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Este lunes se materializó la primera extradición de un colombiano a Estados Unidos por comercial y distribuir fentanilo. Dabinsson Niño Meyer, de 39 años de edad, tendrá que responder ante una corte distrital de ese país por los delitos de tráfico de drogas ilícitas, concierto para distribuir y posesión con la intención de distribuir fentanilo.
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El hombre fue capturado con fines de extradición en Acacias (Meta) el 22 de marzo de 2022. Según las investigaciones, esta persona y su organización, “serían los responsables de distribuir grandes cantidades de fentanilo, principalmente en los Estados de Pensilvania y Nueva York entre los años 2017 y 2019″.
De acuerdo con las autoridades, Niño Meyer era miembro de “una organización delictiva dedicada al tráfico de esta sustancia”. Igualmente, la organización estaba distribuida de tal manera, asegura la Policía, de tal manera que había “responsabilidades específicas como mantener, comercializar el fentanilo y distribuir las ganancias procedentes del mismo con los integrantes de la organización”.
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Aunque Niño Meyer es el primer colombiano requerido por Estados Unidos por pertenecer a una organización de tráfico ilícito de fentanilo, las autoridades aclaran que su actuar “fue en los Estados Unidos y no tiene ningún vínculo con Colombia”. Fuentes de la Policía le confirmaron a este diario que Niño regresó a Colombia tratando de ocultarse de la justicia estadounidense.
En ese país, el fentanilo mezclado con otras drogas ha sido el responsable de dos terceras partes de las muertes por sobredosis. Asimismo, aunque en Colombia ese panorama parece lejano, el director de la Policía, general William Salamanca, está empecinado en que sus uniformados se nutran de las experiencias de las autoridades estadounidenses con este opiáceo que es fabricado de manera clandestina por los carteles mexicanos de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación.
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El Espectador conoció de primera mano una investigación de inteligencia que busca establecer cómo es desviado el fármaco de clínicas, hospitales y laboratorios, que termina en manos de narcotraficantes. Los hombres de la inteligencia policial han determinado que en Medellín, Bogotá, Pereira, Pasto, entre otras, existen unas redes, por ahora bandas “novatas”, que extraen desde el interior de los centros clínicos las ampolletas que no fueron empleadas en procedimientos médicos.
“Por ejemplo, para la sedación de pacientes se reporta que se usaron 10 ampolletas, pero en realidad, solo fueron dos o cinco y el resto sale del hospital irregularmente. También hay funcionarios al interior de los hospitales que emiten fórmulas médicas que sirven como un supuesto soporte para que personas se acerquen a laboratorios o centros oncológicos y pidan, bajo cuerda, la venta de fentanilo”, dice la fuente policial consultada por este diario.
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