El proceso judicial en contra de Álvaro Uribe Vélez por manipulación de testigos tiene como telón de fondo la guerra de los paramilitares en Antioquia. Pese a que lo ha negado tajantemente, el expresidente ha sido señalado de haber tenido posibles nexos con el Bloque Metro de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), durante los años noventa. Esa estructura criminal, que operó en más de 40 municipios del nordeste antioqueño, estuvo liderada, entre otros, por un hombre que acompañó de cerca a los hermanos Carlos y Vicente Castaño Gil en la fundación y consolidación de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC): Carlos Mauricio García, alias Doble Cero.
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La historia de este hombre, que fue fundamental en la expansión del paramilitarismo en Antioquia, guarda un halo de misterio. Después de dos décadas de su asesinato, aún no es claro quién lo perpetró ni cómo se ejecutó el crimen de este excapitán del Ejército, quien conoció la entraña del grupo armado que dejó durante los años noventa y dos mil más de 200.000 víctimas, según cifras del Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH). El Espectador tuvo acceso a documentos reservados que dan luces sobre cómo las autoridades intentaron recabar información de uno de los capítulos del conflicto armado colombiano, de los que menos información se tiene hasta ahora.
Un documento de cien páginas, en manos de este diario, hace un detallado relato de cómo la Policía y la Fiscalía General alcanzaron a reconstruir el crimen, perpetrado a las 6:30 p.m. del 28 de mayo de 2004. Ese día, Doble Cero, de 39 años de edad, salía de un almacén Olímpica en el turístico sector de El Rodadero, en Santa Marta. Según la necropsia, este hombre de 1,85 metros de altura y 80 kilogramos de peso, el día de su asesinato iba vestido con un suéter de algodón gris, una pantaloneta impermeable azul y “chancletas negras”.
En ese momento, dos personas se acercaron caminando hasta el jefe paramilitar y le dispararon en varias oportunidades. Las balas impactaron en su tórax y cerebro, de acuerdo con el informe de Medicina Legal. “Fractura masiva de cráneo, laceración cerebral completa y lesión en músculo supraclavicular”, señaló el forense que analizó el cuerpo de Doble Cero a la medianoche del día que ocurrió el homicidio. Los investigadores que llegaron al lugar de los hechos, dice el expediente, fueron advertidos sobre una primera persona sospechosa, quien habría abandonado la escena del crimen de inmediato.
Se trata de la mujer con la que Doble Cero iba de la mano segundos antes de ser asesinado y quien luego fue encontrada por las autoridades a pocas cuadras del homicidio, con su ropa totalmente manchada de sangre. El Espectador se abstendrá de revelar su nombre porque los testigos del atentado sicarial le contaron a las autoridades de Santa Marta que los responsables fueron dos hombres que se fueron caminando del lugar. Además, dos décadas después de los hechos, la mujer logró consolidar una exitosa carrera en el sector de la salud y no tiene cuentas pendientes con la justicia.
“Sentí un estallido y vi dos hombres jóvenes que dispararon contra él. Estando ya en el piso, me tiré al suelo y me protegí. Cuando miré otra vez, él estaba tendido en el suelo con sangre… yo me acerqué a él, lo cogí y sentí que tenía heridas en la cabeza. Nadie me ayudó. Me paré asustada y salí caminando hacia una avenida. Estaba muy asustada y no sabía qué podía pasarme. Cuando los policías me encontraron, yo iba caminando por la mitad de la avenida en medio de la lluvia, muy aturdida. Luego, la Policía me encontró cuando iba de camino al hotel donde me hospedé; pensaron que tenía el arma”, declaró la mujer ante la Fiscalía, un mes después del asesinato.
Tanto ella como el hermano de Doble Cero no dieron información sobre su relación con los paramilitares. Incluso, la mujer señaló que no tenía conocimiento de que el jefe paramilitar tuviera algún vínculo con organizaciones criminales. “Solo sé que tenía un hermano que le administraba unos bienes en Medellín. Era de una familia prestante de abogados, no tenían problemas económicos. Nunca se preocupaba por nada. Él viajaba entre Cartagena y Santa Marta, se dedicaba a escribir; no era un hombre de problemas, era muy pacífico y bueno. Yo lo notaba muy tranquilo”, afirmó la pareja del jefe paramilitar a un investigador de la Fiscalía.
