"Fui hostigado para declararme culpable": detenido por atentado a Escuela General Santander

Ricardo Carvajal reconoce que fue él quien, en una llamada telefónica, dijo que había puesto la bomba en la Escuela de Cadetes de la Policía. Señaló, sin embargo, que era una conversación con un amigo, y que se trató de un "comentario de mal gusto".

Redacción Judicial
24 de enero de 2019 - 05:57 p. m.
Ricardo Carvajal fue enviado a la cárcel el pasado sábado. / Archivo.
Ricardo Carvajal fue enviado a la cárcel el pasado sábado. / Archivo.

“No hago parte de ninguna organización ni nada parecido”. Así empieza la carta que, desde la cárcel la Picota, habría escrito Ricardo Carvajal, el primer detenido por el atentado a la Escuela de Cadetes General Santander el pasado 17 de enero, y que fue compartida en Twitter esta mañana por el excandidato presidencial y hoy senador, Gustavo Petro.

En la misiva, Carvajal escribió lo que habría hecho antes, durante y después del atentado, cuando fue detenido por las autoridades en su casa en la madrugada del viernes 18 de enero, en el sur de Bogotá. Cuenta que el miércoles estuvo con sus tres hijas y que, posteriormente, trasladó varios materiales de construcción, un trabajo que había acordado desde días atrás y por el que le pagaron $80.000. En la noche, dijo, se vio con una amiga, a quien identificó como Alejandra, quien se quedó en su casa.

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Al día siguiente, es decir, cuando ocurrió atentado contra la Escuela General Santander, relató que se despertó a las 8 de la mañana y se dirigió a una panadería para comprar el desayuno de sus hijas mayores (de 21 y 20 años), tal como una de ellas ya lo ha manifestado públicamente. “Esto quedó registrado en las cámaras de la panadería”. Con ellas estuvo hasta las 9:30 am, tiempo en el que le ayudaron a enviar unas hojas de vida.

A las 10:30 de la mañana, continúa la carta, recibió una llamada de un amigo, misma comunicación que fue presentada por la Fiscalía como prueba reina de que fue una de las personas que participó en el atentado. Carvajal no negó que la voz de la grabación fuera la suya, pero aseguró que se trató de una broma, después de ver la información del atentado en medios de comunicación.

“A él le tenían chuzado el teléfono, no sé el motivo. Me dice ‘¿qué (está) haciendo?’ y le respondo ‘pusimos la bomba en la General Santander, esto está caliente, voy a guardarme. ¿Qué hay qué hacer? No tengo señal, estoy en los Laches’. Yo hice este comentario de mal gusto, pues a esa hora ya había pasado la explosión y esa noticia (estaba) en todos los medios de comunicación”.

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El viernes en la madrugada cuenta que llegó la Policía a su casa. “Al abrir, me apuntaron con sus armas, me tiraron al piso y me pidieron el celular (…) me sacaron al patio de la casa, me leyeron mis derechos y la razón de mi detención, mientras revolcaban todo como locos, registrando la casa. De mi habitación tomaron dos USB con música y un PDF del curso de Bomberos Voluntarios de Bogotá y un manual del Ejército de Colombia, el cual tenía desde hacía como ocho años, pues un primo prestó servicio militar”. La Fiscalía dijo que ese era un "manual del combatiente" relacionado con la guerrilla.

Hasta el sábado, escribió Carvajal, fue la audiencia de imputación de cargos por la que fue llevado a Paloquemao en horas de la mañana. A las 6 de la mañana se reunió con los abogados públicos que le otorgó el Estado y con una de sus hijas. “La fiscal del caso presentó las pruebas en mi contra: la llamada y, para mi sorpresa, dijo que la señora y el hijo del dueño de la bodega dicen que me reconocen como el que ayudó a bajar las canecas a la bodega el 13 de diciembre y que yo pagué el arriendo de dicha bodega (…) nunca he tenido contacto con dichas personas ni tampoco he visitado dicho lugar ni ese barrio”.

Pero, además de no reconocer la acusación, Carvajal aseveró en el documento que “durante toda la audiencia fui hostigado a declararme culpable”. Primero, fue un hombre quien le habría dicho, durante la audiencia, “hermano, yo soy el duro de esto; le doy mi palabra de que le doy beneficios” y luego, una mujer que lo abordó cuando se acabó el proceso: “Una señora con un abrigo muy fino se acerca y me dice que lo pensara, que yo no tenía rebaja ni beneficio de garantías, pero que no dejara a mis hijas solas, que pensara en ella”. Aun así, dijo que no aceptó tal oferta y que, desde el domingo, está en La Picota.

(Contexto: Ricardo Andrés Carvajal, sospechoso del atentado en Bogotá, fue enviado a la cárcel).

La carta se conoce un día después de que el fiscal general de la Nación, Néstor Humberto Martínez, durante una rueda de prensa, asegurara sobre la detención de Carvajal: “Jamás las autoridades hemos dicho que el señor Ricardo Carvajal estuvo en la Escuela de Cadetes General Santander. Lo que ha permitido que un juez de garantías haya proferido una medida de aseguramiento contra él es que, en la comunicación telefónica, obtenida de manera lícita, reconoció su participación en grado de coautoría en el acto terrorista”.

Por Redacción Judicial

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