En la tarde de este miércoles 19 de febrero, el presidente Gustavo Petro anunció que el general Pedro Arnulfo Sánchez Suárez, oficial activo de la Fuerza Aeroespacial Colombiana, será el nuevo ministro de Defensa. Llegará al cargo en reemplazo de Iván Velásquez, quien estuvo al frente de esa cartera desde el inicio de este gobierno y presentó su renuncia irrevocable luego del polémico consejo de ministros del pasado 4 de febrero. El general Sánchez recibe un despacho en el que aún está pendiente el cumplimiento 146 de los 195 compromisos sobre seguridad y defensa hechos por el Gobierno. Sumado a una difícil situación de orden público con zonas críticas como el Catatumbo (Norte de Santander), Cauca y Chocó.
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“Vamos a tener un nuevo ministro de Defensa (...), porque Iván Velásquez, que desarrolló una muy importante labor moralizadora, se retira. Lo que he pensado, y espero no equivocarme, es que el ministro de Defensa sea un general de la República y que tenga que ver muchísimo con la vida”, dijo el presidente Petro durante la cumbre de gobernadores que se desarrolla por estos días en Villa de Leyva (Boyacá). A renglón seguido, dio a conocer el nombre del general Sánchez, de 52 años de edad, y quien había sido nombrado el pasado 16 de enero como jefe de seguridad del Presidente y su familia. El oficial ganó reconocimiento por haber liderado la Operación Esperanza, en la que fueron rescatados los hermanos Mucutuy, que duraron 40 días perdidos en las selvas de la Amazonía, tras haber sufrido un accidente aéreo en mayo de ese 2023.
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¿Quién es el general Pedro Sánchez?
El brigadier general tiene una importante formación académica y ha ocupado diversos cargos dentro de la Fuerza Aeroespacial. Estudió Administración de Empresas en la Escuela de Administración de Negocios (Universidad EAN) y es especialista en Seguridad y Defensa Nacional de la Escuela Superior de Guerra. Además, tiene una maestría en Pensamiento Estratégico y Prospectiva, de la Universidad Externado de Colombia, y otra en Estudios Estratégicos de la Air University de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos. Entre las distinciones que ha recibido se destacan la Medalla Al Valor, la Cruz de la Fuerza Aérea al Mérito Aeronáutico en categoría Comendador y la Orden del Mérito Militar “Antonio Nariño”.
El brigadier general Sánchez comandó varios comandos aéreos, entre ellos el de Melgar y Rionegro, y estuvo al frente del Comando Conjunto de Operaciones Especiales de las Fuerzas Militares, donde tenía a su cargo a 4.000 hombres especializados en el desarrollo de operaciones de alto riesgo. Su designación como ministro de Defensa, siendo un oficial activo de las Fuerzas Militares, tomó por sorpresa incluso a personas del interior de esa cartera. Desde 1991 un militar no ocupaba ese cargo. El último en ostentarlo fue el general (r) Óscar Botero Restrepo, quien fue ministro durante los gobiernos de Virgilio Barco y César Gaviria. Pero además, porque, de asumir el cargo estando activo, habría un “remezón” en las Fuerzas Militares que obligarían al retiro a más de 30 altos oficiales que están por debajo de él en la cadena mando.
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¿Cuáles son los retos para el general Pedro Sánchez?
Sin embargo, ese escenario todavía es incierto, pues la salida es fácil: Sánchez podría asumir el cargo retirándose de su puesto y posesionándose, no como militar, sino como civil. Más allá de esa polémica, con su formación y experiencia, sumadas a más de 6.800 horas de vuelo en helicóptero, el brigadier general Sánchez tendrá que dirigir la política de paz y seguridad de un país en guerra. Tendrá retos importantes en cuanto al cumplimiento de los objetivos trazados por el gobierno Petro, como el fortalecimiento de las competencias de las Fuerzas Militares y de la Policía. Así lo reconoció el propio Iván Velásquez, ahora exministro de Defensa, durante la entrega de su informe de gestión en la mañana del 19 de febrero.
“Los compromisos que afirmó el presidente en el consejo de ministros como cumplidos e incumplidos son ofrecimientos, intenciones y propuestas que hace en espacios públicos para desarrollar planes y proyectos en beneficio de las comunidades”, dijo Velásquez. De esa lista de tareas pendientes destacó “el fortalecimiento de las capacidades”, especialmente de la Infantería de Marina para el control de los ríos, que por dificultades como falta de recursos y problemas de accesibilidad a los territorios, ha quedado un poco de lado en las prioridades de defensa. Para ello, según Velásquez, lo que se requiere es “un mayor presupuesto para lograr el cubrimiento total en el control fluvial”.
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Lo anterior está vinculado de forma directa al “control efectivo del territorio” que es uno de los puntos “flojos” que el exministro reconoció y sobre los cuales han sido insistentes los gobernadores del Cauca y Chocó, donde se viven fuertes escaladas de violencia por la presencia y acción de grupos armados y delincuenciales. “No necesitamos que haya un soldado o un policía cada 100 metros, porque es imposible”, dijo Velásquez. Agregó que en los territorios, especialmente donde hay una dinámica activa del tráfico de drogas y el desarrollo de otras actividades ilícitas, se necesitan mejores dispositivos de seguridad, un número de hombres suficientes y desarrollo de herramientas tecnológicas para replegar acciones criminales.
El exministro hizo referencia al incremento de prácticas sofisticadas para atacar a civiles y militares, como el uso de drones por parte de las disidencias de las Farc, que viene en incremento. “Esa la única garantía de seguridad para la población”, señaló Velásquez. Esos retos que asumirá el general Sánchez se dan en un contexto de difíciles condiciones de seguridad. Amanera de ejemplo: un paro armado en Chocó, que desde antes de que empezara ya dejaba más de 3.500 desplazados y 2.000 personas confinadas; una operación militar en el Cauca que en más de cuatro meses no ha dado los resultados esperados en cuanto a control territorial; y una crisis humanitaria en el Catatumbo, por la que se han desplazado más de 50.000 ciudadanos.
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Además de 11 departamentos bajo alerta de la Defensoría del Pueblo por presencia y enfrentamientos entre grupos ilegales y un puñado de organizaciones criminales, entre las cuales lleva la delantera el Clan del Golfo, con 7.000 hombres en armas, sembrando el terror en todos los sitios de los que se apoderan. El reto para el general Sánchez no es menor. Acostumbrado a liderar operaciones como la de Esperanza, ahora su misión está en el terreno de una designación en el Ejecutivo. Falta ver si renuncia a sus credenciales como alto oficial castrense y asume el cargo como civil. De lo contrario, el remezón en las fuerzas armadas sería histórico. Desde ya se siente la molestia en lo más alto de la cúpula militar.
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