Saqueos, problemas de orden público en varias ciudades del país y cuatro hermanos señalados de ser testaferros de las Farc, fue el resumen de la captura de cuatro miembros de familia Mora Urrea hace unas semanas. La Fiscalía los presentó como los encargados de lavar, durante años, el dinero que el bloque Oriental de esta guerrilla obtenía de secuestros y extorsiones. Según la investigación, a través de cadenas de supermercados como Supercundi y Merkandrea, y otros negocios lograron su objetivo. Sin embargo, sus abogados advirtieron que se trata de un “falso positivo judicial”, al asegurar que los testigos con los que lograron enviar a prisión a los Mora Urrea son falsos y los peritazgos contables son irregulares. Así lo demostraron el pasado lunes, cuando Edna Mora quedó en libertad.
El pasado 19 de febrero capturaron a Norberto, Edna Janeth y Uriel Mora Urrea, y el 14 de marzo Luis Alirio se entregó. La Fiscalía explicó que la investigación comenzó con un informe del DAS del 27 de marzo de 2007, en el que los Mora aparecían en un listado de presuntos testaferros del frente 53 de las Farc, comandado por Henry Castellanos, alias Romaña. Luego, el 16 de junio de 2011 se emitió un informe sobre incrementos patrimoniales injustificados de la familia Mora. Pero tuvieron que pasar seis años para que les abrieran una investigación formal: el 27 de marzo de 2017 al fiscal 35 de extinción de dominio, Carlos Nicolás Sotomontes, le ordenaron comprobar si los bienes de los Mora estaban relacionados con el patrimonio oculto de las Farc.
En esa reconstrucción del expediente aparecieron tres desmovilizados en el Espinal (Tolima) que aseguraron conocer a los hermanos Mora Urrea de tiempo atrás. Se trataba de excombatientes Luis Alberto Grajales, Etifer Quiroga y Wilson Martín Rivas, quienes rindieron declaraciones en agosto y noviembre de 2017 ante el fiscal Sotomontes. Los testimonios, los informes de inteligencia y los análisis contables sirvieron de base para que el 15 de febrero, cuatro días antes de las capturas, el fiscal decidiera embargar 201 bienes de los Mora Urrea avaluados en $627.000 millones, por supuestamente haberlos obtenido con plata de las Farc.
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Esas mismas pruebas fueron retomadas por el fiscal José Lugo Correa, quien imputó cargos a los Mora la semana siguiente por el delito de lavado de activos. En la audiencia advirtió que los testigos señalaron a los Mora Urrea de ser colaboradores de los frentes 51 y 53 desde que vivían en el Sumapaz. Además, que la decisión de convertirlos en testaferros se tomó en una reunión en el 2001 en la zona de distensión entre el Mono Jojoy, comandante del bloque Oriental, Romaña y José Manuel Sierra, alias Zarco Aldinever, jefes de los frentes 51 y 53 respectivamente.
Para la Fiscalía, los tres testimonios son la prueba estelar para demostrar el vínculo entre la familia Mora Urrea con las Farc. Sin embargo, durante la audiencia de Luis Alirio Mora, el abogado Pedro Alejandro Carranza cuestionó las versiones de los desmovilizados y fue la primera vez que los señaló de ser falsos testigos. Aseguró que confundían fechas, ubicaban espacialmente a los hermanos Mora Urrea en lugares donde era imposible que estuvieran y daban datos incoherentes con la realidad. Sus reparos fueron secundados por el procurador del caso, quien fue retirado del proceso días después de la audiencia en la que cuestionaba a la Fiscalía.
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El abogado Carranza denunció el pasado 21 de marzo a los tres desmovilizados por falso testimonio. Además, hizo serios reparos al testigo Wilson Martín Rivas, quien luego de su captura en 2001 se acogió a Justicia y Paz. Eso sucedió hace 13 años, tiempo en el que nunca mencionó los vínculos de los hermanos Mora con las Farc. “¿Faltó a su compromiso de contribuir con la verdad?”, se preguntó Carranza. El defensor agregó que no entendía por qué cuatro meses después de acogerse a la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) y recobrar su libertad, Rivas recordó de repente que los Mora Urrea eran los principales testaferros de las Farc.
