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El testigo clave en el asesinato de Edgar Páez, presidente de Tigres Fútbol Club

Una persona fue fundamental para que la Fiscalía capturara a dos posibles responsables del crimen contra Edgar Páez, presidente de Tigres Fútbol Club. El presunto sicario sabría quién ordenó matarlo: “un man más duro que él”. Autoridades indagan si fueron narcoesmeralderos o el Clan del Golfo. En el homicidio también habría participado el grupo criminal La Oficina del San Andresito de la 38.

Unidad Investigativa

01 de junio de 2025 - 08:00 a. m.
Juan Álvarez y Julieth Zuluaga (izq) fueron capturados por su presunta participación en el asesinato de Edgar Páez, presidente de Tigres FC./ Ilustración de William Niampira.
Foto: Asesinato Edgar Páez
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“Solo sentí una explosión. Luego, el cuerpo de mi padre cayó en mi hombro y empezó a sangrar”. Este fue el testimonio ante la Fiscalía de la hija de Edgar Páez Cortés, el presidente de Tigres Fútbol Club, quien fue asesinado por sicarios el 23 de septiembre de 2023, en el sur de Bogotá. Ese crimen, que sacudió al fútbol profesional colombiano, se volvió a mencionar en las últimas semanas después de que la Fiscalía capturara a dos presuntos responsables del asesinato, el cual fue perpetrado en la Avenida de Las Américas con carrera 46 (localidad de Puente Aranda). Se trata de un homicidio en el que las autoridades intentan confirmar dos posibles teorías: una vieja vendetta de la mafia en Bogotá o un ajuste de cuentas por parte del Clan del Golfo, el grupo armado organizado más grande del país.

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Ese relato de la hija de Páez fue mencionado por la Fiscalía durante la reciente audiencias de imputación de cargos contra las dos personas que, aparentemente, participaron en el ataque sicarial: Juan Sebastián Álvarez Cruz y Julieth Zuluaga Aguirre. Esas diligencias judiciales, conocidas por El Espectador, revelan detalles desconocidos del homicidio, el cual fue cometido a las 6:47 p.m., luego de que Páez saliera del Estadio Metropolitano de Techo, en la localidad de Kennedy. En la tarde de ese sábado, su equipo fue derrotado 2-3 por el Atlético de Cali, un resultado que lo hundía en la penúltima posición de la tabla de la Segunda División del Fútbol Profesional Colombiano (FPC).

El partido finalizó alrededor de las 5:30 p.m, en medio de una fría, pero a la vez soleada tarde capitalina. Páez, luego de acompañar a sus jugadores y cuerpo técnico, abandonó el estadio a las 6:12 p.m junto a su hija, quien conducía un Mazda 3 de color rojo. Esa sería la última vez que el plantel deportivo lo vio con vida, pues 35 minutos después recibió los cuatro disparos fatales. Para tratar de desenmarañar este oscuro caso los investigadores de la Fiscalía recurrieron a seguimientos, interceptaciones de llamadas y recolección de videos de varias cámaras de seguridad en Bogotá. Sin embargo, esa ardua labor investigativa no habría sido posible sin una persona clave: un testigo que fue contactado por los investigadores del caso.

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¿Una confesión del crimen?

La existencia de esta persona fue revelada por el ente investigador durante las audiencias, aunque se ahorró los detalles de cómo lo conocieron. Lo que sí dijo la entidad es que esta persona, además de aportar la ubicación de las viviendas de los capturados y sus números de celular, entregó una contundente declaración: que el señalado sicario, Juan Sebastián Álvarez, le confesó que había asesinado a Páez. “Dijo cómo había sido el hecho y todo”, aseguró el testigo. A partir de esa información privilegiada, la Fiscalía pudo determinar, entre otras cosas, que los celulares de los capturados aparecían justo en esa zona de la ciudad en donde murió Páez a sus 63 años de edad.

El testigo le dijo a los investigadores del CTI de la Fiscalía que Álvarez estaba “muy molesto” porque solo le habían pagado $15 millones de los treinta pactados para cometer el crimen. ¿Quién puso esa plata?; ¿quién ordenó el asesinato? Son preguntas que, por ahora, las autoridades no tienen total certeza, pero que la declaración del testigo da algunas luces: “Álvarez estaba pagando prisión domiciliaria por hurto, pero él igual sale a hacer sus vueltas como si nada. A él lo contratan para cosas grandes, matar gente importante. Se le mide a todo. Incluso hace poco me dijo que tenía once muertos en la espalda (...) él dijo que el que pagó por esa vuelta (el asesinato de Páez) es un man más duro que ese morraco”.

