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El acto de disculpas por pederastia jesuita que terminó en confusión

La Compañía de Jesús ofreció excusas públicas por los abusos sexuales cometidos por el fallecido Darío Chavarriaga, contra los hermanos Llano. Todo iba bien hasta que los abogados de la familia pescaron al sacerdote Antonio José Sarmiento al parecer maldiciendo a las víctimas y a sus defensores.

Jhoan Sebastian Cote

25 de abril de 2025 - 07:10 p. m.
Fernando Llano Narváez (izquierda) víctima de abuso sexual por el padre Darío Chavarriaga. Francisco De Roux (derecha) expresidente de la Comisión de la Verdad y autoridad jesuita.
Foto: Óscar Pérez
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Más de medio siglo tuvo que pasar para que la Compañía de Jesús, integrada por sacerdotes jesuitas como el padre Francisco De Roux, ofreciera excusas públicas por el abuso sexual de siete niños de Bogotá, durante los años setenta. Las víctimas son los hermanos Llano Narváez, un hombre y siete mujeres, quienes fueron accedidos por el sacerdote fallecido Darío Chavarriaga, quien se aprovechó de una familia vulnerable para “cometer actos abominables”, como lo describió el jefe de los jesuitas. El acto se cumplió con la mayor de las solemnidades, en el colegio San Bartolomé en Bogotá. Sin embargo, finalizado el encuentro, los abogados de la familia escucharon al sacerdote Antonio Sarmiento maldecir a las propias víctimas.

Antecedentes: Jesuitas pedirán perdón a los hermanos Llano por los abusos de un sacerdote

El sacerdote Sarmiento, quien fuera consejero en la Universidad Javeriana, fue el maestro de ceremonia durante el acto desarrollado en el colegio San Bartolomé. El mismo antiguo lugar, de fachada beige y colonial, donde Fernando Llano Narváez conoció a su victimario en los años 70, cuando era un colegio para varones. Según denunció el equipo de abogados de la familia Llano, una vez terminado el evento, desde unas escaleras del recinto Sarmiento envió un mensaje de voz con su teléfono celular en el que habría dicho lo siguiente: “Luis Fernando, su familia y sus abogados son unos delincuentes”. Y que, incluso, iban a interponer una denuncia en su contra. Tras ser sorprendido, el sacerdote los sacó del lugar. La abogada de la Compañía de la Jesús aseguró que todo fue un malentendido.

El Espectador esperó para tener una conversación privada con Luis Fernando Llano y se ubicó dentro de las instalaciones del colegio. Justo a la mitad de la entrevista, cuando la víctima, paradójicamente, agradecía haber vivido tan especial acto de amor y perdón, este diario presenció cuando la abogada Paola Giraldo salió afanada del recinto, casi gritando “no es posible. Es una falta de respeto”. En entrevista posterior, ella y los otros tres defensores coincidieron en lo que escucharon y aseguraron que, entonces, “todo fue una mentira”.

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Lo que solo una hora antes había sido una ráfaga de abrazos entre la familia y los sacerdotes jesuitas, terminó en una profunda confusión de los Llano Narváez, quienes, incluso, bendijeron la presencia del padre Francisco De Roux en el acto. El expresidente de la Comisión de la Verdad se sentó entre los hermanos e, incluso, leyó la Oración de la Paz durante el acto. A él solo lo conocieron en una misa que se celebró durante la mañana del viernes, en nombre del papa Francisco. A pesar de que este sacerdote se fundió varias veces en abrazos con los Llanos, contra él permanece la denuncia por presunto encubrimiento, pues solo procesó a Chavarriaga bajo las normas del derecho canónico y no denunció los hechos ante las autoridades. Este diario pudo establecer que, luego del confuso encuentro con el padre Sarmiento, el jefe de los jesuitas en Colombia, el padre Hermann Rodríguez, se comunicó con los hermanos Llano y el lunes a primera hora tendrán una reunión para aclarar lo sucedido.

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La ceremonia

Quien tomó la palabra por parte de la Compañía de Jesús fue, precisamente, el provincial Hermann Rodríguez. “Nos reunimos hoy en este espacio sagrado donde estudió Luis Fernando Llano, donde inició esta tragedia y donde él mismo ha querido que la podamos cerrar”. Además de reconocer el dolor y la injusticia cometidas contra los hermanos durante los años 70 en el colegio, el padre Rodríguez aceptó, en nombre de la Compañía, los “fallos en su deber de protección y cuidado de los más vulnerables, los más pequeños” y reconoció “el daño físico, emocional y espiritual que han soportado”. Dijo, además, que Chavarriaga, debió “ser guardián de la fe y la moral, y no el victimario de toda una familia”.

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“Les expresamos el profundo pesar por el abuso perpetrado contra ustedes y la negligencia en la pronta atención de estos hechos. No hay palabras suficientes para expresar la magnitud de nuestro arrepentimiento por el daño irreparable que se ha causado”, agregó el provincial Rodríguez, quien aseguró públicamente que considera que la “Iglesia también debe brindar acciones concretas para reparar los horrores que sufrieron y evitar que vuelvan a suceder”. Por eso, agregó, “este acto de arrepentimiento es un compromiso con la reivindicación de sus derechos, a la verdad, justicia, reparación integral y garantías de no repetición”. Luego de las palabras del provincial, el turno fue para Luis Fernando Llano.

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“Estar hoy en el colegio tiene para mí y para mi familia un significado profundo. Es como cerrar un capítulo doloroso que por durante mucho tiempo se sintió inconcluso Un nudo en la garganta que hoy empieza a deshacerse”, arrancó su discurso. Recordó que Chavarriaga se acercó a su familia, que pasaba por una crisis económica y se ofreció a darle una beca a Luis Fernando. “Jamás imaginamos la sombra oscura que se escondía detrás de esa fachada de bondad. Aprovechando esa confianza, abusó de mí. Un acto que marcó mi vida para siempre, que sembró una semilla de terror y confusión en mi alma infantil”. Llano, incluso, explicó durante su discurso que los abusos a los que fue víctima ocurrieron en el colegio.

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“Recuerdo con una claridad dolorosa el momento posterior. Recibir la comunidad de su mano, la mano de mi agresor. Un sacramento de fe que se tiñó de oscuridad generando dudas y conflictos que me acompañaron durante años”, expresó Luis Fernando Llano durante su intervención, en la que aclaró que solo 37 años después se enteró que sus hermanas también habían sido víctimas de Chavarriaga. Ana Cristina, Martha Lucía, Sofía, María Inés, Luz Mónica, Ana Rosa. Todas ellas estuvieron en el acto de perdón y, en voz de su hermano, anunciaron la creación de la Fundación Llano, una organización que nace para atender a víctimas, como ellos, en donde habrá ayuda psicológica, emocional y legal.

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Por Jhoan Sebastian Cote

Comunicador social con énfasis en periodismo y producción radiofónica de la Pontificia Universidad Javeriana. Formación como periodista judicial, con habilidades en cultura, deportes e historia. Creador de pódcast, periodismo narrativo y actualidad noticiosa.@SebasCote95jcote@elespectador.com
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