/ EFE.
El testimonio de Luis Alberto Grajales
El testigo Luis Alberto Grajales, un hombre de 37 años y que entró a las filas de la guerrilla cuando tenía 16 años en 1997, rindió dos declaraciones. La primera el 13 de agosto de 2017 y la otra el 18 de noviembre de 2017. En la primera explicó que ingresó en 1997 al frente 43 de las Farc, que funcionaba en el Meta, y que estuvo hasta 1999, año en el que lo mandaron a la Serranía de La Macarena a una escuela de las Farc de instrucción de tiro y defensa personal. Duró dos años y en 2001 lo enviaron a la columna móvil Juan José Rondón, según Grajales, la guardia especial del jefe militar de las Farc, el Mono Jojoy.Agregó que la columna móvil fue disuelta por el Estado Mayor del Bloque Oriental y que pasó a ser parte de una cuadrilla liderada por Juan Parrilla, a quien supuestamente asesinaron en un consejo de guerra por pegarle un puño a Carlos Antonio Lozada. Grajales sostuvo que a finales de 2001 el Mono Jojoy se lo llevó para la zona de distención. Sin embargo, según la denuncia del abogado Pedro Alejandro Carranza, ahí hay una inconsistencia, pues el verdadero nombre del comandante de esa cuadrilla era Jaime Parrilla, quien fue capturado en 2008 por el Ejército -cuando era el segundo al mando del frente 43 de las Farc- y no asesinado, como dijo Grajales.
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Grajales declaró que, en 2002, Manuel Marulanda Vélez llamó a todos los mandos del Bloque Oriental para una asamblea en la que reorganizarían las estructura después del fin de la zona de despeje. El otro objetivo, dijo, era encontrar colaboradores que les ayudaran a ocultar sus bienes. El desmovilizado explicó que en esa reunión se encontraban Romaña y el Zarco Aldinever, en esa época primer y segundo jefe del frente 53, quienes fueron los que le propusieron al Mono Jojoy que Norberto Mora fuera el hombre de confianza para manejar los millonarios bienes del bloque Oriental.
En este aparte hay otro dato por aclarar, pues en la resolución de extinción de dominio del pasado 15 de febrero la Fiscalía estableció que esa asamblea ocurrió en 2001, antes de que finalizara la zona de distención y no después, como dice Grajales. Además, la defensa de los Mora Urrea se preguntó: “¿Y acaso Romaña y el Zarco eran los únicos comandantes que fueron a esa cita para definir el futuro de las finanzas de las Farc? Ellos no eran los únicos jefes de frente en el bloque Oriental. Y, ¿por qué hablarían de los bienes y supermercados del frente 51 si solo eran jefes del frente 53?”.
Luis Grajales sostuvo que luego de esa asamblea se decidió que Romaña quedara como jefe del frente 51 y el Zarco Aldinever del 53. Asimismo, que en 2003 él pasó a hacer parte frente 27, donde estuvo hasta 2004. En ese año Grajales dijo que lo enviaron durante 15 días al Sumapaz y que supuestamente se quedó en una finca de Norberto Urrea, junto a un grupo comandando por alias Wilson (no se sabe si se refiere a otro de los testigos). El testigo manifestó que durante esos días vio llegar a Norberto Mora en “su buen carro” a la finca para hablar con Wilson, pues era uno de los colaboradores de las Farc en la región.