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De acuerdo con el testimonio del testigo protegido, quien le incumplió en el pago al señalado sicario es un hombre conocido como Miller. “Es un tolimense, de unos 50 a 55 años de edad, entradas muy pronunciadas, 1.65 metros de altura, piel trigueña y con un acento muy golpeado, como el de un campesino. Es quien le consigue las vueltas Álvarez, es a Miller a quien contactan los de la Oficina (del San Andresito de la 38); es el encargado de coordinar cómo se va a realizar la vuelta. Organiza quién va a matar, quién va a hacer los seguimientos o las vigilancias; qué carros o motos se van a usar y qué armas se van a utilizar”, señaló el testigo protegido ante la Fiscalía el pasado 9 de octubre de 2024. Es decir, un año después del crimen.

Los capturados no estaban solos cuando seguían a Edgar Páez

Lo que sí tiene claro la Fiscalía es que Álvarez y Zuluaga, que tienen antecedentes judiciales por secuestro y robo, se movilizaban en una moto blanca, la cual aparece en los videos recogidos por los investigadores y mencionada tanto por la hija de Páez como por el testigo. Las cámaras aledañas al estadio de Techo y las ubicadas a lo largo de la Avenida de las Américas dan cuenta que los capturados no operaban solos. Según la fiscal del caso, participaron, “por lo menos, una moto con dos tripulantes, además de un taxi y un carro gris”. Estos dos últimos vehículos arribaron al estadio a las 5:25 p.m, poco ante del final del partido. Mientras que la segunda moto llegó al estadio al mismo tiempo que Páez: 3:15 p.m., un cuarto de hora antes del inicio del partido.

La Fiscalía recogió los videos de las cámaras del estadio. En estas imágenes se observa que a su salida, dos motos estaban esperando a Edgar Páez./ Archivo particular.
Foto: Archivo Particular

“Fue una división de tareas: primero quienes lo siguieron desde un inicio en las motos y posteriormente en los carros. Luego fue Álvarez quien disparó contra el cráneo del dirigente deportivo; mientras que Zuluaga, su pareja sentimental, fue quien escondió el arma”, señaló la fiscal del caso. De los videos recogidos por CTI de la Fiscalía, la hija de Páez vio la moto blanca que la seguía cuando iban en el carro con su padre. Luego, el testigo protegido le dijo a la Fiscalía que esta le pertenecía al señalado sicario Álvarez, quien tiene 28 años de edad. Es decir, la Fiscalía tiene trabajo por delante para determinar las identidades de los demás implicados, al menos cuatro personas más.

El testigo protegido dice que durante su conversación con Álvarez este le confesó que, en agosto de 2023, participó en el secuestro de un comerciante en la localidad de Engativá, al occidente de la capital del país. Medios de comunicación reportaron que este plagio fue cometido por hombres disfrazados de policías. Para demostrar que el testigo era creíble, la Fiscalía mostró durante las audiencias unas interceptaciones a los celulares de Álvarez y Zuluaga, en las que hablan de “uniformarse” y de tener un “amigo en la Sijín de la Policía”. Quienes participaron en el homicidio de Páez, dice el ente investigador, hacen parte de una banda que está al servicio de grupos criminales de mayor envergadura y violencia.

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Dubái y el presidente Petro

El presidente Petro dice que la Nueva Junta Directiva del Narcotráfico es la que está detrás de un plan para atentar en su contra.
Foto: EFE/Presidencia de Colombia - Presidencia de Colombia

Aunque en un inicio se especuló que el crimen de Páez estaba asociado a un tema de apuestas, hasta el momento no se conocen mayores pruebas de ello. Dos teorías que sí están bajo consideración de las autoridades están relacionadas con lo que declaró el testigo protegido: la posible participación de la Oficina del San Andresito de la 38 en el asesinato, la cual, desde su conformación, a principios de los años 2000, ha estado ligada directamente con los paramilitares de los hermanos Castaño Gil y de narcoesmeralderos de Boyacá. En los últimos años, ese vínculo se estrechó con el Clan del Golfo, el grupo criminal sucesor de los paras y mantuvo su relación con los comerciantes de la gema verde.

Carlos Castaño, líder de las extintas Autodefensas Unidas de Colombia (Auc). Se presume muerto desde 2004.
Foto: Archivo

Un ejemplo de que ese vínculo perduró es un reciente crimen: el de Luis Abelardo Triana, alias Valero, señalado de tener nexos con el clan narcoesmeraldero de Horacio Triana y, al parecer, manejar la oficina de cobro de San Andresito de la 38. Al igual que Páez, sicarios en moto lo atacaron cuando salía de su casa en la localidad de Kennedy. Los investigadores del caso dicen que el homicidio de Páez debe entenderse en un contexto en el que han sido asesinadas personas que estuvieron ligadas a Independiente Santa Fe en la primera década del siglo XXI, cuando Eduardo Méndez tomó por primera vez las riendas del club y Páez era inversionista de la escuadra capitalina, de la que era hincha.

