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Brisa de Ángulo: “Colombia se está convirtiendo en un santuario de agresores”

Desde 2008, Colombia ha refugiado a un agresor de violencia sexual buscado por la Interpol. Ahora tras años de impunidad, cita a la víctima para que concilie con él. La sobreviviente explica que esto demuestra cómo el sistema judicial no garantiza protección para quienes denuncian, pero sí un refugio para los prófugos acusados de abuso sexual.

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Luisa Lara
11 de julio de 2025 - 03:00 p. m.
Aunque la Corte Interamericana de Derechos Humanos ya había fallado a favor de Brisa, mientras no exista una decisión clara por parte del Estado colombiano, su agresor podrá seguir  refugiándose y persiguiéndola por no haber guardado silencio ante la violencia sexual que vivió.
Aunque la Corte Interamericana de Derechos Humanos ya había fallado a favor de Brisa, mientras no exista una decisión clara por parte del Estado colombiano, su agresor podrá seguir refugiándose y persiguiéndola por no haber guardado silencio ante la violencia sexual que vivió.
Foto: José Vargas
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Brisa de Ángulo es el claro reflejo de que, sin importar la exposición mediática, siempre existen formas en que los agresores sexuales logran utilizar los sistemas de justicia a su favor para evadir los cargos. Han pasado más de 23 años en búsqueda de una respuesta legal, en un proceso altamente visible, pero marcado por constantes omisiones de los sistemas estatales.

Cuando tenía 16 años, Brisa de Ángulo vivía con su familia en Cochabamba, Bolivia. Su primo, Eduardo Gutiérrez Ángulo, de 26 años y nacionalidad colombiana, abusó sexualmente de ella sistemáticamente durante ocho meses. La búsqueda de justicia comenzó un año después de los hechos y, desde entonces, el caso ha permanecido abierto durante más de dos décadas. Aunque su agresor se ha escondido en Colombia, eludiendo a la justicia boliviana, Brisa fue citada a una audiencia de conciliación este viernes 11 de julio, aunque su agresor no se presentó, el caso continúa abierto.

El hecho de que el agresor fuera parte del entorno familiar pone en evidencia cómo la violencia sexual suele ejercerse en espacios que deberían ser seguros para las niñas y adolescentes. Además, resalta cómo el sistema judicial sigue exigiendo a las víctimas que enfrenten a sus agresores en condiciones revictimizantes, reproduciendo la violencia simbólica del sistema.

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“Me dijeron que no van a archivar el caso porque mi agresor mandó una carta diciendo que no conciliaba. Quiero mostrar una vez más que Colombia se convierte en el tercer agresor de mi caso”, declaró Brisa de Ángulo a las afueras de la casa de justicia a la cual fue citada. En conversaciones con El Espectador explicó que su primer agresor fue Eduardo Gutiérrez Ángulo; el segundo, el Estado boliviano, que no hizo nada a tiempo para detenerlo; y ahora, el Estado colombiano.

La declaración de Brisa resume de forma contundente la cadena de violencias que muchas mujeres enfrentan: la sexual, la institucional y la judicial. Desde organizaciones feministas, esto se denuncia como una forma de violencia estructural, donde el Estado se convierte en cómplice por omisión o acción.

La cronología del caso se remonta a 2002, cuando se presentó una denuncia formal por violencia sexual ante las autoridades bolivianas. Tras múltiples dilaciones, el proceso de detención se extendió por seis años y atravesó tres juicios, con decisiones contradictorias por parte del Ministerio Público: algunas instancias dictaminaron su detención, otras lo absolvieron. No fue sino hasta 2008 que se emitió una orden de captura en Bolivia, no solo por el delito, sino también porque fue declarado en rebeldía tras no presentarse a las audiencias judiciales.

Fue durante el tercer juicio cuando huyó a Colombia, donde, en condición de prófugo, adoptó el alias de “Lalo Levi” y se convirtió en líder religioso, asumiendo la dirección de un grupo de jóvenes de la iglesia ‘El Lugar de Su Presencia’.

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Aunque Bolivia le solicitó oficialmente su extradición, desde 2021 el trámite está estancado. La última información oficial indica que la Corte Constitucional sigue revisando una tutela interpuesta por Brisa contra la Corte Suprema de Justicia, que previamente negó la extradición de su agresor. Desde entonces, no se ha producido ninguna decisión adicional.