Sin más detalles de ese encuentro, continuó diciendo, en 2005 los enviaron a la columna Teófilo Forero. Ahí habría durado un año, pues señaló que en 2006 regresó al frente 53 y nuevamente presenció una reunión de Norberto Mora con las Farc: “Fui a recogerlo en un caballo. Yo supe que era ese señor porque la orden de ir a recogerlo me la dio el Zarco Aldinever y me dijo que (Norberto) era una persona muy especial para las Farc”. En las audiencias, los abogados de Norberto Mora han insistido que era imposible que Norberto se montara a un caballo en esa fecha, pues desde 2004 sufría una grave lesión en la columna que le impedía realizar ese tipo de actividades.
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En su declaración, Grajales indicó que en 2007 se dio una reunión entre Romaña y el Zarco en la que se decidió que no podían poner todo a nombre de Norberto Mora, por lo que debían a utilizar a otros miembros de esa familia para despistar a las autoridades. Algo que no concuerda con lo que dijo en su segunda declaración, en la que aseguró que ese encuentro entre los dos comandantes se dio en 2012. Luego, cuando el fiscal le preguntó por primera vez sobre los “almacenes o bienes que oyó mencionar al interior de los frentes 51 y 53”, respondió que eran supermercados como Supercundi y almacenes de Norberto Mora y su familia.
En la diligencia de agosto de 2017, Grajales terminó su relato explicando que al final de su carrera en las Farc tuvo una lesión en la pierna y que luego de recuperarse trabajó de la mano de Vicente Millán, el jefe financiero del frente 53. Estructura en la que estuvo hasta abril de 2013, fecha en la que se desmovilizó. Cuando la Fiscalía le preguntó si tenía algo que agregar dijo que no. En pocas palabras, fue una declaración en la que explicó los vínculos de Norberto Mora y las Farc. Sin embargo, tres meses después, el declarante recuperó la memoria y esta vez arremetió contra Luis Alirio Mora.
La segunda declaración de Grajales
El 18 de noviembre de 2017 la Fiscalía 35 de Extinción le tomó la segunda declaración a Luis Alberto Grajales. Comenzó reafirmándose en lo que había dicho y manifestando que Norberto Mora era una persona muy mencionada por Romaña, el Zarco y otro comandante, alias Giovanni o el Diablo, a quien supuestamente le dieron la orden en 2010 de encontrarse con Norberto. A renglón seguido dijo: “En ese tiempo llegó un comandante del frente 51 que se llamaba alias Léiver. Se reunió con el Zarco Aldinever y le dijo que a Norberto Mora lo podían secuestrar. Entonces el Zarco le respondió de una que no, que a él no lo podían tocar porque era de la guerrilla”.La defensa de los Mora Urrea se preguntó: “¿Si supuestamente Norberto Mora era el principal colaborador de la guerrilla desde 2001, especialmente de los frentes 51 y 53, como un comandante de esas estructuras propone secuestrarlo?”. En su declaración, Luis Alberto Grajales insistió en que Norberto Mora era el encargado del abastecimiento de todo el Sumapaz. Además, la Fiscalía llevó unas fotografías impresas, tanto de Norberto Mora como de Luis Alirio Mora, para mostrárselas al testigo, quien dijo que sí eran las personas que conocía.
Fue entonces que el fiscal le preguntó si deseaba agregar algo más y Grajales dio rienda suelta a sus declaraciones contra Luis Alirio Mora. Dijo que era un miliciano de la guerrilla en el Sumapaz, que llevaba armamento a las Farc y que trabajaba vendiendo información de personas que podían secuestrar: “Una vez vendió hasta al jefe y la guerrilla lo secuestró. Y así llevó información para muchos secuestros y la guerrilla le daba plata. En Bogotá secuestraron mucha gente gracias a ese señor”. Pero, la aseveración que más indignó a la defensa de los Mora fue cuando aseguró que Luis Alirio se autosecuestró.
