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¿Fentanilo en el tusi?: el coctel de drogas al que se le debe prestar atención

Toxicólogos de la clínica Soma, en Medellín, reportaron que durante la última semana se presentaron dos casos de intoxicación por el supuesto consumo de fentanilo presente en tusi, una mezcla de sustancias psicoactivas de alto riesgo. ¿Es cierto que en Colombia se avecina una epidemia de opioides como en Estados Unidos?

Nicolás Achury González

25 de agosto de 2023 - 09:50 p. m.
Según el Observatorio de Drogas de Colombia, el tusi o tusibí está compuesto, en su mayoría, por ketamina, cafeína y MDMA, usualmente conocida como éxtasis.
Foto: Nicolás Achury González
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El médico Jorge Alonso Marín, especialista en toxicología clínica, cuenta que atendió el caso de “un paciente que consumió tusi, pero estaba contaminado. Lo mezclaron con fentanilo y él no sabía, por lo que llegó con un paro respiratorio”. Hace menos de un mes, la Policía Nacional reportó la incautación de 300 dosis de ampolletas de esta sustancia, el cargamento más grande hallado hasta la fecha en el país, según la entidad. (Puede leer: Tusi, el coctel de drogas de alto riesgo producido en Colombia)

A dos semanas de la conferencia sobre política de drogas, organizada por Colombia y México, que se llevará a cabo el 7 y 8 de septiembre en Cali, el presidente Gustavo Petro aseguró que “ahora entramos a la droga de la muerte, el fentanilo: la droga del capitalismo, de la crisis climática y de la guerra”. Además, por redes sociales han circulado videos de la crisis generada por el consumo de este opioide o la mal llamada “droga zombie” en Estados Unidos. Incluso, el fiscal Francisco Barbosa dijo hace unos meses que en Bogotá se había incautado “la famosa droga que se denomina captagon en Siria. Es la droga de los yihadistas”. Esto ha generado confusión, sobreinformación, alarmas y especulaciones sobre una eventual crisis por fentanilo en el país.

¿Qué es el fentanilo?

Lo primero que se debe aclarar es que el fentanilo es una sustancia depresora del sistema nervioso que hace parte de los opioides (como la oxicodona y la heroína) y es casi 100 veces más potente que la morfina. En el país funciona como un medicamento de uso intrahospitalario, que se comercializa de forma legal y, además, tiene registro del Instituto Nacional de Vigilancia de Medicamentos y Alimentos (Invima). Es decir, es un medicamento controlado por el Fondo Nacional de Estupefacientes que se suele utilizar con fines anestésicos o para el manejo del dolor crónico o agudo.

Sin embargo, en la actualidad el fentanilo también se fabrica de forma ilegal, alejándose de los procesos científicos que son estandarizados y rigurosos. Aunque el fentanilo farmacéutico no es una sustancia diferente al producido de forma clandestina, sí varían sus presentaciones y concentraciones. Este análogo de la sustancia médica, que tiene como principal productor al cartel de Sinaloa en México, es el que ha generado una crisis sin precedentes en Estados Unidos, dejando más de 100.000 personas fallecidas por sobredosis solo en 2021. (Le puede interesar: El factor Colombia en la producción clandestina del fentanilo)

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Colombia y el fentanilo

En Colombia se han reportado dos casos aislados que están relacionados con el fentanilo producido de forma clandestina. El primero fue una intoxicación de un paciente en Cartagena que, según los estudios del hospital, la sustancia correspondía a un análogo. El segundo caso se trató de una incautación en el Aeropuerto el Dorado de Bogotá, que tenía como destino el municipio de Itagüí, Antioquia. Según el análisis realizado en ese momento por el Laboratorio Químico de Investigación Antidrogas de la Policía Nacional, la muestra analizada contenía heroína y un análogo del fentanilo.