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Por esos años, el director de la Policía, general Óscar Naranjo, señaló que el equipo fue usado por narcotraficantes en un megaoperación denominada Cuenca del Pacífico para lavar US$137 millones de dólares. En octubre de 2010, el alto oficial señaló que esa abultada suma de dinero, al parecer, “estaba destinada a financiar al equipo albirrojo”. Algunas de las personas que participaron en esa monumental empresa que lavaba activos fueron condenadas en Estados Unidos y retornaron al país en los últimos años. Ese regreso tuvo un desenlace fatal para todos: uno por uno fueron asesinados por sicarios mientras se desplazaban por las calles de Bogotá. Hasta la fecha, el caso de Páez es el único que ha reportado capturas por parte de la Fiscalía.

La cadena de asesinatos inició con el narcotraficante Luis Caicedo Velandia, asesinado en julio de 2021. Le siguieron Claudio Silva Otálora, en noviembre de 2022; Francisco Caicedo Velandia, en febrero de 2023; y Edgar Páez, en septiembre del mismo año. A esta serie se sumó el atentado contra el abogado Ricardo Villarraga en marzo de 2024. El penalista, cercano a Santa Fe y exmiembro del DAS —como Páez—, también tuvo vínculos con el extraditado narcotraficante alias el Loco Barrera. El único de ese círculo que no ha tenido un desenlace trágico es Julio Lozano Pirateque, alias Patricia, un antiguo narcoesmeraldero señalado por el presidente Gustavo Petro de liderar desde Dubai una red internacional de narcotráfico y de estar detrás de un supuesto plan para asesinarlo.

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¿Cómo sobrevivió Lozano Pirateque a esa purga de la mafia? Fuentes de inteligencia policial señalan que es un asunto muy fácil de explicar: existen audios de alias Otoniel, antiguo líder del Clan del Golfo, en el que cuenta que selló una alianza con Lozano para matar a Luis Caicedo y otros hombres que, al parecer, tenían vínculos con la mafia. Entre ellos los zares esmeralderos alias Pedro Pechuga y Hernando Sánchez, asesinados en Bogotá en agosto de 2024 y abril de 2025, respectivamente. “Esta disputa, en la que hay múltiples intereses, terminó forjando una alianza entre Lozano y el Clan del Golfo, con el fin de adueñarse de rutas del narcotráfico, rentas para el lavado de activos y recuperar bienes en poder de testaferros”, según una fuente policial.

Julio Lozano Pirateque
Foto: Julio Lozano Pirateque

Clan del Golfo, alias Messi y la mafia de los Balcanes

Otra arista que exploran las autoridades en torno a la muerte de Páez es una versión que llegó a sus oídos a través de personas que hacen parte del fútbol profesional colombiano: que Tigres, aparentemente, incluía a su plantel jugadores que fueron formados en academias deportivas del Urabá antioqueño y el sur de Córdoba, que a su vez eran financiadas por el Clan del Golfo, el grupo armado organizado que cuenta con más de 7.000 integrantes a escala nacional, según el Ministerio de Defensa. Este diario ha contado desde 2021 que la Policía tiene bajo la lupa los movimientos financieros de un reconocido narco de este grupo criminal que habría lavado plata en el fútbol en esa zona del país: Jhon Freddy Zapata, alias Messi.

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Desde entonces, miembros de inteligencia policial registraron que, para esos negocios, —en los que vendió jugadores a Brasil y Argentina—, también contaba con la ayuda del cartel de los Balcanes. El Espectador intentó contactar con la hija de Edgar Páez, quien hoy preside Tigres FC, para que diera su opinión sobre las dos hipótesis que manejan las autoridades. Un funcionario del club aseguró que, por ahora, ella no estaba disponible para dar una declaración. Sin embargo, en septiembre de 2023, tras el crimen, dijo que: “Nunca creímos que alguien quisiera hacerle daño. Era un hombre fiel a sus principios y a sus ideales. Los que trabajaron con él, pueden decir que dejó una huella imborrable. Promovió el fútbol en Bogotá y en Cundinamarca”.

John Fredy Zapata, alias “Messi” o “Candado”, señalado de impulsar financieramente al Clan del Golfo a través de actividades relacionadas con el lavado de activos.
Foto: Cortesía Dijín

Los dos capturados por el crimen de Páez no aceptaron cargos y fueron enviados a prisión preventiva mientras el proceso avanza en los estrados judiciales, donde se defenderán de los señalamientos de la Fiscalía. Por lo pronto, las autoridades intentan desmantelar esa célula sicarial que opera en la capital y que acompañó a Álvarez durante el atentado. Sin embargo, señalan que el asesinato de Páez es apenas una página de un violento capítulo de cobros de sangre. Se trata, dicen las fuentes, de un plan criminal que tiene tentáculos a nivel internacional y que requiere de una articulación con varios países para capturar a los cerebros de esta ola de violencia entre jefes mafiosos.

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