“Se fue tranquilo, dizque secuestrado, para Ondas del Cafre. Estuvo allá dizque secuestrado en un curso de guerrilla, en un curso de política y filosofía marxista. Cuando se acabó el curso y se fue para la casa cagado de la risa a seguir trabajando para la guerrilla. Luis Alirio Mora hablaba seguido con Norberto mora, eran bien cercanos. Eso me contaba cuando estábamos en el curso. Gracias a Luis Alirio Mora fue que Norberto Mora se convirtió en la persona de confianza de Romaña. Luis Alirio Mora allá en la guerrilla me decía que la familia tenía plata por negocios que hacían de supermercados, casas, muchas inversiones”, fueron las palabras de Grajales.
El abogado Pedro Alejandro Carranza argumentó que fue una total mentira, pues tienen el testimonio de Javier Manjarrés, el trabajador que estaba junto a Luis Alirio Mora el 19 de marzo de 1999, el día que lo secuestró el frente 22 de las Farc en la vía Villeta-Bogotá. En una declaración extrajuicio, Luis Alirio Mora explicó que ese día fueron interceptados por dos camionetas llenas de guerrilleros, que durante el cautiverio fue torturado, amarrado y hasta le dispararon en la espalda cuando intentó escapar por segunda vez. Casi cinco meses después fue liberado y, en un chequeo médico de julio de 1999, se lee que tenía una herida por arma de fuego, que estaba desnutrido, con heridas en las muñecas y el cuello, y que sufría de estrés postraumático.
La defensa sostuvo que es claro que el testigo jamás estuvo en contacto con Luis Alirio Mora, pues el secuestro se desarrolló en Cundinamarca mientras él estaba en un curso en la sierra de la Macarena, como dijo en la primera declaración. Además, la defensa de Luis Alirio Mora señaló que viajó a Panamá el 29 de julio de 1997, inmediatamente después del secuestro por miedo a represalias de la guerrilla. Regresó a casarse en febrero de 2000 y se volvió a ir hasta noviembre de ese mismo año, para quedarse a vivir en ese país hasta 2005, como lo demuestran sus movimientos migratorios.
Una declaración que es respaldada por su madre Ana Bertilda Urrea, quien explicó que tras el secuestro tomaron la decisión de irse a vivir a Panamá, pero que por cuestiones de permisos de trabajo y visas tenían que ir y volver cada año. Así habrían durado hasta 2005. Sin embargo, el testigo Grajales también mencionó a Ana Bertilda Urrea en sus declaraciones. Dijo que la vio en la zona de distensión, por San Vicente del Caguán (Caquetá) en el año 2000 reunida con el Mono Jojoy. Señalamientos que fueron rechazados por Urrea, pues ella aseguró que jamás había estado en el Caguán y que en esa época estaba fuera del país.
Luego de hacer estos señalamientos, la Fiscalía preguntó a Grajales si sabía que Ana Bertilda Urrea era la mamá de Norberto y Luis Alirio Mora. Él contestó: “No, no sabía, porque cuando eso no conocía a Norberto y Luis Alirio Mora. A ellos los conocí hacia el año 2007, cuando ya estaba en el frente 53. Conocí primero a Bertilda Urrea en el 2000”. Un testimonio que a leguas riñe con lo que había dicho en la primera declaración: en agosto de 2017 dijo que a Norberto Mora lo vio en el Sumapaz entre el 2003 y el 2004, y que lo había llevado a caballo a una reunión en 2006; y al inicio de la segunda diligencia dio detalles de cómo Luis Alirio supuestamente se autosecuestró y compartió con él un curso de política guerrillera en el año 1999.