Sin embargo, tras la incautación de 163 ampolletas de fentanilo el 27 de mayo de este año, el fiscal Barbosa aseguró en una rueda de prensa que se trataba de “una droga que no se había visto en el país de esa manera”. Esta afirmación, como lo estableció Colombiacheck, es falsa porque el fentanilo confiscado no se trataba de un análogo de la sustancia. Las ampolletas correspondían al medicamento legal que se produce por un laboratorio farmacéutico. En este caso, se trataba de frascos del laboratorio Biosano S.A de Chile que tiene registro Invima en el país desde 2002. Los cuestionamientos en este caso se enfocan en por qué terminó una sustancia controlada en manos de traficantes de drogas. Lo cierto es que, a la fecha, el país no está cerca de una epidemia de opioides como en Estados Unidos

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El tusi, un coctel de alto riesgo

En los últimos años, el tusi o tusibí, una mezcla de sustancias psicoactivas en forma de polvo de colores, aumentó su popularidad, generando más consumo, incluso en menores de edad. Los casos reportados por el médico Jorge Alonso Marín de la clínica Soma continúan advirtiendo sobre los riesgos de este coctel de drogas. Hasta el momento, la entidad médica no ha reportado los resultados toxicológicos de los pacientes, por lo que no hay claridad de si se trata de fentanilo farmacéutico o de su análogo fabricado de forma clandestina. A la fecha, ninguna entidad especializada en análisis de drogas ha reportado la presencia de fentanilo en el tusi, aunque algunos traficantes de Medellín le dijeron a El Espectador que mezclaban el fentanilo con otras drogas para preparar este coctel. (Puede leer: Viaje a las cocinas clandestinas de tusi en Medellín)

Julián Quintero, sociólogo e investigador que cofundó la Corporación Acción Técnica Social (ATS), una ONG que estudia las políticas de drogas y su impacto, explica que, según los análisis que han realizado, el tusi es la sustancia sintética de más alto riesgo de consumo en Colombia, porque las personas desconocen por completo los componentes de cada mezcla y las cantidades que los productores agregan a su arbitrio. “Esto es altamente complicado para la salud. En el país ya se conocen casos de personas que fallecen y les encuentran estas sustancias en su organismo. Deberíamos estar preocupándonos más por el tusi, que detrás de su color rosado esconde cualquier tipo de sustancias, y no por el fentanilo farmacéutico. Acá en Colombia no está esa pandemia”, comenta.

En un informe de Échele Cabeza, un proyecto que ofrece información sobre reducción de riesgos y daños a la hora de consumir sustancias psicoactivas, y del grupo de Investigación en Cromatografía y Técnicas Afines de la Universidad de Caldas, no se encontró fentanilo en el tusi, pero sí oxicodona, el tercer opioide (después de la heroína y el fentanilo) que ha contribuido a más muertes por sobredosis en Estados Unidos.

En Alemania, Francia, Italia, Ecuador, México y Argentina al tusi lo llaman “cocaína rosada” colombiana, aunque no tenga mucho que ver con esa droga, salvo por su presentación en polvo y que se inhala por la nariz. En 1974, el químico y farmacéutico Alexander Shulgin sintetizó por primera vez la sustancia 2C-B, una feniletilamina con efectos psicodélicos derivada de las anfetaminas. En la década de los 90 tuvo una exposición masiva en las discotecas europeas, comercializada con el nombre de Nexus y luego fue incluida entre las sustancias restringidas por la Administración de Control de Drogas del Departamento de Justicia de Estados Unidos. A Colombia llegó a finales de 2000, cuando traficantes nacionales la contrabandearon desde Europa y comenzaron a venderla a precios muy altos. Algunos medios de comunicación la popularizaron con la denominación de la “droga de lujo”, la “traba de la élite” y aseguraron que se trataba de la droga de “modelos, reinas, actores y políticos”.

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El 2C-B (o Nexus) se vendía en forma de pastillas pequeñas o polvo blanco y su consumo solía ser por vía oral. En el país se comercializó como tusi o tusibí (por la pronunciación en inglés de la sigla de la sustancia original). Con el tiempo, los traficantes empezaron a rendirla con otros componentes. Agregaron colorantes de cocina y esencias con olores de vainilla, fresa o yogur, para hacerla más agradable al consumo humano. Así ganó popularidad y empezó a ser llamada “cocaína rosada”. Según análisis de muestras realizados por la Dirección de Antinarcóticos de la Policía Nacional (Dirán), el 2C-B ha sido reemplazado, casi en su totalidad, por un coctel de drogas sintéticas que no tienen nada de la sustancia original y varían según el productor.

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