Brisa de Ángulo, al recordar no solo las fallas del sistema judicial, sino también el hecho de que un agresor sexual con notificación roja de la Interpol fuera aceptado socialmente en Colombia, al punto de integrarse a una de las iglesias más reconocidas de la capital, señaló en entrevista con este diario:

“Me da vergüenza Colombia. Porque se está convirtiendo en un santuario de agresores. Esto manda un mensaje de que pueden huir de la justicia de sus países y refugiarse en Colombia. Este país, que tanto habla de la protección a la niñez, está refugiando a quienes destrozan y vulneran la vida de los niños y niñas. Y para mí eso contradice todos los documentos hermosos que tienen hablando de la niñez”.

Brisa de Ángulo.

El agresor, aún prófugo de la justicia boliviana, interpuso recientemente una demanda por injuria y calumnia contra Brisa en Colombia, lo que llevó a que fuera citada este viernes a una audiencia de conciliación con Eduardo Gutiérrez, quien finalmente no se presentó. Esta situación la exponía nuevamente, al convertirse en blanco de intimidaciones mediante el uso instrumental del sistema judicial.

Según las fuentes consultadas, obligar a una víctima de violencia sexual a asistir a una conciliación con su agresor representa una forma de revictimización. Las audiencias de conciliación no deberían aplicarse en casos de delitos sexuales, ya que suponen un desconocimiento de los derechos de las mujeres y de la jurisprudencia.

En conversación con Brisa de Ángulo, afirmó que su agresor ha intentado intimidarla con esta demanda, al cuestionar algunas de las declaraciones que ella ha hecho durante el proceso judicial en Colombia, como su vinculación con la iglesia ‘El Lugar de Su Presencia’, hecho confirmado por investigaciones previas de El Espectador. Además, en la demanda por injuria y calumnia, Gutiérrez Ángulo niega la agresión sexual, a pesar de haber reconocido parcialmente los hechos ante tribunales bolivianos en 2002.

En el mismo proceso, también niega haber agredido sexualmente a las hermanas de Brisa. Sin embargo, ella sostiene esa afirmación basándose en un video en el que, según relata, una de sus hermanas fue obligada a grabar mientras él ejercía violencia sexual contra la otra.

Asimismo, a demanda califica como calumnia la afirmación de que adoptó el alias ‘Lalo Levi’ para evitar ser identificado por la ficha roja de Interpol. “O sea, puede que haya sido por otras razones, pero yo deduzco eso. Pero eso no es difamación ni calumnia”, señaló la sobreviviente.

Reconociendo que este proceso de conciliación resulta revictimizante, también señala que refleja una realidad de impunidad que enfrentan muchas mujeres al decidir llevar a sus agresores sexuales ante la justicia. “Esto es una crueldad para las víctimas, no solo por todo lo que han atravesado, sino porque esa esperanza que representaba el sistema judicial se convierte, precisamente, en una herramienta de intimidación para silenciarlas. Si yo, una persona que ha ganado un caso ante la Corte Interamericana, cuyo caso ha sido mediático, puedo ser acorralada, ¿qué está pasando con las miles de mujeres que no tienen eso? En ese sentido, ser mujer, ser víctima y sentirse completamente desamparada —no solo por el agresor, sino también por la familia, la sociedad y ahora el sistema— ¿a dónde más acudimos? ¿Dónde pedimos protección?”, relató Brisa, con un matiz de zozobra en la voz.

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Aunque en 2023 la Corte Interamericana de Derechos Humanos falló a favor de Brisa y declaró a Bolivia responsable por revictimizarla y discriminarla, aun con estos precendentes internacionales, mientras no exista una decisión clara por parte del Estado colombiano, su agresor podrá seguir hostigándola, refugiándose y persiguiéndola por no haber guardado silencio ante la violencia sexual que vivió.

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Luisa Lara

Por Luisa Lara

Comunicadora social con énfasis en periodismo. Tiene estudios de género y diversidad en el Knight Center for Journalism. Interesada en contar historias con una perspectiva interseccional y feminista.
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