El joven Etifer Quiroga
Tres horas después de que Luis Alberto Grajales rindiera interrogatorio el 18 de noviembre de 2017, EtIfer Quiroga, un desmovilizado de 23 años hizo lo propio. Según su declaración, ingresó como miliciano de las Farc en 2009 a los 14 años y empezó a trabajar con alias Vicente “arriando mulas y entrando remesas a los campamentos del frente 53. Supuestamente, a los tres años, en 2012, lo "retuvo" el Ejército, pero según dijo logró escaparse y se escondió en las filas de las Farc.Desde esa época empezó a andar uniformado y a conocer al resto de sus comandantes: alias Zarco Aldinever, alias Giovanni, alias Rolando y alias John 26. Agregó que estuvo bajo el mando del Loco Iván hasta que se desmovilizó el 18 de abril de 2015. En la denuncia que presentaron por falso testimonio los abogados de la familia Mora Urrea, se lee que Étifer Quiroga en realidad no estuvo seis años en las Farc, sino que ingresó en 2012, como lo dicen los registros que tiene el Ejército de los desmovilizados. Es decir, la mitad del tiempo que declaró ante la Fiscalía.
Sobre Norberto Mora Urrea, el desmovilizado relató que lo conoció en octubre o noviembre de 2014 en un campamento en Lejanías (Meta) en una reunión que sostuvo con el entonces comandante del frente 53, el Loco Iván. Aseguró que al mes Norberto Mora regresó y en esa oportunidad habló con alias John 26, comandante financiero de ese frente y a quien, según él, mataron en 2014 en un bombardeo. El testigo afirmó que luego de ese hecho se volvió a encontrar con Norberto Mora en enero de 2015 y este le preguntó que cómo se había salvado del operativo. Para la defensa se trata de una mentira, pues la realidad es que John 26 murió el 26 de diciembre de 2013 en una operación conjunta entre el Ejército y la Fuerza Aérea, según registros de prensa.
Según Etifer Quiroga, en las reuniones Norberto Mora les entregaba a los comandantes documentos y les hacía un informe. Asimismo, señaló que conocía a Luis Alirio Mora, a quien supuestamente había visto en los campamentos, a pesar de que no especificó en qué fechas. Finalmente dijo que los Mora Urrea eran “conocidos como amigos muy cercanos de los comandantes” y que iban “tras algo muy grande”. Sin embargo, cuando la Fiscalía le preguntó sobre las propiedades de la familia Mora Urrea el respondió: “No, a él lo conocí al interior de la guerrilla como colaborador, lo mismo que Luis Alirio Mora. No sé precisamente en qué invertían la plata”.
Wilson Rivas, alias “Muelas”
El último en dar su versión fue Wilson Martín Rivas, conocido como alias Muelas u Orlando, un hombre condenado a más de 30 años y que recientemente quedó en libertad tras acogerse a la JEP. Manifestó que ingresó a la guerrilla desde a los 13 años -en realidad a los 15 años porque nació en el 78-, y que estuvo entre 1992 y el 29 de mayo de 2001, cuando fue capturado por el Ejército. Fue un guerrillero que pasó por el frente 51 de las Farc en sus inicios y que 1996 dio el salto al recién creado frente 53, que operaba en la región el Sumapaz.Durante los 16 años que estuvo preso guardó silencio, pero el pasado 20 de noviembre de 2017 entregó detalles de la supuesta relación entre la familia Mora Urrea y las Farc. Sostuvo que cuando llegó al frente 53 conoció el funcionamiento de lo que sucedía en la región del Sumapaz y quiénes eran los colaboradores y testaferros de alias Miller Perdomo y Romaña. “Incluso estaban los hermanos Mora Urrea, eran testaferros. Sobre ellos sé muchas cosas”, manifestó, y agregó que hasta Norberto Mora lo apoyó en un hostigamiento que hicieron en 1999 a la base militar de San Juan del Sumapaz.
Es más, Wilson Rivas también dijo que le solicitó a Norberto Mora camiones cargados de papa para enviarlos al Meta hace 18 años, porque supuestamente Mora era el encargado del abastecimiento de cinco frentes. “Sobre eso le voy a contar bien, para que Norberto Mora no pueda decir que no a todo lo que le conozco (…) Para que Norberto Mora vea que voy con toda la información precisa y puedo dar nombres de los comandantes que le pagaban a él directamente”, declaró ante la Fiscalía. Rivas describió varios pedidos que le hizo a Mora Urrea cuando supuestamente era financiero de los frentes 51 y 53 en el 2000.
