sección de Género y Diversidad de El Espectador.

✉️ Si tiene interés en los temas de género o información que considere oportuna compartirnos, por favor, escríbanos a cualquiera de estos correos: lasigualadasoficial@gmail.com o ladisidenciaee@gmail.com.

No ad for you

Por Luisa Lara

Comunicadora social con énfasis en periodismo. Tiene estudios de género y diversidad en el Knight Center for Journalism. Interesada en contar historias con una perspectiva interseccional y feminista.
Conoce más

Temas recomendados:

Ver todas las noticias
Read more!
Read more!
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta  política.