Sin embargo, su historial está lejos de ser el de un hombre de paz. La Fiscalía ha dicho que, con su violento actuar de masacres y desplazamientos, Doble Cero impulsó el Bloque Metro en los municipios de San Roque, Abejorral, El Retiro, Granada, Guatapé, Gómez Plata y Guadalupe. Además, por su elocuencia y preparación, también fue el vocero de los hermanos Castaño en el norte y el oriente de Antioquia y en una parte de Chocó. La crueldad de García fue tanta que impulsó jornadas de ejecuciones de civiles en los pueblos, mal llamadas “limpieza social”. Hasta llegó a enseñar cómo matar y desaparecer a quienes consideraba sus enemigos.
Para el momento en que fue asesinado, dicen los documentos, Doble Cero ya había sido declarado como “objetivo militar” de la cúpula paramilitar. En agosto de 2003, el mismo Bloque Metro que lideró meses atrás emitió un comunicado en el que desconocía su mando. Previo a ese pronunciamiento, el líder criminal dio dos entrevistas a medios de comunicación en las que indicaba que los Castaño habían perdido el control de las AUC y que el grupo armado fue vendido a narcotraficantes como Ramiro, alias “Cuco” Vanoy, Diego Fernando Murillo Bejarano, alias “Don Berna”, y Carlos Mario Jiménez Naranjo, alias “Macaco”. A quienes, además, el presidente Gustavo Petro les acaba de renovar su designación como gestores de paz.
Entre 1998 y 2003, Doble Cero, quien fue hombre de confianza de Fidel Castaño en los años ochenta en Antioquia, se enfrascó en una guerra interna con esta ala narcotraficante de los paras. Tras su fracaso, decidió desafiarlos públicamente ante la prensa nacional. En especial, su mayor enemistad fue con Don Berna, con quien se disputó violentamente el control del Bloque Metro en Antioquia. Además, en el momento en que fue perpetrado el asesinato, la cúpula paramilitar, liderada por Salvatore Mancuso y los citados jefes paramilitares, negociaba con el gobierno de Álvaro Uribe una desmovilización de todo el aparato criminal de las AUC.
Las células de los paramilitares en Santa Marta
De vuelta a la investigación criminal, cuatro meses después del asesinato, el grupo de investigación de homicidios de la Policía recibió información clave para el caso. Los agentes de esa institución supieron por fuentes “no formales” que quien ordenó el asesinato era un hombre conocido como “alias Zamir”, encargado de ejecutar actos sicariales en esta ciudad, “cumpliendo una orden superior dentro de la estructura de las AUC. La fuente indicó que este hecho lo llevaron a cabo dos sujetos conocidos como alias Franklin y Willy. Estos hombres pertenecían al Bloque Resistencia Tayrona, al mando de Hernán Giraldo”.
Los investigadores, a través de cruces de información, también lograron establecer el nombre de los presuntos sicarios, quienes, según los registros de Justicia y Paz de la Fiscalía, sí eran hombres de una célula urbana de Giraldo en la capital del Magdalena: Franklin Rivera Prada y Wilinton Mora Buenhaber. Aunque la Fiscalía le mostró un álbum a la pareja de Doble Cero, ella no logró identificar a los sicarios. “No está, no lo reconozco ahí”, dijo la mujer durante una diligencia ante la Fiscalía, en octubre de 2005, dos años y cinco meses después del crimen. Un mes después, el ente investigador hizo su último movimiento en el expediente.
La fiscal del caso explicó en un documento de noviembre de 2005 que, al no encontrar otras pruebas para individualizar a los sicarios, su investigación no podía avanzar más. “No existe mérito para seguir investigando, así las cosas y ante el vacío probatorio se suspende provisionalmente la investigación del caso”, puntualizó la fiscal. Aunque en 2009, el propio alias Willy confesó el hecho ante la Fiscalía, no entregó mayores detalles del crimen, solo apuntó a que la orden la había dado Don Berna, quien ha guardado silencio sobre este y otros crímenes como el de Jaime Garzón, Jesús María Valle, Eduardo Umaña, Elsa Alvarado y Mario Calderón.
Por ejemplo, funcionarios judiciales que hicieron parte de la investigación plantean que hay indicios de que pudieron participar agentes del Estado, pues en ese momento las denuncias de Doble Cero eran un palo en la rueda de las negociaciones con el Gobierno de Uribe. “Don Berna, Hernán Giraldo y Macaco podrían aclarar este asunto”, dice un funcionario judicial, quien pide que se reserve su nombre por motivos de seguridad. Lo cierto es que, por ahora, el asesinato de Doble Cero aún tiene grandes vacíos.
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