Sin embargo, el testigo precisó que los pagos los arreglaba directamente Romaña con Norberto Mora, porque supuestamente la mercancía era retirada de los supermercados que las Farc pusieron a nombre de la familia Mora. Wilson Rivas le dijo a la Fiscalía que conocía a la familia Mora desde 1996 cuando llegó al Sumapaz y que la plata producto de la extorsión y secuestro, que según él en esa época oscilaba entre los $6.000 y $7.000 millones – hoy serían $18.000 millones-, la lavaban en los negocios de ellos. La defensa de los Mora Urrea rechazó tal afirmación al advertir que los supermercados de Norberto mora comenzaron a funcionar en el 2002, época en la que el exguerrillero ya estaba preso.
Cuando le preguntaron si conocía a los padres de Norberto Mora, el testigo respondió que sí, porque ellos fueron los que empezaron con el negocio en el Sumapaz con una tienda de víveres. Al mostrarle la foto de la madre de los Mora Urrea, Rivas dijo que la conocía porque “esa es la que tenía al principio los negocios con el esposo”. Para la defensa resultó extraño que hiciera referencia al padre de los Mora Urrea, pues se trataba de un señor que salió desplazado por la violencia y enfermo del Sumapaz en 1977 hacia Bogotá y murió en 1982 por un infarto. “El testigo dice que conoció a los padres de los hermanos Mora Urrea en el Sumapaz por la tienda que tenía. Pero el papá, Pedro Diego Mora Delgado, murió en 1987, cuando Wilson Rivas tenía 3 años y había nacido en San José del Guaviare. ¿Cómo hizo para conocerlo?”, indicó la defensa.
Sobre Luis Alirio Mora dijo que sí lo conocía, que trabajaba de la mano de su hermano y que sabía que su secuestro en realidad fue un autosecuestro. “Esos eran autosecuestros y eso pasaba mucho allá. Había gente que simulaba un secuestro, se iba para el campamento un tiempo y eso servía para legalizar plata (...) Es un escudo porque después dicen que son víctimas y que nada tienen que ver con las Farc. Y mentiras, son colaboradores”, dijo Muelas. La defensa rechazó los señalamientos y advirtió que cómo podía pensarse que Luis Alirio Mora estaba tranquilo en un campamento si fue torturado y recibió un disparo, y que años después intentaron volver a extorsionarlo.
Los otros reclamos de la defensa
Los abogados de la familia Mora Urrea indicaron que en la audiencia de imputación de cargos se presentaron varias irregularidades. Por ejemplo, que la Fiscalía no les mostrara a los jueces el testimonio de Sonia Elilce Majarrez, una radioperadora que dijo no conocer a los hermanos Mora Urrea ni nunca haber escuchado algo sobre ellos. Que no dijera nada sobre cómo los Mora Urrea recibían el dinero que lavaron en sus supermercados. Que no les imputara el delito de testaferrato. Que presentara análisis financieros de peritos que no tenían matrícula de contador. Y que enviaran a prisión a Edna Mora, una de los hermanos que jamás fue mencionada en las declaraciones de los testigos. Hoy ya está libre luego de que un juez escuchara los argumentos de la defensaEste jueves los abogados de la familia Mora Urrea solicitaron la libertad de los dos hermanos que aún están en prisión, Norberto y Uriel, y por la de Luis Alirio Mora que está en casa por cárcel. Sin embargo, a los Mora aún les queda justificar cómo sus patrimonios pasaron a ser fortunas en una década. Un hecho que para la Fiscalía es una muestra de que al parecer sirvieron a la guerrilla como testaferros.
(Actualización: Hermanos Mora Urrea, supuestos testaferros de las Farc, quedaron en libertad)